16 de junio de 2025

¿Qué significaría una Palestina libre?

Cecilia Méndez

Lo insólito, lo chocante, lo incomprensible es el grado de impunidad que goza Israel tras más de un año y medio de un genocidio transmitido en vivo por sus propias víctimas.

“El colonialismo es un estado mental”
— Rula Jebreal


“¿Qué significaría una Palestina libre? Me pregunta Patricia Salas, exministra de Educación, en una entrevista desde Arequipa. No soy especialista en el Oriente Medio, está de más decir, pero llevo varias columnas escribiendo sobre Gaza y hablo de Gaza, cualquiera sea el tema que trate, si se trata del momento actual.  Porque como dice mi colega, la historiadora palestina Sherene Seikaly en su último editorial de the Journal of Palestine Studies, “Gaza está en todas partes”. Y está en todas partes, pese a que también se está encogiendo... Porque mientras por un lado, el ejército de ocupación destruye todo resquicio de vida en Gaza y ensancha la zona que ha tomado militarmente, empujado a la población que sobrevive a sus brutales bombardeos a un espacio cada vez más  reducido —en la práctica, creando un campo de concentración—   los ciudadanos del mundo, indignados ante la inacción o complicidad de sus gobiernos, llenan calles y plazas flameando la bandera palestina y convocando cada  vez a un número mayor de personas y lugares para reclamar el fin del bloqueo, del genocidio, y de la ocupación. Ya sea una flotilla por el mar o marchas de gente de múltiples países por tierra para abrir las fronteras de Gaza con ayuda humanitaria, la gente común arriesga su vida, por lo que están obligados a hacer sus gobiernos.

Lo insólito, lo chocante, lo incomprensible es el grado de impunidad que goza Israel tras más de un año y medio de un genocidio transmitido en vivo por sus propias víctimas.  Israel ha batido todos los récords en capacidad destructora de un pueblo: más periodistas asesinados que en seis guerras internacionales del siglo XX y la guerra civil de EEUU juntas, de acuerdo a un estudio de la Universidad de Brown (230 periodistas de acuerdo a algunos cálcuos); incontables paramédicos, médicos  y rescatistas, incluyendo 300 trabajadores de la ONU, cuyos colegios, centros de almacenamiento y ambulancias Israel bombardea cada día; ha vetado a la UNRWA de Israel y declarado al  jefe de la ONU “persona non grata”. Desde marzo, más de dos millones de gazatíes están en riesgo de morir de hambre, bombardeos o por enfermedades. Lo que eran 400 centros de abastecimiento que organizaciones humanitarias independientes, incluida la ONU, operaban con eficiencia, han pasado a ser cuatro puntos caóticos y letales de distribución de comida inadecuada, que obligan a los gazatíes a caminar kilómetros con el riesgo de morir abaleados, como ha ocurrido con al menos unos 140, incluyendo niños buscando qué comer.

Pese a todo ello, y pese a que Israel está en juicio por genocidio ante la Corte Internacional de Justicia y  que Netanyahu tienen orden de captura internacional por crímenes de guerra y  otras atrocidades por la Corte Penal Internacional, y que el año pasado la ONU falló declarando ilegal de la ocupación israelí y ordenó el retiro de todos los asentamientos Israel en Gaza y Cisjordania para setiembre de este año, ni Europa, y menos EEUU, han impuesto a Israel ninguna sanción efectiva. No han pasado de palabras, mostrando de qué fibra están hechas las “democracias liberales” de los países más afluentes.

¿Qué puede resultar tan amenazante de la idea de una Palestina libre para que sea preferible defender un genocidio? Incluso, está a punto de ser votada en la Cámara de Representantes de EEUU una resolución para declarar “Palestina libre” un lema “antisemita”.  ¿Por qué en EEUU se secuestra, se encarcela, se deporta a residentes legales, se les revocan sus visas a estudiantes por haber escrito un editorial o hablado contra el genocidio y en defensa de los derechos de los palestinos?  ¿Por qué resulta un delito tan temerario pedir para los palestinos lo mismo que se pide para el resto de la humanidad sin que cause escándalo?: comida agua, salud, higiene, derecho a una familia, a una casa, a escuelas universidades, a templos, a parques, a agua potable, a calles donde caminar, a museos y biblioteca y hasta un lugar para llorar a sus muertos, porque hasta los cementerios son blanco de las bombas israelíes?

¿Por qué los medios más prestigios de Europa y EEUU facilitan, por acción omisión, este genocidio; por ejemplo, negándose a publicar las declaraciones públicas genocidas de los lideres israelíes y reproduciendo como información válida la propaganda oficial de su ejército? ¿Por qué no se publica en primera plana las masacres diarias de hasta 150 palestinos, dando pie a un parlamentario israelí  a decir  (parafraseo): “podemos hacer lo que queramos y a nadie le importa; podemos matar a cien palestinos en una noche y a nadie le importa”?

Cualquiera sea respuesta, tendría que contemplar la historia de impunidad que no es de ahora. Se remonta 1948, el año de la creación misma del Estado de Israel, dice Rula Jabreal, escritora y periodista palestina residente en Italia, en conversación con Naomi Kelin en el portal Zeteo, sobre su reciente libro en italiano Genocidio. Jabreal habla de la temprana violación del derecho al retorno, porque cuando terminó la guerra ese año y se discutió en la ONU la posibilidad del retorno de los 750,000 palestinos expulsados de sus hogares con la creación Israel, un grupo paramilitar sionista asesinó al funcionario suizo de la ONU encargado de tramitar este proceso, Folke Bernadotte, y no hubo sanción alguna. Desde entonces la impunidad persiste y se agrava a la par de los crímenes.

No es asunto de derecha o izquierda

Sin descartar los intereses comerciales, económicos y estratégicos de Europa con Israel, un enclave occidental en las puertas del mundo árabe, a los sus políticos parece costarles no seguir viendo a esos pueblos como dominios coloniales; la idea de una Palestina libre parece resultarles inquietante,  lo mismo que a EEUU, el imperio informal.  Pero no se trata de una pugna entre derecha e izquierda. Se trata, como bien afirma Jabreal, de una diferencia entre “humanistas y la gente que (…)  cree en un orden mundial en el que las protecciones no aplican a gente como yo”.  Naomi Klein la interrumpe: “supremacistas y fascistas”.  Pero Jebreal retruca: “Supremacistas y fascistas, pero también gente que es liberal, pero piensa que el orden liberal es para liberales y no para los otros, como quiera que quiera llamarlos. Entonces, la colonización es un estado mental. No es ni siquiera geográfico o político (…); es una cosa cultural”, prosigue.  Y aduce que por eso “mucha gente en nuestro campo cree que Occidente puede hacer lo que quiera dentro de sus fronteras, pero lo que está afuera de las fronteras es la jungla”. Y concluye: “esa es la manera en que abres el camino al fascismo…”

Si bien el futuro no se ve auspicio, Jabreal nota cómo en Italia ha virado la opinión considerablemente a favor de los palestinos (como ha sucedido en muchas partes del mundo) y dice:  “Las acciones  que tomemos hoy decidirán si Gaza es el modelo donde la ley internacional es reforzada o se convierte un modelo para exportar” O, podríamos añadir, como lo puso el caricaturista Joe Sacco, “el lugar donde fue a morir Occidente” .

Fuente: https://larepublica.pe/opinion/2025/06/15/que-significaria-una-palestina-libre-por-cecilia-mendez-hnews-1347915

https://www.leerydifundir.com/2025/06/significaria-una-palestina-libre/

 

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