5 de febrero de 2009

Ausencia de malicia


Nelson Manrique
La candidatura de la Srta. Ingrid Suárez a Contralora naufragó finalmente, con bastante más pena que gloria. A pesar de todo, ella proclama su verdad: “No ha habido –dijo a RPP– falseamiento de información ni mentira de por medio. Me ha faltado malicia política y contacto con los medios”. La señorita Suárez sostuvo que era ingeniera, con documentos debidamente acreditados.
Su afirmación fue desbaratada, y entonces matizó su versión: “Tengo estudios de ingeniera industrial porque he sido alumna libre y así lo he certificado”. Todo estaba claro y quienes armaban el enredo –cómo no– eran los medios, que nunca dan “la información exacta”. Su nueva versión fue acompañada por constancias de notas que entregó al Congreso, y que inmediatamente fueron desmentidas por la Escuela Politécnica de Gijón –donde supuestamente había estudiado–, precisando que la señorita Suárez no figura como alumna libre u oyente de ese centro académico, porque esa clase de estudiantes no se matriculan y por tanto no existen. Sandra Velarde, la subdirectora de la Escuela, fue muy precisa: “No puede ser verdadero ese certificado porque (ella) nunca ha sido alumna”.
¡Vaya que la vida se confabula contra la Srta. Suárez! Las constancias de notas que entregó tenían membretes de la U. de Oviedo y la de Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Industrial de Gijón, así como los nombres de dos autoridades académicas. Pero ella no es de arredrarse y dijo que éste era un documento personal, no oficial, en el cual registró sus notas, en muy buen papel, porque “había papeles membretados para el uso de los alumnos” (¡!). Añadió que se tomó la licencia de poner los nombres de dos profesores, porque ellos estaban ahí cuando ella estudió.
Es evidente que cuando la Srta. Suárez afirma que le falta “malicia política” peca de una monumental modestia; ella tiene un virtuoso manejo de los tropos usados por los políticos matreros, cuando se ven en apuros: “Ese ataque –afirma– tiene otro trasfondo que no es el momento de decirlo ahora, pero lo diré en su momento”. Por supuesto que tras de su desgracia hay “intereses ocultos”, que “financian una campaña mediática” en su contra.
En fin, la Srta. Suárez ya ha sido denunciada penalmente por el Congreso por mentir. ¿A qué detenerse entonces en su caso? Porque ella ilustra lo que es la ética de un sector de la sociedad peruana. ¿Por qué puso que era ingeniera industrial en su CV, cuando no lo necesitaba? Simplemente porque está acostumbrada a proceder así, y no tiene idea de que eso esté mal: firmaba como “Ingeniera” en el Ministerio de la Producción y al parecer no entiende qué le falta para ser Contralora.
Mientras tanto, la fiscal Gladys Echaíz ha sido abaleada, a los periodistas que denunciaron la corrupción les han levantado el secreto bancario y de comunicaciones, mientras que los delincuentes puestos en evidencia están contentos, y quienes la embarraron con la selección de la Srta. Suárez reclaman que Alan García escoja al Contralor que debiera fiscalizarlo. ¿Qué más viene ahora?

http://www.larepublica.pe/columna-en-construccion/04/02/2009/ausencia-de-malicia


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