29 de agosto de 2020

Para salir del colapso

Diego García Sayán


La demoledora pandemia seguirá requiriendo medidas de emergencia por un buen tiempo. Desconocemos su magnitud final pues es claro que no hemos llegado aún al fondo del pozo. Más allá de las urgentes respuestas inmediatas en el plano de la salud y medidas asistenciales de emergencia, las grandes preguntas giran en torno a cómo se podrá salir de un colapso recesivo que no habíamos visto ni sufrido.

América Latina es la región más golpeada; el comercio exterior caerá en 23%, con las brutales consecuencias que eso ya va teniendo en desempleo y aumento de la pobreza. Dentro de ello, el Perú el más afectado: la economía ya cayó 30%. ¿Cómo salir de esto?

Una herramienta importante es la integración regional. Alicia Bárcena, de CEPAL, apunta a ella: “con pragmatismo, debemos rescatar la visión de un mercado latinoamericano integrado”. Aprovechar, pues, la escala de un mercado de 650 millones de habitantes. Pero no solo asunto de comercio internacional, sino que la coordinación regional apunta a una interlocución más simétrica con EE.UU., China y Europa. Asunto clave en un contexto que llama al no alineamiento frente a una guerra fría entre EE.UU. y China.

Hay otros tres asuntos medulares.

Primero: una estrategia para gestionar recursos extraordinarios de cooperación mundial, en analogía con lo que se hizo en Europa con el Plan Marshall. Colaboración global esencial para salir del hoyo al que la pandemia nos está arrojando. En ello la cooperación regional sería una herramienta esencial para mejorar nuestras capacidades de negociación en el mundo.

Segundo: reforzar y ampliar el papel que puede jugar la banca multilateral y, dentro de ella, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) como canal de cooperación. El BID, para ello, debe ser reforzado en su multilateralismo y no convertido en herramienta de esa guerra fría que no es nuestra. Con 22 países miembros cooperantes −entre europeos, asiáticos y Canadá− no se puede dejar al BID caer en el pantano de la manipulación política de un gobierno.

El día de ayer seis expresidentes de América Latina y España reiteraron, en potente declaración, que esta elección debe posponerse y que, en caso de llevarse a cabo el 12 de setiembre, “carecería de legitimidad y más pronto que tarde debiera considerarse nula” (firman los expresidentes de Chile, Ricardo Lagos; Brasil, Fernando Henrique Cardoso; Colombia, Juan Manuel Santos; México, Ernesto Zedillo; Uruguay, Julio María Sanguinetti; y el ex jefe de gobierno de España, Felipe González). Incomprensible el silencio y letargo que se mantiene en Torre Tagle. Sin posición; eso no es “neutralidad”.

Tercero: política interna y las elecciones de abril 2021. En un impredecible año electoral, la crisis y la desinstitucionalización de la política amenaza con llevar al país por peligrosas rutas populistas y autoritarias. El subutilizado Acuerdo Nacional debería ser el foro en el que, en serio, se discuta desde ahora no solo metas generales, sino sobre planes y estrategias concretas sobre lo que vendría desde julio del 2021 y cómo manejar esta recesión sin precedentes. No bastan las buenas intenciones traducidas en generalidades.

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