19 de marzo de 2018

Por qué PPK debe dejar la presidencia

Claudia Cisneros

La incapacidad moral no es un juicio político, ni un juicio jurídico-penal; es un juicio ético y como tal no requiere esperar condenas penales, ni pruebas de infracciones constitucionales. Es un juicio, subjetivo sí, pero no por ello difícil de sutentar. Y PPK ha acumulado suficientes antecedentes para sustentar potentemente su incapacidad moral. Más allá del uso que en el juego político los adversarios le den, lo cierto es que las razones de la incapacidad de moral de PPK son reales y verificables en sus actos públicos.

La incapacidad moral no trata de cualquier falta o incapacidad ética o moral, sino de una incapacidad grave; una incapacidad moral tan grave que afecta las decisiones que el presidente toma y que afectan al país; una conducta ética tan grave que hace que el presidente, teniendo el primer poder de la nación y careciendo de la capacidad moral mínima para tomar las decisiones correctas, se convierta en un peligro para el país. Es moralmente incapaz aquel presidente que de manera, no aislada, no una vez o dos, sino que de manera reiterada y sostenida, toma decisiones equivocadas en su beneficio y sin considerar el bien de todos pone en riesgo y perjudica al país, sus instituciones y su buena marcha política, económica, social.

Es importante incidir en el tema de la reiteración y del patrón de mentiras. La incapacidad moral grave no trata de mentiras eventuales o mentiras en temas que no tengan grandes repercusiones nacionales. Se trata de un patrón de comportamiento de mentiras que han tenido consecuencias graves hasta sumir al país en una crisis política paralizante. Y ese patrón de mentiras reiteradas es lo que hace que la situación de su capacidad moral califique como grave. Como consecuencia ha generado la pérdida absoluta de la credibilidad mínima que un presidente debe tener para gobernar y para que los gobernados le otorguen una mínima legitimidad.

Es un error pensar que no se le puede juzgar moralmente al presidente hasta que concluya el proceso Odebrecht y haya una condena. La incapacidad moral no tiene que ver con el resultado de un proceso judicial o una investigación. El juicio jurídico-penal sí requiere de esperar que se le procese y reciba una condena, pero el juicio sobre su incapacidad moral no. El está detallado en la Constitución y lo determina el Congreso.

Ciertamente este Congreso es también absolutamente inmoral, y si existiera un procedimiento constitucional para vacar a sus congresistas por incapacidad moral, estaría plenamente justificado y habría suficiente evidencia para hacerlo. Y ciertamente, que un Congreso así de desprestigiado sea el que juzgue y apruebe la vacancia por incapacidad moral del presidente genera una gran disonancia. Es el ladrón juzgando al ladrón. Pero hay que tener en cuenta que, por más inmoral que sea este Congreso, las razones de la incapacidad moral de Kuczynski son reales, existen y existe el procedimiento constitucional para vacarlo. Aun cuando Keiko  utilice estos procedimientos constitucionales como revancha política, lo cierto es que PPK ha dejado la mesa servida con sus acciones.

Entonces, estar de acuerdo con esta vacancia no es estar de acuerdo con el fujimorismo o el uso perverso que ellos hacen del mecanismo constitucional; estar de acuerdo con esta vacancia no es estar de acuerdo con este Congreso inmoral e inútil; estar de acuerdo con esta vacancia es decir: este presidente ha demostrado ser incapaz de tomar decisiones acertadas para llevar al país por un buen sendero; este presidente miente sistemática y públicamente generando crisis tras crisis; este presidente ha sido y es incapaz de separar sus negocios privados del aprovechamiento público para ellos; este presidente no ha sabido, no ha podido, no ha querido gobernar para los peruanos, sino para sí mismo. Y para ello ha mentido de manera reiterada y pública, y a razón de su incapacidad moral grave ha perdido legitimidad, credibilidad mínimas para tener autoridad en el cargo de mayor responsabilidad de un país. Estar de acuerdo con esta vacancia, finalmente, es tomar consciencia de que si PPK se queda en el cargo, serán tres años de crisis.

De todos los escenarios posibles: PPK 3 años nefastos, fujimorismo nefasto y Vizcarra interrogante, Vizcarra podría, si es inteligente y patriota, dar un vuelvo de 180 grados para conjurar la crisis y reencausar la estabilidad. Ello pasará porque no cometa los mismo errores de los que fue advertido PPK frente a su enemigo, el apellido Fujimori, que es como ya todos se dieron cuenta, el enemigo principal del Perú.


No hay comentarios: