Maritza Espinoza
La consigna "¡Por estos no!" se ha vuelto un símbolo de rechazo hacia los miembros del Congreso y sus líderes, responsables de la actual crisis política en el país.
No podría estar más de acuerdo con la consigna que hace un tiempo lanzó Rosa María Palacios y que ha sido acogida con gran entusiasmo en redes sociales, al punto de que hay varios colectivos ciudadanos en formación con ese lema. “¡Por estos no!” resume el sentir popular sobre la nefasta actuación de los miembros del actual Congreso, pero involucra también a los grupos políticos a los que pertenecen y, obvio, a sus líderes, quienes han cogobernado con Dina Boluarte y son tan culpables como ella del desmadre en el que vivimos.
Solo para refrescarles la memoria, y como para llevarlos apuntaditos en la palma de la mano el día que vayamos a votar, esos grupos políticos son Fuerza Popular, Acción Popular, Renovación Popular, Avanza País, Somos Perú, Partido Morado, Alianza para el Progreso, Perú Libre, Podemos y Juntos por el Perú. Y hay que recordarlos cada día, porque ninguno de sus representantes puede volver a ser parte del Congreso.
Pero, ¿ninguno ninguno? —se preguntará usted, confiado lector—, ¿ni siquiera los que no la han embarrado tanto, o alguno que ha tenido una iniciativa decente o ese que me cae tan bien? Bueh, el riesgo es enorme, pues gracias a la fría cifra repartidora, su voto por el candidato simpaticón de cualquiera de esos partidos podría, por efecto arrastre, terminar llevando de regreso a cualquier impresentable por muy pocos votos que saque.
¿No me cree? Bueno, a las pruebas me remito. Sin el voto arrastre, María Acuña, la hermanísima de Alianza para el Progreso, la misma de las tesis voladoras, jamás hubiera tenido una curul, pues apenas sacó 11,384 votos. Tampoco Patricia Chirinos, de Avanza País, que sacó 9,033 votitos. Menos todavía Eduardo Salhuana, también de APP, que llegó hasta presidente del Congreso habiendo tenido apenas 3,013 votos. O Darwin Espinoza, de Acción Popular, que llegó con 6,505. O Vivian Olivos, de Fuerza Popular, con 7,785 votos. Y la lista sigue.
Por eso, “¡Por estos no!”, más que un lema, es una advertencia, porque seguir votando por los mismos que han destruido la Constitución y el Estado de derecho será la garantía de que, reagrupados en un nuevo Congreso, volverán a pactar bajo la mesa para seguir legislando para sus propios intereses y, lo que es peor, a favor de intereses ilegales que todos conocemos.
Pero, ¿y para presidente de la República? ¿Vale el mismo lema? ¿Cómo saber cuál de los muchos candidatos que se presentarán no estará coludido con los mismos grupos políticos de hoy? Bueno, la consigna que suelto por aquí, por si alguien quiere agitarla, es: “¡Votemos por el que más les joda!” ¿Por qué? Porque no habrá señal más clara de que un candidato es el correcto —o el menos malo, dejémonos de engreimientos— que los ataques que el pacto mafioso irá lanzando contra él.
Así de transparentes (y torpes) son: o estás con ellos o estás contra ellos. Y el candidato que esté contra ellos será, sin duda, el menos contaminado. Y será facilísimo detectarlo: cuanto más el pacto mafioso ataque, sabotee, o deteste a un candidato, o a varios, más debemos de prestarle(s) atención. Así garantizaremos que no se convierta en presidente cualquier burrito de Troya en contubernio con los de siempre.
Pero, ¿cómo? Fácil. Chequear permanentemente no solo a quién traten de anular los miembros de la horda congresal (hay varios que ya cayeron, como Vizcarra, Sagasti o Salvador del Solar), sino, sobre todo, ver a quién atacan cotidianamente los medios de la DBA que todos conocemos, comenzando por ese vertedero llamado Willaaaggg.
Y confío en que habrá muchas opciones. No olvidemos que el 2016 (el 2021 es otro cuento, pues Pedro Castillo se les pasó bajo el radar), hubo varios candidatos que levantaron cabeza y que fueron anulados por una campaña rabiosa y bullanguera. ¿Recuerdan a Alfredo Barnechea y la campaña del chicharrón? ¿Y a Julio Guzmán y su fogosa cita amorosa? Pedro Pablo Kuczynski fue el último que asomó en las encuestas y no hubo tiempo de cancelarlo, algo de lo que se encargó, luego, la mismísima Señora K, pero esa es otra historia.
Por eso, habrá que estar muy atentos a esas campañitas y, al final, de acuerdo a cómo vayan las encuestas, votar en masa no solo por el que más les joda, sino también por aquel que tenga mayores opciones de ganar. ¿Por qué? Porque después de la masacre que el pacto mafioso ha perpetrado contra la Constitución, un presidente sin una bancada respetable será vulnerable al primer intento de vacancia por, digamos, un delito tan grave como peinarse con raya al medio.
De que hay riesgos, hay riesgos. Nada nos libra de la posibilidad de que salga otro Pedro Castillo y comience a corromperse desde el día siguiente de su gobierno. Pero siempre será peor repetir lo que estamos viviendo: una maquinaria de corrupción armada con los desechos que llegaron al Congreso (no olvidemos que, entre los diez partidos que hoy gobiernan, ninguno pasó, en primera vuelta, del 15 % de los votos emitidos) que se cree con derecho a zurrarse en la voluntad ciudadana. Y, de paso, gobernar en la sombra.
Fuente: https://larepublica.pe/opinion/2025/07/27/por-estos-no-por-maritza-espinoza-hnews-907983
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