26 de julio de 2025

El mundo entre Bogotá y Bruselas

Cecilia Méndez

Entre marzo y mayo, las atrocidades se volvieron tan descarnadas que algunos países europeos empezaron a sentir resquemor de su imagen y emitieron por primera vez condenas enérgicas a Israel.

“No estoy bien”, dice la mujer.  “Hace cinco días que no como”. Sentada en una vereda, responde al reportero.  “Estoy sola, no tengo a nadie, mis padres murieron”.  No pude retener su nombre, ni tengo palabras para transmitir la enorme tristeza de su expresión. Su rostro es pálido, cadavérico. Solo sé que ahora veo en mi teléfono, cada vez más rostros y cuerpos similarmente desvalidos, sobre todo de niños, a medida que se prolonga el criminal bloqueo de alimentos, medicinas, agua, y todo lo que pueda mantener con vida a los palestinos de Gaza desde que Israel rompió unilateralmente, a comienzos de marzo, la frágil tregua establecida en enero en la franja, matando en una sola noche a unas 300 personas.

Los bombardeos, la destrucción de lo poco que quedaba de infraestructura se reanudaron aún con mayor intensidad, gracias a impunidad que le deparan a Israel sus aliados de la Unión Europea (UE) y los Estados Unidos:  el salvaje Occidente, para decirlo sin hipérbole.   Escenas de niños y gente de toda edad devorados por las llamas mientras dormían en sus tiendas de refugiados; cuerpos despedazados por el aire; secuestro, tortura y matanzas de médicos, paramédicos periodistas; ataques a ambulancias, escuelas, hospitales, panaderías, mercados…

 Entre marzo y mayo, las atrocidades se volvieron tan descarnadas que algunos países europeos empezaron a sentir resquemor de su imagen y emitieron por primera vez condenas enérgicas a Israel.  Macron programó un cónclave con Arabia Saudita para hablar del reconocimiento del estado palestino. Por esos mismos días se aproximaba a Gaza, tras zarpar de Italia, la embarcación Madleen de la coalición Flotilla de la libertad, tripulada por activistas de alto perfil, como Greta Thunberg, llevando alimentos, fórmula para bebé, medicinas, y otra ayuda humanitaria, en un intento simbólico por romper el cerco de hambre en Gaza ante la abdicación de los estados de asumir esas responsabilidades. Nunca llegaron a su destino; fueron secuestrados por Israel en aguas internacionales y deportados. La Flotilla hizo titulares en el mundo, poniendo a Israel como lo que es: además de un Estado genocida, piratas de mar.

Y fue en ese preciso momento, con su imagen por los suelos, que, en un alarde de genialidad psicopática, Netanyahu decidió bombardear Irán, matando a unas mil personas, incluyendo científicos y altos funcionarios del gobierno y a sus familias mientras dormían.  Irán contraatacó y, a diferencia de Israel, no apuntó deliberadamente a blancos civiles.  EEUU se sumó al cargamontón, bombardeando una planta nuclear de Irán, sin tampoco ser provocado.  La UE se olvidó de las posibles sanciones a Israel y Macron dejó de aparentar escrúpulos cancelando el cónclave a con Arabia Saudita y alineándose firmemente con Netanyahu.  Gaza salió de los titulares, que empezaron a ocuparse del supuesto “peligro de Irán” y la “guerra nuclear”.  Una jugada perfecta.

Matando a los muertos

A partir de ese momento, con Trump y la UE en el bolsillo de un Netanyahu sin líneas rojas, el lenguaje de los defensores del Estado sionista adquirió un tinte cada vez más orwelliano.  Una súbita amnesia hizo que se olvidaran de que fue Israel quien atacó a Irán y empezaron a referirse a Israel como la víctima; Irán pasó a ser el agresor y la realidad un detalle sin importancia; los iraníes asesinados por Israel no existían. Semanas después, en Washington, en una escena que pasará a la historia universal del absurdo, el cinismo o la infamia, el criminal de guerra con orden de arresto obsequio a su co-perpetrador una nominación para el premio Nobel de la paz, no sin antes haber atravesado el espacio aéreo de Italia, Francia, y Grecia, sin que ninguno esos estados se dignara a arrestarlo como era su deber, de acuerdo con lo ordenado por la CPI.

Desde entonces los ataques en Gaza se han intensificado. Los muertos diarios por ataques israelíes oscilan entre 100 y 130 y una parte de ellos son causados por la orwellianamente llamada “Gaza Humanitarian Foundation” (GHF) una entidad de contratistas privados, mercenarios estadounidenses y ex agentes de la CIA que coordina con el ejército israelí para entregar magras raciones de comida a la población, reemplazando a la ONU, a la que Israel ya no le permite operar en la franja;  en realidad la GHF es pieza de un engranaje para desplazar forzadamente y ejecutar palestinos. Desde Mayo, unos 850 han sido asesinados mientras esperaban comida.  Norman Finkelstein las ha comparado con trampas para ratones y las “duchas” de los nazis.  Con razón dijo Francesca Albanese: “Israel mata a la gente que se está muriendo de hambre”.

Bogotá y el Grupo de La Haya

Para poner fin a la impunidad histórica de Israel se constituyó en enero de este año el Grupo de La Haya, conformado por Bolivia, Colombia, Cuba, Honduras, Malasia, Namibia, Senegal y Sudáfrica y acaban de tener un cónclave de emergencia en Bogotá, al que asistieron un total de 30 países, entre ellos Brasil, China y España. El grupo se compromete a realizar acciones efectivas para que los estados cumplan con las recientes disposiciones de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) para poner fin al genocidio y la ocupación ilegal de Israel de los territorios palestinos y que los estados cumplan con facilitar las órdenes de arresto de la Corte Penal Internacional contra Netanyahu y Yoav Galant por crímenes de guerra, como provocar hambruna y otros delitos de lesa humanidad.

Francesca Albanese, relatora especial de la ONU para de los territorios palestinos ocupados, que está muy comprometida con esta iniciativa y asistió Bogotá, dijo, según cita The Guardian: “por mucho tiempo la ley internacional ha sido tratada como si fuera opcional: aplicada selectivamente a aquellos percibidos como débiles e ignorada por los que actúan como los poderosos. Este doble estándar ha erosionado los verdaderos fundamentos del orden legal. Esta era debe terminar”.

Bruselas y el blindaje a la impunidad

No obstante, simultáneamente, en Bruselas, la UE decide mantener su asociación y tratados económicos con Israel, pese a que sus estatutos les impiden comerciar con países que estén violando los derechos humanos. Esta abdicación de la UE de sus responsabilidades provocó una enérgica respuesta de organizaciones de derechos humanos. Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional, dijo que se trata “de una cruel e ilegal traición al proyecto y visión europeos, basados en la defensa del derecho internacional (…) y de las propias reglas de la UE y los derechos humanos de los palestinos (…) que será recordada como uno de los momentos más vergonzosos de la Unión Europea”.

Si bien el Grupo de la Haya es todavía pequeño, y su poder es limitado en comparación con el de EEUU y la UE, que insisten en avalar la ilegalidad, la criminalidad y la impunidad cuando se trata de Israel, el sentir de la ciudadanía global se acerca más a Bogotá que a Bruselas.  Da qué pensar, considerando la gravedad de lo que está en juego, que el cónclave bogotano no haya hecho noticia en el Perú… O quizá no tanto…

https://larepublica.pe/opinion/2025/07/21/el-mundo-entre-bogota-y-bruselas-por-cecilia-mendez-hnews-638967

No hay comentarios: