26 de enero de 2017

Perú: El jefe de las ratas es él

César Lévano

Alan García, cómodamente refugiado en España, ha dicho por twitter: “Muy bien la Fiscalía de la Nación. A la cárcel, Ratas como esas ensucian grandes obras que sirven al pueblo”.

Es la segunda vez que califica de ratas a apristas vinculados con negocios turbios. La anterior vez empleó el término para definir a sus compañeros y amigotes empeñados en una concesión petrolera tramposa que iba a rendir millones a los mafiosos. La revelación del fraude frustró el negocio de las ratas. Jorge del Castillo tuvo que renunciar a su cargo de presidente del Consejo de Ministros.

García nunca aclaró si Del Castillo formaba parte del equipo de roedores. En esa época Del Castillo aspiraba a ser el candidato del Apra en las elecciones venideras. Estaba construyendo para eso una red financiera y mediática. Lo cierto es que el Apra, gracias a su aparato judicial y policial, borró pruebas y evitó que el nido de ratas completo quedara al descubierto.

El exministro Fernando Olivera expresó ayer en el programa No hay derecho de Ideeleradio que el jefe de la banda es Alan García, pero que este se protege con un manto judicial que siempre lo encubre. Ahora, con un Congreso dominado por la alianza aprofujimorista, esa impunidad puede funcionar otra vez.

“Los grandes corruptos confían en esta justicia” expuso Olivera, “es una justicia que prácticamente ellos controlan, es una justicia que, cuando ha habido cuentas en el pasado, por ejemplo, la que se detectó a Agustín Mantilla con 6 millones de dólares, no hubo fuerza ni autoridad capaz de lograr que se hiciera el seguimiento de la ruta del dinero de la cuenta de Agustín Mantilla nos cansamos de exigirlo y no lo hizo el Poder Judicial”.

No obstante, con el carácter internacional que ha adquirido el caso de Odebrecht y otras empresas brasileñas, eso no es tan seguro. Quizá porque lo sabe, García se ha mudado a España. Tal vez está eliminando huellas de su fortuna millonaria en dólares y euros que, según ha señalado, lo habían llevado a proyectar la creación de un banco madrileño.

Olivera puso el dedo en la llaga al precisar que las culpas y los beneficios de Odebrecht fueron compartidos con sus socios de Graña y Montero. Ellos disfrutaron del engaño y la sobrevaloración. Deben pagar, mejor dicho, devolver.

Entretanto, el enredo es tan amplio que ha convertido en Cantinflas a muchos políticos. Mauricio Mulder me hizo recordar al artista que explicó: “Para ser buen patriota hacen falta tres cosas: la primera, la segunda y la tercera”.

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