5 de febrero de 2009

Invertir en productos y ahorrar en trabajadores


Carlos Urrutia
El principio que rige las relaciones económicas actuales lo ha descrito Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía de 2001, de manera muy simple: para aumentar las ganancias de las empresas privadas, hay que aumentar lo más posible los precios de sus productos, e invertir lo menos posible en los salarios, la educación, los seguros, la estabilidad del empleo y la salud de los trabajadores, porque ellos son un gasto más que una inversión.
La crisis financiera internacional, desencadenada por la absurda guerra de Irak, y las irresponsables decisiones del gobierno de George W. Bush, hizo posible una ganancia inimaginable para estos socios. La actualización de tecnología militar estadounidense, invertida muy rentablemente en la destrucción de Irak y vuelta a invertir más lucrativamente en su reconstrucción, fue un negocio redondo, porque lo están pagando el contribuyente norteamericano, los acreedores de los grandes bancos que financiaron sus casas con créditos sin respaldo adecuado, los millones de desempleados que fueron arrojados a la calle y otras víctimas del capitalismo salvaje que quiso transformar en dólares los dolores del pueblo iraquí.
Las consecuencias ya llegaron al Perú: el inédito aumento de los precios del petróleo subió el costo de los productos de primera necesidad en los sectores de menores ingresos. Seis meses después, cayeron los precios del petróleo de 140 a 34 dólares por barril, pero ese ahorro fue al bolsillo de los comerciantes y no al de los consumidores.
Y ahora sufrimos una ola de despidos en empresas mineras, las mismas que se metieron al bolsillo las sobreganancias que dejó el boom de los precios en los últimos años y esto justo cuando llega el primer container del TLC con Estados Unidos y zarpa hacia EEUU el primero de exportaciones peruanas, con la consigna de aceptar el proteccionismo que nos imponen y la liberalización que nos exigen,
Así de lógica y sencilla es esta vieja ecuación: cuando la actividad económica, pública y privada, no está al servicio de la gente más necesitada, es porque está al servicio de la gente menos necesitada.

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