23 de octubre de 2011

El reto de Carolina

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Patricia del Río

Inclusión. Hemos repetido la palabra hasta el cansancio, y muchos venimos reclamando que se adopten políticas de Estado que hagan realidad el anhelo de que más peruanos se sientan peruanos. Los programas sociales están bien y satisfacen necesidades básicas pero, desde el momento en que un niño se alimenta con comida regalada por el Gobierno, estamos levantando una brecha enorme entre él y otros niños del Perú. Estamos dejando muy en claro que vivimos en un país donde determinados padres no consiguen llevar comida a sus hogares.

Simplemente no les alcanza. Como seguramente tampoco les alcanzó a sus padres y a los padres de sus padres. Porque la pobreza en el Perú se hereda y condena a pueblos enteros a vivir de la caridad del Estado. Y eso es lo que hace la diferencia: un peruano nacido en Lima dentro de una familia que logra satisfacer sus necesidades básicas es una promesa, es un proyecto de superación.

Es un posible emprendedor. Uno nacido en Huancavelica es una carga, un problema por resolver. Es un posible conflicto. Y esa diferencia que está marcada por las condiciones que rodean nuestro nacimiento determina cuál será el tipo de ciudadanía a la que nos haremos acreedores.

Por eso, la entrada de la economista Carolina Trivelli al Ministerio de Inclusión es una de las mejores señales del actual gobierno para demostrar que se está tomando el tema en serio. Trivelli no solo es una profesional honesta y absolutamente capacitada para la labor que se le encomienda, sino que es, tal vez, una de las personas que tiene el diagnóstico más claro del mundo rural peruano. Lo conoce, sabe cuáles son los problemas que enfrenta y las posibilidades que ofrece, pero, tal vez, su mayor valor es que los años de trabajo de campo le han dado una mirada muy respetuosa de las zonas más pobres de nuestro país.

Carolina Trivelli va a necesitar paciencia y no dejarse atarantar por los que quieren resultados rápidos. La inclusión es un proceso largo, que debe ser sostenible. Pedirle a este nuevo equipo resultados visibles a corto plazo podría desencadenar una presión por los programas sociales populacheros, que no solucionan problemas, pero sí arrastran puntos en las encuestas y votos.

Sin embargo, uno de los mayores retos que deberá enfrentar Carolinaa es convertir al Estado en una herramienta que genere igualdad. Y para eso se necesita que los Chehades entiendan que es vergonzoso que un vicepresidente se ponga al servicio de intereses privados.

Que los Anicama sepan que mientras cobren un sueldo que sale de nuestros impuestos se pueden ahorrar el cinismo y la malacrianza cuando les toque dar explicaciones. Que los funcionarios públicos, empezando por el presidente de la República, se enteren de que deben rendir cuentas por cada una de sus decisiones, de las personas que están a su cargo, del dinero que gastan y del que cobran.

En resumen, que todos los que conforman el aparato estatal recuerden que están al servicio del ciudadano, de todos los ciudadanos peruanos, y no solo de aquellos que les pueden invitar un anticuchazo en las Brujas de Cachiche.


http://peru21.pe/impresa/noticia/reto-carolina/2011-10-22/316471

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