31 de julio de 2014

El dilema entre combatir el cáncer o la pobreza



La enfermedad mató a más de 8,2 millones de personas en todo el mundo sólo en 2012. La mayoría de ellas eran pobres.

La lavandera Maria do Carmo Santos vive en Recife, en el nordeste de Brasil. A sus 55 años tiene dos deseos: participar en un programa de televisión que ayuda a personas como ella a renovar su casa; y encontrar un gran amor. Son los dos sueños que alimenta desde que se curó de un cáncer en la mama izquierda.

Hace exactamente 10 años le extrajeron un tumor de 5 cm y se sometió a 34 sesiones de radioterapia. Hizo todo el tratamiento en los hospitales públicos. Afortunadamente, pudo contar con la ayuda de sus vecinos para cuidarse y tener de qué vivir. "No sé qué hubiera sido de mí sin la gente del barrio", recuerda.

La historia de Carminha – como es conocida por todos - revela varios aspectos de la lucha contra el cáncer, especialmente en países en desarrollo como Brasil. Según el Banco Mundial, si no se toma una acción global para hacer frente a la enfermedad, en 2030 la incidencia del cáncer aumentará un 70% en los países de ingresos medios (donde se incluye Brasil) y un 82% en los países más pobres.

La tendencia al alza es evidente en las cifras más recientes de la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC), de la Organización Mundial de la Salud (OMS). La enfermedad mató a 8,2 millones en 2012. Un informe publicado a finales del año pasado, mostró un aumento del 8% en comparación con un estudio realizado en 2008.

La IARC también observó un aumento del 20% en la incidencia y del 14% en la mortalidad por cáncer de mama en los cuatro años transcurridos entre las dos encuestas. Sólo en 2012, en todo el mundo, 522.000 mujeres perdieron esta batalla, incluyendo 16.412 brasileñas.


Tal expansión en los países en desarrollo se debe a dos factores. “En parte, a un cambio en el estilo de vida, y en parte porque los avances clínicos en la lucha contra la enfermedad no están llegando a las mujeres que viven en estos países", dijo David Forman, director Departamento de Información sobre el Cáncer de la IARC, en el momento de la difusión de la investigación.


Momento de transición


​Este análisis es válido incluso en Brasil, que actualmente vive un momento que los expertos llaman la transición epidemiológica.
Banco Mundial.

​Antes predominaban las enfermedades infecciosas, como el cáncer del cuello uterino, causado por el virus del papiloma. Hoy en día, apenas ocupa el primer lugar sólo en el Norte, una de las regiones más pobres del país. En las restantes - en su mayoría del sur y el sudeste, las zonas más ricas - predomina el cáncer de mama, que no solamente es atribuible a la genética, sino también a factores como la obesidad y el tabaquismo. Es decir, al estilo de vida.


Otra diferencia entre los ricos y los pobres brasileños está en el acceso a la prevención, el diagnóstico y el tratamiento en el momento oportuno. Entre las brasileñas con solo un año de escolaridad, por ejemplo, sólo el 38% se había hecho una mamografía al menos una vez en la vida. Fue así como Carminha se descubrió el cáncer cuando ya se encontraba en una etapa avanzada.

El porcentaje de mujeres que se han hecho mamografías al menos una vez se eleva al 70% entre las que habían estudiado durante 15 años o más. Los datos proceden del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).

Otro ejemplo: "Sólo el 60% de la población tiene acceso completo a la radioterapia", dice el director del Instituto Nacional del Cáncer (INCA), Luiz Antonio Santini. "El país está trabajando para ampliar este servicio al público e incorporar el tratamiento y medicamentos modernos contra el cáncer de mama, pero todavía necesita más inversiones", añade. El presupuesto público para la asistencia se cuadruplicó desde 2003, llegando a US$2100 millones en 2012.

Las deudas del cáncer

También atenta contra los pacientes con cáncer el hecho de que la enfermedad perpetúa el ciclo de la pobreza. "Los más pobres tienden a tener más difícil el acceso a la atención adecuada en el momento oportuno; y en el caso del cáncer, el tiempo es fundamental para aumentar la supervivencia", explica David Oliveira de Souza, especialista en salud del Banco Mundial.​

"Dependiendo del momento de la enfermedad, los pacientes pueden estar impedidos de trabajar, y, posiblemente, algunos familiares también dejarán sus puestos de trabajo para ayudar a cuidarlos. En muchos casos los ingresos disminuyen, empeorando las condiciones de vida de estas familias", añade.

Carminha, la lavandera de Recife, lo vivió en carne propia. Estuvo completamente inmóvil durante el tratamiento y después de la remisión, se recuperó poco a poco. "Hoy en día, sigo lavando ropa, porque es un trabajo que yo sé y puedo hacer", dice. Para complementar sus ingresos, vende jabón para la ropa y otros productos de limpieza.

Fue esta relación con el ciclo de la pobreza que el tema de cáncer atrajo la atención del Banco Mundial, que recientemente comenzó a financiar proyectos en Brasil y algunas investigaciones en el área.

El objetivo es entender mejor las dificultades que enfrentan los pacientes más pobres y ampliar la red de prevención, diagnóstico y tratamiento.


http://www.bancomundial.org/es/news/feature/2014/07/22/salud-relacion-cancer-pobreza-brasil

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