16 de julio de 2018

La misteriosa Señora K

Maritza Espinoza

Vamos, parece que los astros se la tienen jurada a la pobre Keiko Fujimori. Ni bien termina de alisarse el trajecito sastre después de la última golpiza política y, zuácate, le cae otro chaparrón que vuelve a echar por tierra sus cada vez más raquíticas posibilidades de llegar con algún éxito (es decir, éxito del firme, limpio, sin triquiñuelas) al 2021.

Por eso, ni bien se comenzaba a recuperar de los estragos que causó a su imagen la vendetta que ejerció sobre su hermanito menor (dicen que al punto de haberle robado el cariño del papi que, aterrado de volver a la cárcel, habría decidido aliarse con ella y su mototaxi, y dejar a su Benjamín tirando cintura), saltan como canchita de cine los audios que revelan la inmensa podredumbre del sistema de justicia y, como fresita en la torta, el audio en el que se escucha al indescriptible juez Hinostroza Pariachi con un interlocutor ene ene hablando de la Señora K, la de la fuerza número uno.

Las especulaciones saltaron de inmediato. ¿Quién era la misteriosa Señora K que había visitado a Hinostroza en su casa y que necesitaba con tanta urgencia reunirse con el tremendo juez que ha puesto patas arriba al país con las revelaciones de sus trapisondas?

Obvio, la primera opción, aquella que a todo el mundo le parecía más convincente era que la Señora K era… Kim Kardashian. ¿Quién más que la señora de Kanye West podría tener interés en visitar al encantador juez Hinostroza Pariachi en su casa? ¿Acaso no es mundialmente célebre el atractivo de los cholón boys entre las gringas? De allí se entiende que, por purito sentido de la caballerosidad, Hinostroza se haya negado en redondo a revelar el nombre de su misteriosa visitante. ¿Acaso no es una ley de la galantería universal que asegura que “los caballeros no tienen memoria”?

Bueno, cuando ya todos nos ilusionábamos con encontrarnos un día con una de las Kardashian haciendo shopping en el Minka del Callao (donde despachaba el hoy defenestrado don César Hinostroza), Keiko Fujimori, que para aguafiestas no le gana nadie, decide lanzar un tuit: "#ParaEvitarSuspicacias. Sobre el audio de Panorama en el que se habla de "La Señora", de "K" o de "La Fuerza N°1" dejo claro que desconozco tal coordinación y que #NoExistióReunión".

¿Y? ¿Qué nos importa? ¿A ti quién te ha llamado, mamita? Pero, claro, desde ese momento, los ojos se desviaron hacia la doña. ¿Por qué tenía tanto interés en poner una curita si no había ningún chupo a la vista? Por supuesto, se puso solita la soga al cuello y, desde ese momento, a nadie le cupo duda que la Señora K era ella, sobre todo cuando luego los medios revelaron que, justamente, en el fuero del tremendo juez estaba el recurso de casación presentado por Keiko y su esposo, Mark, por el presunto lavado de fondos a través de los millonarios cócteles de Fuerza Popular.

De pronto, como para reafirmar que K es la dueña del Mototaxi, salieron sus defensores a desmentir lo evidente y hasta una igualadísima Karina Beteta se atrevió a decir que, sí pues, la Señora K podía ser ella. ¿Juaaaaat? ¡Qué falta de respeto con su lideresa, oiga usted!

Bueno, en resumen, otra vez Keiko Fujimori enfrenta una avalancha de acusaciones y demuestra que ella sabe arreglárselas para siempre estar donde las papas queman, las manzanas se pudren y los chupos se infectan. Ahora, diga lo que diga, la chapa de Señora K la perseguirá allá por donde vaya, como se demostró en la marcha anticorrupción del miércoles, cuando muchísimas pancartas llevaban ese apodo sobre su retrato.

Pero, como dice el dicho, si del cielo te caen limones, aprende a hacer limonada: no sería mala idea que, para su campaña hacia el 2021 (si su 17% de popularidad lo permite) vaya haciéndose cartelones enormes con su foto que digan: ¡Soy la señora K…. ¿Y ké? Total, si algo tiene éxito en nuestro país en la conchudez.

Ahora, diga lo que diga, la chapa de Señora K la perseguirá allá por donde vaya, como se demostró en la marcha anticorrupción del miércoles, cuando muchísimas pancartas llevaban ese apodo sobre su retrato”.

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