Pedro Francke
"Jerí me respondió un tuit diciendo que el debate es tecnico (así lo escribió él, sin tilde)"
El gobierno pretende darles un nuevo subsidio a los agroexportadores. La propuesta es que el llamado bono Beta que deben pagar a sus trabajadores el Estado se los reembolse luego. ¿Cómo? Dejando de cobrarles por las tierras estatales puestas en venta, tierras que han adquirido valor gracias a irrigaciones públicas que cuestan cientos de millones. Esas tierras hoy son vendidas en subasta a cambio de dinero contante y sonante, aunque hasta la fecha los precios han sido menores al costo y los agroexportadores han recibido millones de subsidios por esa vía.
Con esta nueva medida, lo poco que antes se recuperaba de esa inversión pública ahora se regalará a los agroexportadores. No hay que ser demasiado listo para darse cuenta de que ese regalo afectará negativamente las cuentas fiscales mientras favorece a los grandes terratenientes, chilenos incluidos.
Esta propuesta viene poco después de que mediante una ley de exoneraciones tributarias ya regalaron 20 mil millones de soles del Estado, una suma enorme, a los grandes agroexportadores. Eso lo aprobó el Congreso hace pocos meses, siendo José Jerí su presidente, por insistencia de las bancadas de Keiko y Acuña, con el apoyo de López Aliaga y Cerrón. El lobby agroexportador se había paseado meses por los medios hablando de la “crisis” del sector, argumentando problemas del clima el 2024 y las medidas de Trump, pero lo cierto es que están mejor que nunca: este año el volumen de las exportaciones agropecuarias no tradicionales aumentó en 33 por ciento. El negocio va viento en popa y no necesita más subsidios. Cuando se discutía esa medida, el Consejo Fiscal resaltó que agravaba un déficit fiscal que ya estaba muy por encima del tope legal. Un año antes, la opinión formal del Ministerio de Economía y Finanzas había sido en contra de esta exoneración. Pero el Congreso la aprobó sin importarle nada.
Una parte del regalo es que esas grandes agroexportadoras, algunas de ellas chilenas, van a reducir sus contribuciones a la seguridad social, de tal manera que el déficit de EsSalud se agrava y con eso la falta de médicos, equipos y medicinas que agobian a todos los asegurados. Así, parte de la factura en favor de los grandes agroexportadores la pagamos los asalariados y jubilados.
La mayor parte de ese regalo, sin embargo, es menos dinero para que el Estado pueda construir colegios y hospitales, fortalecer la seguridad ciudadana y atender las decenas de otras necesidades nacionales. La aprobación reciente del presupuesto 2026 muestra cómo es que estos regalazos llevan, como fórmula para mantener algún equilibrio, a que se recorte fondos a actividades esenciales.
Veamos algunos ejemplos. Negaron fondos para Beca 18 y a última hora sólo han prometido 50 millones menos de los 760 necesarios, de tal manera que 20 mil jóvenes no tendrán beca. Para medicamentos contra el cáncer, hay 100 millones de soles menos, como si hubiéramos tenido de sobra y no el déficit continuo que conocemos. El presupuesto para el sector cultura ha sido recortado a la mitad, con lo que la protección de nuestro patrimonio arqueológico y la promoción de nuestra riqueza cultural quedan desfinanciados, afectando el futuro de nuestro turismo. A las ollas comunes se les niega los recursos necesarios para atender a la gente que pasa hambre. Algunos recortes presupuestales no han esperado al 2026 y han empezado ya. Estudiantes de zonas rurales que iban a colegios de internado ya no pueden quedarse porque no hay plata. Por falta de presupuesto, en octubre la inversión del gobierno central cayó 33 por ciento, 760 millones menos que en octubre 2024. Todo eso es consecuencia de los regalazos de este Congreso #PorEstosNo.
En esas condiciones, un gobierno de transición que realmente piense en la ciudadanía debería derogar de inmediato esas exoneraciones sinvergüenzas, en particular tras la nueva alerta del Consejo Fiscal respecto de los serios riesgos fiscales que implican. En vez de eso, como hemos visto, el gobierno de Jerí quiere darles más regalos a las grandes agroexportadoras. La sustentación es absurda. Dicen que es porque una ley estableció ese bono beta a sus trabajadores. Pero resulta que entre 2020 y 2024 el salario real promedio en el sector agroexportador cayó 28%, porcentaje mayor al que representa el bono beta que es de 26% en promedio. ¿Cómo así? Los agroexportadores reemplazaron trabajadores bajo contratos temporales por jóvenes y mujeres a quienes ofrecieron salarios más bajos, de esa manera licuaron todo el bono beta y ahora pagan incluso menos que antes. Por otro lado, siempre queda esa pregunta: ¿Por qué sólo a ellos? ¿Por qué el privilegio?
Critiqué la medida en un tuit la semana pasada, resaltando la inconsistencia del presidente Jerí, quien primero dijo que los ingresos fiscales deben aumentar e inmediatamente después propone estos regalos a grandes corporaciones. Jerí me respondió un tuit diciendo que el debate es tecnico (así lo escribió él, sin tilde). Pero si se trata de una medida propuesta al Congreso, ¿cómo podría no ser un debate político? ¿Acaso cree que el Congreso es una entidad técnica? ¿No es congresista y no fue presidente del Congreso como para ignorar su carácter eminentemente político? Es obvio que usó el pretexto de lo técnico para zafarse de un tema que ignora, tras haber firmado una propuesta sin tener conocimiento de lo que implica. Es lo que sucede cuando se prefiere la peliculina a la gestión.
Estamos frente a una propuesta que aumenta los subsidios a los grandes agroexportadores y les da ventajas para que concentren aún más la propiedad de la tierra, sean peruanos o chilenos. Sería bueno que los candidatos se pronuncien sobre este tema, ya que todo ese dinero afectará las cuentas fiscales durante los próximos años.
04-12-2025
Fuente: Hildebrandt en sus trece, Ed 761 año 16, del 05/12/2025
https://www.hildebrandtensustrece.com/

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