21 de junio de 2013

A PROPÓSITO DE LA LEY UNIVERSITARIA: SI NO CAMBIA SEGUIREMOS EN LO MISMO


Juan Sheput

Algo de bueno, o mucho, debe de tener el proyecto de Ley Universitaria que se viene discutiendo en la Comisión de Educación en el Congreso para que haya sacado de su zona de confort a muchos rectores, que hoy se pasean con visible preocupación, por diversos medios de comunicación. Lo lamentable es que, más allá de esta notoria posición defensiva, los rectores o especialistas amigos de los rectores, no aportan nada nuevo a la discusión, sino se dedican a defender la situación actual, es decir el status quo. Siendo así, de permanecer en la situación vigente, Perú se vería condenado a seguir padeciendo de uno de los peores sistemas universitarios del mundo, con una gran cantidad de universidades, ninguna de las cuales es considerada como de élite y que ni siquiera figuran entre las mejores de América Latina.

El cuadro es deprimente. Tenemos universidades que se han convertido en meras unidades de negocio, en donde más interesa la boleta de pago que la formación integral de un ser humano como profesional. Se han multiplicado como por esporas, por diversos lugares del país, captando a jóvenes deseosos de tener un título, pero lamentablemente, sin mayores deseos de aprender. Hay una gran crisis, en ese sentido, de valores en el sistema universitario. Se da prioridad a la entrega de títulos y no a la necesidad de enseñar y aprender. Es cierto que hay algunas universidades que son la excepción, pero en el caso peruano sólo sirven para confirmar la regla del estado calamitoso en que nos encontramos.

El debate sobre la nueva Ley Universitaria no debe circunscribirse a la mal entendida autonomía. Debería evaluarse a la luz de los resultados: ¿tenemos alguna universidad entre las 500 mejores del mundo? ¿Hay alguna universidad peruana entre las 100 mejores de América Latina? ¿Tenemos el cien por ciento de profesores con el título de doctor? ¿Se da prioridad a las carreras técnicas de las cuáles hay déficit? ¿Alguna universidad es el corazón innovador de un cluster? La respuesta a todas estas preguntas es no, lamentablemente no. Y ese es un grave problema pues las probabilidades de ser un país desarrollado disminuyen dramáticamente con un sistema universitario tan deplorable como el que tenemos.

Si en aras del respeto a la empresa privada, las universidades- negocio desean seguir haciendo una fortuna con las ilusiones de millones de jóvenes es una cuestión que atenta contra la ética. La mejor respuesta es brindarles a los padres una universidad pública de primer nivel, que sea competencia de la privada, y como consecuencia de ello sirva de catalizador para la mejora de todo el sistema. Pero no es así. La UNI, la San Marcos, la Agraria, tienen de los mejores alumnos del país, con promedios de ingreso de uno por cada 8 postulantes, con exámenes de admisión muy exigentes, pero ¿qué encuentra esta “materia gris” de primer nivel al ingresar a la universidad? Profesores desactualizados que enseñan repetitivamente lo que saben y no lo que deberían enseñar basados en las tendencias académicas que rigen los destinos de la profesión.

Ojalá la Comisión de Educación, que preside el congresista Daniel Mora, no se amilane en profundizar en el debate de una ley muy necesaria para el futuro inmediato del Perú. Que unos cuantos rectores que se interesan sólo por su futuro personal no sean obstáculo de una reforma necesaria para el país.


http://diario16.pe/columnista/7/juan-sheput/2601/a-propa-sito-de-la-ley-universitaria-si-no-cambia-seguiremos-en-lo-mismo

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