2 de septiembre de 2014

El embuste de la “teoría del goteo”

Amaru Barahona

Simón Kuznets en su trabajo “Crecimiento Económico y Desigualdad del Ingreso” (1955), sostiene la tesis de que en el modo de producción capitalista se impone como regularidad una tendencia: en la medida en que aumenta el crecimiento económico tiende a disminuir la desigualdad en la distribución del ingreso. Por ende, en los estadios avanzados del capitalismo industrializado tenderá a imponerse la equidad en la distribución del ingreso.

Los ideólogos del FMI y del Banco mundial tradujeron la tesis de Kuznets formulando la llamada “teoría del goteo”. El crecimiento económico y la concentración del ingreso provocan filtraciones que mediante un goteo sistemático va inundando el conjunto de la sociedad que a la postre conlleva al bienestar de todos sus miembros. De ahí que en política económica lo importante es preocuparse por el crecimiento y no por la distribución.

A partir de la segunda mitad de los 70 y comienzos de los 80, la “teoría del goteo” inauguró y publicitó la instauración del modelo neoliberal de política económica, y acompañó la promoción de su ulterior expansión brutal por el mundo.

El reciente libro de Thomas Piketty “El capital en el siglo XXI” (2013, edición en francés y 2014, edición en inglés), demuestra con un deslumbrante arsenal estadístico la falsedad de la tesis de Kuznets y sus secuaces de la “teoría del goteo”. La cualidad esencial de la obra de Piketty es su colosal construcción empírica: series estadísticas de variables relacionadas con la distribución del ingreso y la riqueza que se extienden desde el siglo XVIII hasta el siglo XXI, y abarcan los 20 países de capitalismo más avanzado, incluyendo dentro de la lista algunos “emergentes”. Esta indagación constituye una base de datos autónoma dentro de la obra, el WTID (World Top Income Database), que se puede obtener gratuitamente en la Web.

Los datos de Piketty ponen en evidencia que durante el período del implante neoliberal (de la segunda mitad de los 70 hasta hoy), en el Centro capitalista no se produjo nada parecido al famoso “goteo”. Todo lo contrario. Se ha impulsado un proceso de concentración del ingreso y del capital, y de inequidad social, semejante al que se dio a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Y se observa una severa involución con respecto a los logros en cuanto a la disminución de las desigualdades, que habían alcanzado los países centrales en el período de posguerra, en la llamada fase del “capitalismo dorado” o “glorioso” en USA y Europa (1945–1975).

Algunos ejemplos.

*) En USA, de los años 50 a 1970, el decil más rico obtenía entre el 30–35% del ingreso nacional; a partir de 1980 se produce una rápida concentración del ingreso, y a la altura del año 2000 este decil más rico concentraba cerca del 50% del ingreso nacional. Una tendencia semejante se manifiesta en los países europeos y Japón.

*) La tendencia a la concentración del capital es más intensa que la del ingreso. En USA, a la altura del 2010–2011, el 10% más rico de la población era propietario del 72% de la riqueza nacional, mientras el 50% de “los de abajo” controlaba apenas el 2% de esta riqueza. En Francia, por los mismos años, el 10% más rico dominaba el 62% de la riqueza, mientras el 50% más pobre apenas el 4%. Una distribución semejante de la riqueza se observa en la mayoría de países europeos.

Mientras, las estadísticas de Piketty muestran con elocuencia como crecen aceleradamente las desigualdades y la concentración de la riqueza en el capitalismo central; por estos lares, en la periferia, los devotos del fundamentalismo neoliberal siguen repitiendo, desde sus púlpitos, la consigna perversa: “lo importante es el crecimiento y la equidad nos llega como añadidura”.


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