Elia Y. Diz
"Trump es mencionado 1,628 veces en las sucias 26,000 páginas de las conversaciones que Jeffrey Epstein sostuvo con sus amigos literalmente más íntimos"
Finalmente la pesadilla de Donald Trump se está haciendo real. Se acaba de hacer pública la correspondencia de Jeffrey Epstein que mantuvo durante 10 años con sus “amigos”. Más de 26 mil páginas en las que se menciona a Trump 1,628 veces. Es, de lejos, el personaje más veces aludido en las cartas electrónicas del depredador sexual más famoso de EE.UU. Y esto recién comienza porque la Cámara de Senadores ha dado luz verde a que se publique toda la documentación.
Los correos son tan sórdidos como los personajes a los que involucran. A finales de marzo del 2018 Mark Epstein le preguntó a su hermano Jeffrey: “¿Qué está haciendo tu chico Donald ahora?”.
Trump, para entonces, llevaba poco más de un año instalado en la Casa Blanca. Era su primer mandato. Acababa de despedir a su exconsejero y viejo amigo Steve Bannon. Y Jeffrey Epstein, que aún volaba en el “Lolita Express”, lo había contratado de inmediato.
“Todo bien. Bannon está conmigo”, respondió Jeffrey al mensaje. “Pregúntale si Putin tiene las fotos de Trump chupándosela a Bubba”, volvió a preguntar Mark.
No se sabe con certeza quién es ese “Bubba”. En el resto de la correspondencia el único otro “Bubba” que se menciona es Bill Clinton, apodado así por su círculo más cercano.
“Tú y tu chico Donnie pueden hacer un remake de la película ‘30 días para ir a la cárcel/Dale duro’”, le escribe Mark con ironía a su hermano.
Donald Trump siempre negó su amistad con Epstein. Durante su segunda campaña electoral incluso prometió que haría pública la evidencia recopilada a lo largo de los años sobre la red de tráfico sexual de menores de edad. Tras su juramentación, el presidente cambió de opinión.
Primero negó la existencia de los “documentos Epstein”. Cuando la mentira se cayó por sí sola, dijo que Barack Obama y los demócratas los habían falsificado. Ahora dice que los documentos son reales pero los implicados son otros. Sostiene que él nunca socializó con Epstein.
Los arrebatos de ira cuando los periodistas le preguntan por Epstein ya dan la vuelta al mundo. “¡Cállate, cerdita!”, le dijo Donald Trump esta semana a una reportera cuando le preguntó sobre el tema.
La historia de Trump y Epstein comienza a finales de los años 80 en Palm Beach, Florida.
Jeffrey Epstein y su pareja, la socialité británica Ghislaine Maxwell, querían comprarse una casa nueva. Acababan de fundar J. Epstein & Company, una consultoría que prestaba servicios de gestión financiera a multimillonarios. En paralelo a los negocios de inversiones la pareja había comenzado a tejer una red de trata de blancas que utilizaba con fines políticos y de negocios.
Al final la pareja se decidió por una mansión en la calle El Brillo y se instalaron en 1990. Al frente de la residencia, a pocos metros, estaba Mar-a-Lago, el club privado de Trump.
Donald Trump, al que llamaban con cariño “Donnie”, quedó extasiado la primera vez que entró a la mansión Epstein-Maxwell. “Su piscina estaba siempre llena de jóvenes bonitas”, contó el presidente a su asesor Roger Stone. Y cuando Stone se convirtió en exasesor y publicó un libro en el 2016, citó a Trump y su fascinación por la piscina de los Epstein.
En un cruce de correos del año 2015 entre el reportero del New York Times Thomas Landon y Epstein, este le cuenta sobre la primera vez que Trump visitó su casa.
“Pregúntale al vigilante de mi casa sobre Donald. Casi atraviesa la puerta dejando la huella de su nariz en el cristal mientras unas chiquillas nadaban en la piscina y él, tan concentrado, que se estrelló contra la puerta”, le escribió al reportero. Y al final añadió: “¿Quieres fotos de Donald y chicas en bikini en mi cocina?”.
Según testigos, Trump estaba encantado con la astucia de Jeffrey y el carisma de Ghislaine. Se ayudaban mutuamente a la hora de abordar.
A principios de los 90 el presidente se estaba divorciando de Ivana Trump, quien lo había acusado de golpearla y violarla. El hombre celebró su soltería junto a Epstein en una fiesta en su club de Palm Beach.
“Conozco a Jeff desde hace 15 años. Es un tipo fantástico. Es muy divertido estar con él. Incluso dicen que le gustan las mujeres hermosas tanto como a mí, y muchas de ellas son jovencitas. No hay duda al respecto, a Jeffrey le gusta disfrutar de su vida social”, dijo Donald Trump en el 2002 en una crónica social del New York Times Magazine.
Una de las primeras imágenes de Trump y Epstein juntos es de 1992, durante una fiesta privada en el club Mar-a-Lago. El canal de televisión NBC los grabó hablando y riendo, señalando a las bailarinas. Semanas después organizaron una fiesta de “chicas de calendario”. Fue una reunión para 30 personas: las invitadas, 28 modelos, y ellos dos, los anfitriones.
Por esa fiesta Trump enfrentó una denuncia por intento de violación. La hizo Jill Harth, la novia de un exsocio de negocios. Denunció Harth que cuando se resistió, “Donnie” la encerró en el baño.
Un año después, en 1994, Epstein recibió a Trump en su mansión de Nueva York. De aquella visita se reporta una de las peores denuncias de agresión sexual contra los dos.
La denuncia la hizo una joven que ocultó su identidad con el seudónimo de “Katie Johnson”, quien entonces tenía 13 años. La acusación recoge que Johnson sufrió “abusos sexuales y físicos extremos” a manos de Epstein y Trump. Narró que durante cuatro meses fue su “esclava sexual” y amenazaron con matarla. Según la denuncia, en el tercer encuentro con Trump el presidente abusó de ella y de otra niña de 12 años. Y en el cuarto encuentro Trump la ató y la golpeó porque le pidió que utilizase condón.
La mujer que presentó la denuncia en California en septiembre del 2016 también recurrió a una corte en Nueva York dos meses después. El día que iba a darle una entrevista a Lisa Bloom, abogada especializada en denuncias de abusos sexuales contra celebridades y políticos, “Katie” desapareció. Bloom luego dijo que la mujer había sido amenazada.
El presidente negó las acusaciones. Las calificó de “delirantes” y dijo que estaban motivadas políticamente. Negó todo con el mismo énfasis que niega a Epstein. Dice que jamás fue su amigo. Las pruebas apuntan a que congeniaron a las mil maravillas.
Entre 1993 y 1997, Donald Trump aparece registrado como pasajero frecuente del “Lolita Express”. También fueron fotografiados juntos en eventos, fiestas, desfiles de modas y cenas. De hecho, Trump se hizo amigo de algunos otros muy conocidos asiduos visitantes a la mansión neoyorquina de Epstein. Y eso quedó recogido en la correspondencia que Trump no quería que se publicara.
Trump estaba de gira en Reino Unido y se había fotografiado con el duque de York. Las fotos dieron la vuelta al mundo y sus examigos Steve Bannon y Epstein intercambiaron correos hablando del asunto. Era el 2019.
“El príncipe Andrés con Trump hoy. Muuuy gracioso”, le escribió Bannon a Jeffrey Epstein. Epstein respondió: “Y recuerda que la que acusó al príncipe Andrés salió de Mar-a-Lago”. “No me puedo creer que nadie vea el tejido que los conecta”, añadió Bannon.
Para el 50 cumpleaños de Epstein, en el 2003, sus familiares, socios y amigos le hicieron un álbum de fotos recordando los buenos momentos que pasaron juntos. En la sección “Amigos”, Trump dibujó a una mujer desnuda y se la dedicó al proveedor sexual:
Narrador: La vida debe ser algo más que tenerlo todo
Donald: Sí, lo es, pero no te voy a decir el qué
Jeffrey: Yo tampoco, porque también sé lo que es
Donald: Tenemos cosas en común, Jeffrey
Jeffrey: Ahora que lo pienso, sí, las tenemos
Donald: Los enigmas nunca envejecen. ¿Te has dado cuenta?
Jeffrey: De hecho, lo tengo claro desde la primera vez que te vi
Donald: Un amigo es una cosa maravillosa. Feliz cumpleaños y que cada día sea otro secreto maravilloso”.
La amistad terminó al año siguiente.
Ambos se encapricharon por la misma mansión en Palm Beach. El abogado que arbitró en la subasta recuerda que los dos intentaron sobornarlo. Trump terminó comprando la casa e inmediatamente la demolió. Epstein nunca se lo perdonó. De la escaramuza inmobiliaria dieron cuenta The Post, el Miami Herald y el Washington Post.
Durante una entrevista en The Howard Stern Show, en el 2005, Trump alardeó de su comportamiento con las jóvenes que participaban en los concursos de sus empresas. Sintiéndose impune, contó que se metía a los camerinos cuando se cambiaban porque como era su show “podía salirse con la suya”. Varias de las participantes, incluidas menores de edad, lo acusaron de haberlas tocado sin su consentimiento.
“He conocido a gente muy mala. Pero nadie tan malo como Trump. No tiene una sola célula decente en el cuerpo”, dijo Epstein a Larry Summers, economista y político estadounidense, durante una conversación por correo electrónico en el 2017.
20-11-2025
Fuente: Hildebrandt en sus trece, Ed 759 año 16, del 21/11/2025
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