26 de julio de 2025

Europa comienza a despertar

Diego García Sayán

Francia, Reino Unido y Canadá rompen el silencio y advierten a Israel sobre posibles sanciones si no cesa la ofensiva en Gaza y permite ayuda humanitaria, ante el apoyo tardío de Europa.

Por fin. Tras meses de una ofensiva brutal, desproporcionada y sin freno del gobierno de Benjamín Netanyahu contra la población civil en la Franja de Gaza —con un saldo de decenas de miles de muertos, la mayoría civiles, y una destrucción que recuerda los peores episodios del siglo XX—, algunas potencias occidentales comienzan a romper el silencio cómplice y el titubeo diplomático.

Francia, Reino Unido y Canadá advierten a Israel con posibles sanciones si no detiene su ofensiva y permite ayuda humanitaria. Alemania calla. Naciones Unidas, paralizada. El lenguaje —por fin— ha cambiado. ¿Y América Latina? Tuvo un papel importante en 1967 con la Resolución 242. Hoy, silente, pero también puede y debe levantar su voz.

No se trata ya del retórico llamado a la moderación, sino de una afirmación explícita con base sólida en el derecho internacional: la expansión de asentamientos en Cisjordania es ilegal, debe detenerse y el desplazamiento forzado permanente constituye una violación del derecho internacional humanitario. Se habla incluso, por primera vez desde estas capitales, de la posibilidad de imponer sanciones específicas. Giro diplomático modesto pero significativo.

Cese inmediato de operaciones

La operación militar del gobierno de Netanyahu, rebautizada como “Carros de Gedeón”, ha desplegado tropas simultáneamente por el norte y el sur de Gaza, intensificando los ataques a zonas densamente pobladas. Han ofrecido una ayuda humanitaria mínima, controlada militarmente, como si se tratara de una concesión, no de una obligación.

El comunicado de París, Londres y Ottawa no se deja engañar: califica ese gesto como “totalmente insuficiente”. Y, lo medular: reclama un cese inmediato de las operaciones, acceso sin restricciones para la asistencia humanitaria y cooperación plena con Naciones Unidas.

Giro tardío pero necesario

Durante demasiados meses, las diplomacias europeas han mirado hacia otro lado, atadas por alianzas geopolíticas, lastradas por temores internos y con la vista fija en los movimientos de Washington. Han permitido que el gobierno de Netanyahu actúe con impunidad, al margen del derecho internacional y de la proporcionalidad más elemental. En ese contexto, este comunicado marca un antes y un después. Introduce un nuevo principio en la conversación internacional: si no hay freno, habrá consecuencias.

Sin embargo, no toda Europa parece dispuesta a cruzar esa línea. Alemania, uno de los principales proveedores de armamento a Israel, guarda silencio. El gobierno de Olaf Scholz, hasta ahora firme en su apoyo a Tel Aviv, no ha dado señales de que esté dispuesto a suspender los envíos de armas, a pesar de las crecientes denuncias por crímenes de guerra y del pronunciamiento de la Corte Internacional de Justicia.

Silencios…

¿Y Naciones Unidas? De perfil. A pesar de que la devastación de Gaza desafía todos los principios del derecho internacional humanitario, el Consejo de Seguridad ha permanecido paralizado por vetos, presiones y cálculos diplomáticos. La ONU ha cedido su papel de liderazgo a actores dispersos: Estados Unidos, Catar, Egipto. Con ello, la legitimidad del sistema internacional se erosiona con cada hospital bombardeado y cada niño enterrado bajo los escombros.

Esta semana, las tropas de Netanyahu atacaron el local de la Organización Mundial de la Salud en la ciudad de Deir al-Balah: esposaron y desnudaron al personal masculino y a sus familiares, y los retuvieron a punta de pistola. Así lo confirmó en declaración pública el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS. La ONU, pues, vapuleada.

¿Y América Latina? También tiene un papel que jugar. Aunque sin el peso militar o económico de las potencias occidentales, varios países de la región —como Colombia, Chile o Bolivia— ya han roto relaciones diplomáticas o han llamado a consultas a sus embajadores. Otros, como Brasil, han tenido una voz crítica en foros multilaterales. Pero falta más coordinación regional, más firmeza, más diplomacia activa. América Latina, con su historia de solidaridad con los pueblos colonizados y su compromiso histórico con el derecho internacional, no puede quedarse muda ni indiferente frente a una tragedia que interpela los principios más elementales de humanidad.

Ya en 1967, tras la Guerra de los Seis Días, América Latina actuó con firmeza y unidad en Naciones Unidas, promoviendo una resolución —la histórica Resolución 242— que exigía el retiro de Israel de los territorios ocupados, como Cisjordania. Hoy, más de medio siglo después, el drama de Gaza exige una respuesta de similar contundencia ética y política. Porque cuando el derecho se diluye y el dolor se vuelve costumbre, el silencio ya no es neutral: es complicidad.

https://larepublica.pe/opinion/2025/07/24/europa-comienza-a-despertar-por-diego-garciasayan-hnews-317352

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