8 de mayo de 2023

Perú: Magnet quiere pasar piola

Ronald Gamarra

El nombramiento de la señora Magnet Márquez como ministra de Educación confirma que el gobierno de Dina Boluarte tiene un poder muy limitado en dicho sector. El Ministerio de Educación es con toda evidencia parte de la cuota de dominio asignada a la ultraderecha en la administración actual, como se puso en evidencia con la gestión del lenguaraz y facha Óscar Becerra, quien se dedicó con ahínco a destruir los avances de la rama educativa para sustituirlos por los intereses creados del conservadurismo ultra que apuntala a la presidenta Boluarte en el Congreso.

Becerra debe haber sido de los halcones que presionaban por aplicar una política de “mano dura” en el gobierno, del cual era miembro conspicuo, contra las manifestaciones de protesta en la región sur del país entre los meses de diciembre y marzo. La política de disparar al cuerpo con armas y munición de guerra. Lo denuncian sus propias palabras. Fue uno de los ministros más exaltados e iracundos ante la avanzada popular, llegando al extremo de insultar a las madres aimaras que habían ganado las calles, comparándolas con animales, señalando que ellas estaban por debajo de estos. No lo olvidemos.

Recientemente, el mismo Becerra, envanecido y creyéndose ya intocable, se fue de boca y proclamó que en nuestro país hay que aplicar la pena de muerte. ¿Pena de muerte? Pues eso es lo que, en los hechos, sin necesidad de reforma normativa alguna, hizo el gobierno entre diciembre y marzo, quitándoles la vida a 50 personas en la represión de las manifestaciones. Becerra quiere formalizar eso, sacando a nuestro país de ese “adefesio” que, según él, es la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Cuando se investiguen las responsabilidades por esa represión, Becerra tendrá mucho que explicar (como Boluarte, Otárola y los matadores directos). El pez por la boca muere.

Sus becerradas le costaron el puesto, pero Dina Boluarte ha tenido mucho cuidado de no provocar a la ultraderecha nombrando como sustituto a alguien de la misma línea y camada de Becerra. La nueva titular del ministerio, Magnet Márquez, fue la viceministra de gestión institucional de Becerra, su mano derecha. Ambos provienen, además, de la misma cantera apristona: la universidad San Martín de Porres, donde trabajan bajo la batuta de José Antonio Chang, el inamovible ministro de Educación del gobierno de Alan García.

La ultraderecha puede estar tranquila: Boluarte y Otárola no alteran ni cuestionan su dominio en el sector que le han entregado como coto cerrado. No era así en la mañana del domingo, cuando la desconfianza cundió en sus filas. El congresista Cavero puso: “Pésima decisión de cambiar en este momento al Ministro de Educación”. El congresista Muñante fue más allá y tuiteó: “Craso error cambiar al ministro de Educación, de los pocos que la tenían bastante clara”, y a la vez deslizaba que el cambio le “pasará más de una factura al ejecutivo”. Toda una amenaza formal de represalias.

Por su parte, el alcalde de la flagelación y del cilicio, Rafael López Aliaga, que nunca recuerda que debe trabajar por Lima y cumplir sus promesas electorales, retuiteó a “Expreso”: “Óscar Becerra: el Perú critica destitución del ministro de Educación”. Así como suena, todo el Perú, nada menos. Los conservas no las tenían todas consigo, desconfiaban de lo que pudiera ocurrir. Sin embargo, una vez juramentada Magnet Márquez como ministra, no volvieron a chistar. Están muy contentos y conformes con la nueva titular del sector. Y vaya que tienen harto fundamento para ello.

Años antes de trabajar con Becerra, Magnet Márquez fue mano derecha del ministro José Antonio Chang, ministro engreído de Alan García. En aquella época, Márquez desempeñó con puño de hierro el cargo de jefa de personal del Ministerio de Educación. Funcionarios de aquella época la recuerdan como el martillo de la corriente dura que copaba el ministerio con militantes del partido aprista y la ultraderecha. Particularmente señalan que el mismo día en que Chang dejaba el ministerio procedió a nombrar a decenas y decenas de burócratas apristas, asegurando que se atornillaran al puesto.

Márquez también fue funcionaria de la Agencia Peruana de Cooperación Internacional (APCI). Según Epicentro TV, la entidad “le abrió proceso sancionador en 2017 por la contratación de una empresa que debía brindar un paquete de talleres para los hijos de los trabajadores. APCI pagó por los talleres, pero ni los responsables administrativos, ni la empresa que supuestamente los realizó, pudieron demostrar que estos se hubieran llevado a cabo. APCI abrió procedimiento administrativo disciplinario contra la actual ministra de Educación y otros funcionarios, pero el caso prescribió en 2018”.

No se sabe, al momento de cerrar este artículo, si el rochoso y jugador ministro de Justicia Daniel Maurate ya habrá renunciado o habrá sido destituido. Es probable que siga en su puesto contra todo cuestionamiento, a pesar de sus 216 llamadas con los jefazos de la banda de los “cuellos blancos” y el “juez hermanito” César Hinostroza, hoy fugitivo sin paradero conocido. Al margen de eso, no se debe permitir que la nueva ministra de Educación Magnet Márquez pase piola. Sus antecedentes son pésimos para el sector. Y la política educativa debe responder a los intereses de la sociedad, antes que al lobby de los prejuicios y negocios de la ultraderecha.

Fuente: Hildebrandt en sus trece, Ed 633 año 14, del 28/04/2023, p21

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