15 de mayo de 2018

¿Un bebé de 42 años?

Humberto Campodónico

En el Perú existe una especie de consenso para que la oferta y la demanda determinen todos los precios de la economía, lo que se asienta en la “memoria histórica reciente”. Basta recordar a Juan Velasco y la hiperinflación de Alan García para conocer los basamentos de dicho pregón.

Ay de aquel que se atreva a proponer alguna política de impulso a un determinado sector, como lo hizo, por ejemplo, el ex Ministro Piero Ghezzi con la diversificación productiva.

Pero no sucede lo mismo con la Ley 27360 –promulgada en la agonía de Fujimori, noviembre del 2000, con José Chlimper de Ministro– que otorga beneficios excepcionales a las empresas agroindustriales: pago del 15% (y no del 30%) por impuesto a la renta y régimen laboral excepcional: contratos por tiempo indeterminado, vacaciones de 15 días, CTS y “gratis” incluidas dentro del jornal, que es inferior al salario mínimo. 

Es el enfoque de la “industria naciente”: algunas actividades pueden tener un régimen especial hasta que “sean grandecitos” y puedan defenderse solos. Debió haber acabado en el 2005, pero se alargó hasta el 2021. Y ahora se le quiere alargar hasta el 2042 (Semana Económica, 04/05/2018). Nuestro bebé, que hoy tiene 18 años, tendría entonces 42 años. Y seguiría con la teta.

Cierto. La ley 27360 dio lugar a ingentes inversiones y a un boom exportador (también ayudado por las ventas del Estado “a precio de huevo” de las tierras de las irrigaciones), así como a la creación de varias decenas de miles de empleos.

La cuestión es: ¿cuándo se gradúan? Ojo, no se trata de abolir la ley, sino de saber quiénes ya no deben tener bastón. En el 2017, Camposol, Virú, Danper Trujillo y Drokasa exportaron 243, 167, 151 y 107 millones de dólares. ¿Y las azucareras, como Cartavio, del Grupo Gloria, que también se acogen a la 27360, sin ser “no tradicionales”, siguen ahí? En el 2017, debido a la 27360, según el MEF, se pagaron 250 millones de impuesto a la renta, en lugar de 500 millones.

Eso de que hay “un solo juego de reglas para todos” está perforado acá desde hace tiempo (no solo en este caso). En el discurso, los ortodoxos hacen como que el mercado es el mejor asignador de recursos. Pero en la vida real, la conveniencia los hace heterodoxos totales. Ahora que Vizcarra y Villanueva impregnan al gobierno de pragmatismo, sería bueno que le echen el ojo a estas exoneraciones para ver cuáles quedan, antes que el bebé cumpla 42 años.

No hay comentarios: