Jerónimo Centurión
Los fujimoristas contraatacaron y lo hicieron desempolvando el conservadurismo, machismo y respeto mínimo hacia las mujeres que los caracterizó durante su lamentable y corrupto gobierno. Cómo si no hubiesen aprendido nada del escándalo que generaron las esterilizaciones forzadas que defendieron, el lunes volvieron a la carga.
El escenario: la Comisión de la Mujer, presidida por la fujimorista Aurelia Tan. Tan lista ella, aprovechó el escaso quórum esa mañana gris en el Congreso y propuso votar dos propuestas que vulnerarían gravemente los derechos de la mujer.
“El concebido es sujeto de derecho en todo cuanto le favorece y goza de protección especial y privilegiada”, sentencia el artículo 4 del Código del Niño y el Adolescente. Los fujimoristas, conservadores y fanáticos religiosos, no estaban en la comisión del Parlamento representando a sus votantes, no estaban pensando en la implicancia de aquella ley, estaban cumpliendo una consigna conservadora que probablemente los supere a nivel de comprensión.
La opresión contra los derechos de la mujer es una fuerza muy bien organizada a nivel mundial. Me consta personalmente el estigma que existe a nivel latinoamericano al respecto.
Pero, volvamos al punto y a la norma aprobada. ¿Qué significa o qué implica realmente que, en medio de este otoño incierto, se incluya y apruebe un texto que otorga al “concebido, protección especial y privilegiada”. ¿Por qué, de repente, los fujimoristas liderados por Tan se preocupan por el bendito “concebido”? Sabemos que en política no hay coincidencias, pero con los fujimoristas hay que estar dos, tres veces más atentos. Ellos no dan puntada sin hilo jamás y esta vez no fue la excepción.
El grupo encabezado por Tan apuntó a dejar sin piso la campaña nacional de recolección de firmas para legalizar el aborto por violación. La campaña ha logrado prender en buena parte de la población del Perú y ya estaría a punto de contar con las firmas necesarias para introducir en el Parlamento esta iniciativa ciudadana.
La campaña, integrada por organizaciones feministas, de derechos humanos, universitarios y colectivos ciudadanos apunta a algo tan esencial al ser humano como es el derecho a decidir.
La campaña, que apoyo y conozco, no pretende promover el aborto, nada más lejano a eso. Lo que busca, claramente, es generar un espacio de respeto ante una mujer que ha sido víctima de un crimen atroz como es el ser violada. Ese respeto se traduce en la libertad que debe gozar esa mujer para tomar la decisión que desee.
Perú tiene una de las tazas de violaciones más altas de todo Latinoamérica y son las adolescentes de menos recursos las principales víctimas. El proyecto de ley de Tan y sus colegas fujimoristas pretende obligar a estas adolescentes a tener el hijo de su violador. Así de simple y crudo.
Y esa misma tarde fría, el grupo de anaranjados parlamentarios, entre los que se encontraba un fanático evangelista como Rosas, aprovechó la falta de quórum para aprobar otra norma nefasta: impedir que los adolescentes reciban información de parte del Estado referida a temas de educación sexual. El artículo 26 del Código del Niño y el Adolescente promovido por los fujimoristas considera que es responsabilidad exclusiva de los padres educar a sus hijos en estas materias. Lo que estos irresponsables congresistas se niegan a entender es que un adolescente, nos guste o no, es un ser libre y tiene derecho a informarse y es deber del Estado proveerle de información, sobre todo en un campo como el de la educación sexual. Más aún, cuando existen regiones del Perú, como Iquitos, donde el embarazo adolescente supera el 30%. Nadie le resta responsabilidad a los padres, por supuesto, pero eso no debería llevar al Estado a darle la espalda a los adolescentes. Menos en el Perú de hoy.
http://diario16.pe/columnista/
No hay comentarios:
Publicar un comentario