24 de febrero de 2009

Política social para el 2009

Pedro Francke
Llegó la crisis internacional. No, no estábamos blindados. Miles de familias pobres ya están afectadas. A las alzas de precios de los alimentos del año pasado les han seguido otros golpes. Los alpaqueros, por ejemplo, campesinos muy pobres, antes les pagaban 12 soles por kilo de lana y ahora les pagan 3 o 2 soles. Los cafetaleros, bananeros y mangueros reciben menores precios por sus productos. En Ica, las empresas agroindustriales ya despidieron más de mil trabajadores. También ha habido miles de despidos en la minería y la industria textil.

¿Qué se puede hacer ante esta dura situación social, además de un programa que efectivamente mantenga el crecimiento económico y la creación de empleos?

Dos tipos de programas sociales parecen particularmente adecuados a esta situación de crisis. En aquellas zonas en las que se están perdiendo empleos masivamente, los programas orientados a construir y mejorar caminos rurales, infraestructura de riego, colegios y centros de salud pueden generar cientos o miles de empleos temporales. De esta manera, se combina la necesidad de las familias de tener un sostén económico con la mejora de la infraestructura pública.

Por otro lado, para campesinos y ganaderos, un empleo temporal no es la mejor solución: ellos tienen que seguir cuidando sus cultivos y sus animales. En estos casos, programas de transferencias en dinero, como Juntos, pueden ser más efectivos. En los distritos rurales golpeados por la crisis donde no hay Juntos, debería establecerse con prontitud. Donde ya existe Juntos y hay ganaderos afectados, el programa podría ampliarse temporalmente para las familias sin hijos. De esta manera, se evita que estas familias pobres se vean obligadas a vender a precio de remate los animales que con tanto esfuerzo han juntado, o que los niños sean sacados del colegio para trabajar.

Además, la salud y la seguridad social para los ancianos, que son políticas sociales que debieran estar siempre funcionando, ahora se vuelven más necesarias. Las familias que ya en tiempos normales requieren hacer un gran esfuerzo para comprar sus medicinas están mucho más en riesgo cuando hay desempleo. Si hay un año en el cual la seguridad social, en salud y pensiones, debería reforzarse, es precisamente este, el 2009. Hacer realidad un aseguramiento universal en salud que brinde buena atención de manera gratuita y dar pensiones a los ancianos pobres con dinero del Estado son dos buenas alternativas.

Hay que recordar, por cierto, que más gasto social es una medida reactivadora: aumenta el consumo de las familias pobres, que se gastará en bienes nacionales, compensando así los efectos de la crisis sobre la demanda.

La política social del gobierno aprista en sus primeros dos años y medio ha sido decepcionante. En medio de una situación de crecimiento económico y de más dinero en los bolsillos del gobierno, muy poco es lo que se ha hecho. Este año, García y Carranza están aplicando un plan anticrisis que concentra los recursos en las grandes empresas y los ministerios bajo conducción aprista, como Vivienda y Transportes. Quién sabe si tenga éxito.

Hay que darle prioridad a defender el empleo y los salarios, y aumentar el gasto social. Esta sería una política más efectiva en cuanto a evitar una recesión económica y en dar apoyo a los pobres golpeados por la crisis.

http://www.larepublica.pe/actualidad-economica-pedro-francke/24/02/2009/politica-social-para-el-2009


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