22 de marzo de 2008

El alto precio de la nada

Juan Cuquerella S.J. Director nacional Fe y Alegría

En la conciencia de todos queda el amargo sabor del resultado de la prueba de selección para el nombramiento y la contratación de docentes tomada el 9 de marzo a más de 183.000 docentes en todo el país. Pero creo que no tenemos conciencia de lo caro que nos está costando esta difundida prueba.

Porque el alto costo de este examen no está en la logística para su distribución en secreto ni en los gastos de consultoría de los sesudos profesionales que la diseñaron. No, todos estos gastos no los conozco y supongo que se habrán hecho bajo todas las normativas de austeridad vigentes y me parecen componentes adecuados de una prueba de tal magnitud.

Sin embargo, esta prueba hasta ahora nos ha costado que 45.000 profesores necesarios para atender a más de 1'350.000 alumnos no hayan estado a partir del 3 marzo en sus aulas porque no se los contrató ni se los nombró. Eso lo pagan los alumnos por supuesto, lo pagan con su futuro, con sus posibilidades, con su felicidad.

¿Cuántos futuros felices nos han costado los catárticos y depresivos titulares de estos días? En estas semanas, el aparato público sigue dando vueltas a la cuadratura del círculo de cómo conseguir, para ayer, tener en nuestras aulas profesores de nivel de Suiza.

Nuestros niños exigen y necesitan los mejores profesores que podamos ofrecerles ahora y esos sí los tenemos. Tan difícil es que la comunidad educativa se organice y los elija de entre aquellos que ella conoce y ve desempeñarse día a día y año a año.

¿Por otro lado, cuánto vale la motivación de la joven maestra de una escuela unitaria que ha aguantado de marzo a diciembre del 2007, que recién cobró desde junio y que este año esta yendo a la escuela desde el 3 de marzo porque le gusta ser maestra, porque cree en lo que está haciendo y porque necesita los 1.000 soles mensuales para sacar adelante a su bebe?

¿Cuánto nos está costando, a todos los peruanos, decirle a esta maestra y a los miles y miles de maestros y maestras como ella, que no sirven, maltratarla, llevarla de una lista a la otra, de una cabina de Internet a otra, entre varios centros educativos a otro, para que demuestre ante el país que no sirve, que la nación la engañó cuando le dio un título de docente? Porque así lo demuestra una prueba incapaz de medir cuánto puede uno encariñarse con unas caritas chaposas en un aula de adobe y techo de ichu.

A los padres de familia la prueba los ha despojado de su tesoro mejor guardado: su fe en la escuela y en las universidades para que sus hijos sean profesionales. ¿Con qué ilusión los padres de familia van a participar activamente en sus escuelas con unos maestros descalificados? ¿Cuántas familias van a quitarse el pan de la mesa familiar para que sus hijos sean profesionales embaucados?

La verdad que para poner en su sitio al sindicato nos parece un método un poco extremo el cambiar la percepción colectiva de "al maestro con cariño" por la actual "al maestro duro y parejo", aunque es verdad que muerto el perro se acabó la rabia. Realmente creo que hemos pagado muy caro, para nada.

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