20 de noviembre de 2018

Chanchos nocturnos que vuelan

Augusto Álvarez Rodrich

El sábado en la noche, mientras Roger Waters realizaba un histórico concierto en Lima cargado –como siempre– de mensajes políticos por los derechos humanos y contra la corrupción, y hacía volar un gran chancho con el lema de que, lamentablemente, estos animales gobiernan el mundo, otro lo demostraba con una treta para volver a eludir a la justicia. 

Luego de poner los biombos para el escape diciendo que “otros se corren, yo no” y que “para mí no es un castigo permanecer 18 meses en mi país”, y mientras Waters reclamaba a la audiencia ‘resist kleptocracies’, Alan García ingresaba a la embajada de Uruguay para pedir un asilo con una carta al presidente de ese país que la puede leer hoy en La República y que constituye  un himno a la pendejada porque ni un imbécil –como le gusta decir al prófugo– podría aceptar que hay persecución política en el Perú.

Lo que hay es políticos procesados por una justicia que quiere dejar de estar comprometida con la política, especialmente con el fujiaprismo.

Como García, que ahora pretende huir porque está asustado por la información que llega desde Brasil y por la que ofrecerá el ex viceministro de su gobierno Jorge Cuba cuando lo dejen, lo que podría llevar a la confirmación de lo que la inmensa mayoría de los peruanos cree: que es uno de los políticos más corruptos del Perú.

Pero eso debe ser demostrado, si se reúnen las evidencias suficientes, en un juicio imparcial y riguroso, que es lo que Alan García quiere eludir.

Sería una vergüenza que Uruguay le otorgara el asilo pedido por Alan García en el contexto en que, en cada cumbre, los presidentes se llenan la boca de proclamas y firman papeles por un compromiso anticorrupción.

Y sería una vergüenza para el Apra que este partido se siga suicidando al poner a su dirigencia principal a dar pena con la defensa de alguien acusado de corrupto con indicios sólidos, y que quiere dársela de Víctor Raúl Haya de la Torre cuando su trayectoria está más cerca de la de Carlos Langberg, y que ahora, simplemente, está enterrando su carrera política.

Tiene razón Roger Waters. En el Perú, los chanchos corruptos también vuelan un sábado en la noche.

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