Pedro Francke
"Su 'gallina de los huevos de oro', la producción de gas, fue retrocediendo desde hace una década"
La situación económica de Bolivia no es buena estos últimos tiempos. La razón es parecida a los riesgos que nos está generando el cogobierno Boluarte-Congreso: un déficit fiscal fuera de control. Sólo que allá ha sido más grande y fue creciendo por varios años, llevando a un desequilibrio externo, de tal manera que faltan dólares para importar productos esenciales como los combustibles.
Resulta que la irresponsabilidad macroeconómica no es sólo un problema de gobiernos izquierdistas. Tanto Trump en Estados Unidos como el gobierno Congreso-Boluarte han generado un desequilibrio fiscal enorme, otorgando grandes regalos en materia tributaria a los billonarios y a las grandes empresas mientras cortan presupuesto para asuntos esenciales como los servicios de salud y la educación pública. Por otro lado, hemos tenido en nuestro continente gobiernos izquierdistas como AMLO y Claudia Sheinbaum en México y Gabriel Boric en Chile, que han sido bastante cuidadosos con los equilibrios macroeconómicos.
¿Por qué hay gobiernos fiscalmente irresponsables? Para un gobierno de derechas o izquierdas, gastar más sin luchar por obtener los ingresos que lo sustenten es una tentación, ya que sus desenfrenos los pagarán otros gobiernos y, mientras tanto, consiguen apoyos de determinados grupos. Eso es exactamente lo que está haciendo López-Aliaga ahora en Lima, endeudando a la ciudad enormemente, de tal manera que a futuro una crisis de la Municipalidad de Lima es ineludible. Los demagogos siempre recurren a pintar un “futuro rosa” afirmando que con sus políticas la economía crecerá mucho más y que con eso se resolverá todo. Cuando luego de algunos años el déficit no se reduce y la deuda sigue creciendo, tienden a seguir con la farra, hasta que llegan al precipicio, a veces cuando esos gobernantes irresponsables ya no están.
Que ese error fatal deba evitarse, no quiere decir que izquierdas o derechas sean similares. Se puede lograr que los ingresos y los gastos fiscales mantengan un equilibrio de mediano plazo con dos políticas sustancialmente diferentes. El neoliberalismo peruano entre 1990 y 2020 aplicaba una política fiscal equilibrada con bajos impuestos a los ricos y monopolios, bajo gasto social e inversión pública raquítica. Las cuentas cuadraban, pero la pobreza y la desigualdad eran enormes: una típica política derechista. Nuestro actual gobierno agrava lo malo de esa política con mayores beneficios tributarios a los agroexportadores y grandes empresas, llevándonos a un desequilibrio fiscal. Pero con muchos de sus socios importantes beneficiados y el neoliberalismo reforzado, la Confiep apoya semejantes despropósitos.
Una política de izquierda sostenible busca el equilibrio fiscal cobrando tributos con mayor justicia, acabando con la evasión tributaria de los grandes grupos monopólicos, lo que permite que se destine mayores recursos a pensiones dignas, a que todos tengan acceso a salud oportuna y de calidad, a mejorar la educación pública e invertir en infraestructura y avance tecnológico. Eso es lo que propusimos desde el Ministerio de Economía el 2021, al mismo tiempo que concentrábamos esfuerzos en lograr la vacunación amplia que detuvo el Covid-19, lo que nos permitió retornar a cierta normalidad en nuestras vidas, la producción y la economía. La diferencia con las políticas que han llevado a la crisis a Bolivia es que allá persistieron en más gasto social sin recursos que lo sostengan, receta para que tarde o temprano haya un descalabro macroeconómico, inflación y desempleo, que termina con la población en peor situación que antes.
Hay un segundo tema en estas experiencias de irresponsabilidad fiscal y crisis macroeconómica, que se ve en el mediano plazo: la producción. En todos estos casos, un tema importante es si se logra crecimiento económico. Efectivamente, un crecimiento acelerado implica más ventas y más ganancias empresariales, y con eso más recaudación tributaria. Por el contrario, una caída de la producción genera un hueco en los ingresos, que es muy difícil, económica y políticamente, de reequilibrar.
En los casos de Bolivia resaltan dos hechos. Por un lado, su “gallina de los huevos de oro”, la producción de gas, fue retrocediendo desde hace una década. No lograron atraer nuevas inversiones para el gas y se confiaron en que el litio les pudiera cubrir el faltante, pero esta producción no llegó. Junto a esto hay un tema aún más importante: no le dieron prioridad absoluta a la diversificación productiva. Es un asunto de fondo y una vez más se vio que no hay desarrollo progresista sin cambio productivo estructural. De esta manera, mientras por un lado generaron más demanda interna la producción nacional no le siguió el paso, provocando un déficit externo y una aguda escasez de dólares.
En esas condiciones, en Bolivia el mediano plazo del desbalance productivo explota en combinación con el desequilibrio fiscal. La presión macroeconómica se concentra en la escasez de dólares que, llegado al punto extremo en que está hoy, sólo tiene dos salidas: devaluación o racionamiento. La segunda opción, que los peruanos recordamos en la forma de los “dólares MUC” del primer gobierno de Alan García, suele generar mucha corrupción y un dólar paralelo que sube y finalmente provoca un gran empujón inflacionario. La otra salida, una devaluación pura y simple junto a un ajuste fiscal fuerte, es también muy costosa en cuanto a sus efectos recesivos y empobrecedores. Llegados al punto extremo, la irresponsabilidad productiva y fiscal termina poniendo a los gobiernos entre la espada y la pared, como sucede en Bolivia hoy.
Dos lecciones sacamos de este análisis. Una: se debe mantener un equilibrio fiscal de mediano plazo, lo que para una política de izquierda implica que atender nuestras grandes necesidades sociales siempre debe tener una base sólida de justicia tributaria. Dos: es indispensable dar mucha prioridad a la diversificación productiva, asegurando un crecimiento dinámico y resguardando las exportaciones primarias.
Fuente: Hildebrandt en sus trece, Ed 742 año 16, del 18/07/2025
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