22 de abril de 2008

La cultura del maíz

Raúl Wiener

Cuando a mediados de los años 90, los campesinos mexicanos empezaron a desertar en masa del campo y se fueron a las ciudades y de allí muchos salieron en dirección de una vida ilegal en los Estados Unidos, lo que se dijo es que era un pequeño desajuste del libre comercio porque el gobierno no había tomado las medidas técnicas para cambiar los cultivos y las tecnologías a su debido tiempo y por eso no habían podido resistir el embate del maíz subsidiado que entraba sin barreras ni compensaciones.

Bruscamente el número de migrantes clandestinos mexicanos creció y se hizo necesario empezar a levantar un muro en la frontera sur de los Estados Unidos, después que los años anteriores se habían hecho todos los esfuerzos por levantar las barreras que pudiesen dificultar el movimiento de los productos y los capitales entre los dos países. Pero en el país de Emiliano Zapata, los políticos y los medios de comunicación celebraban el aumento de las exportaciones y lo que definían como el próximo ingreso de México al primer mundo.

Todos estamos al tanto de que algunos mexicanos se han acercado a la elite del mundo, al punto que Carlos Slim está reputado como el hombre más rico de la Tierra y hay otros en la lista de los multimillonarios globales, así como en el norte del país hay una masa de gente feliz hasta ahora, por los efectos del Tratado de Libre Comercio, y que no tienen mucha idea del impacto que puede representar en sus vidas la recesión que está madurando al otro lado de la frontera.

Pero no ha sido la misma situación en el resto del país y es eso lo que explica la división brutal de los mexicanos en las últimas elecciones y que se ha mantenido como una herida abierta los meses siguientes. ¿Cómo pueden estar tan contento casi medio país como para elegir a los herederos de Fox, o en todo caso para temer tanto un propuesta de cambio moderado y mayor autonomía como la que venía de la izquierda? ¿Y cómo pueden pensar en forma tan opuesta más de la mitad de mexicanos como para decidirse a una resistencia activa de muchas semanas frente al fraude y que continúa ahora bajo otras formas?

Pero he aquí que, de pronto, el precio internacional del maíz, que es la base de la alimentación de casi cien millones de mexicanos, se ha cuadriplicado. El producto que venía subsidiado del norte e hizo abandonar enormes extensiones de sembríos y migrar a la gente, se recotizó a partir del auge de los biocombustibles en Estados Unidos y en el mundo.

Y ahora la gente que antes cultivaba en el campo se encuentra fuera del país o en la periferia de las ciudades demandando alimentos. ¿Y quién se los va a proveer? ¿El mercado? Es decir la perspectiva es que el próximo año y los siguientes México va a tener menos exportaciones a los Estados Unidos por depresión de la demanda y las propias maquilas del norte van a bajar su producción y sus niveles de empleo. Pero a la vez los alimentos les van a llegar más caros y la agricultura nacional no podrá reordenarse rápidamente para abastecer las necesidades de la población.

¿Qué dirán lo mexicanos?, ¿viva la globalización?, ¿los TLC son el camino al desarrollo?, ¿qué podremos aprender los demás países de América Latina?

http://diariolaprimeraperu.com/online/noticia.php?IDnoticia=14678

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