Pedro Francke
"Nada de esto ha merecido una mínima respuesta del gobierno peruano ni de su protector, el 'antiimperialista marxista-leninista' Cerrón"
Bajo Donald Trump Estados Unidos ha roto los tratados de Libre Comercio, como el que firmó con nuestro país, sin ningún miramiento por la palabra empeñada. Ha elevado enormemente sus aranceles (impuestos a la importación también llamados con el anglicismo de tarifas), incluyendo los aplicados a productos claves de exportación peruanos que debían estar protegidos por el TLC. De esta forma, ha golpeado a todo el mundo, aunque a algunos países, como Canadá e India, más que a otros. Trump lo ha hecho a pesar de que las leyes de Estados Unidos establecen que esas decisiones son potestad de su Congreso, pero está claro su nula disposición a respetar la división y equilibrio entre poderes y su intentona dictatorial. Los tribunales estadounidenses aún analizan el tema, pero así como en el Perú tenemos un Tribunal Constitucional servil al poder, lo mismo sucede en Estados Unidos con su Corte Suprema.
Dice Trump que ha logrado diversos arreglos parciales con varios países, sin que haya textos escritos de esos acuerdos. Pero él los propagandiza como grandes logros para Estados Unidos, anunciando supuestas inversiones millonarias de Japón y Europa en su país, que son “puro humo” como ha explicado el premio Nobel de economía Paul Krugman. Mientras tanto, esta semana sus estadísticas de empleo mostraron una caída fuerte, frente a lo cual Trump tuvo la infantil reacción de matar al mensajero: despidió al jefe del buró de estadísticas. Aun así, se piensa que Trump puede anunciar mayores aranceles para algunos productos en las próximas semanas.
A nivel internacional Trump sigue respaldando el genocidio desatado por Netanyahu contra los palestinos en Gaza, aunque este es cada vez más repudiado, incluso con algunos tímidos giros en una Europa cuya reacción frente al tema la ha deslegitimado como defensora de derechos humanos. Trump ha ido como trompo en relación a la guerra Rusia-Ucrania, bamboleando de un lado a otro con amenazas múltiples. Sus políticas contra la humanidad incluyen abandonar la lucha contra el VIH/SIDA, poner como ministro de salud a un demagogo antivacunas y promover un mayor uso de petróleo agravando el cambio climático.
Latinoamérica y el Perú en el ojo de Trump
Trump también ha desatado su intervencionismo en Latinoamérica. Ha aplicado aranceles de 50 por ciento a Brasil porque autoridades supremas judiciales de ese país han tomado medidas contra el expresidente Bolsonaro, que intentó un golpe de Estado movilizando a grupos armados y sectores policiales y militares en su capital. Lo que hizo el expresidente brasileño no fue solo un discurso sino toda una articulación de acciones subversivas contra la democracia, y quien ha decidido someterlo a juicio para que no se escape fue un poder judicial independiente. Trump igualmente ha pretendido entrometerse en la condena judicial del expresidente Álvaro Uribe, acusado, entre otras cosas, de manipular testigos. Ya antes se había metido con México. Nada de esto ha merecido una mínima respuesta del gobierno peruano ni de su protector, el “antiimperialista marxista-leninista” Cerrón.
Mientras tanto, las tormentas trumpistas se acercan a Perú, en torno al puerto de Chancay, de propiedad china y de carácter estratégico. La situación puede agravarse rápidamente. Como sabemos, el valor de ese puerto se incrementaría notablemente si hubiera un tren que lo conectara al Atlántico brasileño y ya China ha firmado un acuerdo para construir esa ferrovía hasta el límite de Brasil con Perú. Pero nuestro gobierno, en vez de coordinar y sumarse a la iniciativa, la critica, tras lo cual Boluarte sale a hacer viajecitos de placer con apoyo del Congreso.
El asunto de los puertos ha tomado mayor importancia porque, en torno a los puertos de Panamá, cuyos servicios los brinda la empresa china privada CK Hutchinson, hay una tensa negociación. Según reporta “The Economist”, esta empresa estaba llegando a un acuerdo de 23 mil millones de dólares para vender esos terminales y otros 41 puertos en 22 países de todo el mundo al fondo de inversiones gringo BlackRock y a la empresa suizo-italiana MSC. Pero China ha intervenido y exige que Cosco, el gigante naviero estatal chino, se una a los compradores con derecho a veto en las operaciones portuarias. CKH, BlackRock y MSC están dispuestos a aceptar la participación de Cosco, pero ¿qué dirá Trump? Cosco está estrechamente vinculado al Partido Comunista Chino, quien, reporta “The Economist”, controla el nombramiento de los principales directivos de la empresa. ¿Y esto qué tiene que ver con el Perú? Pues resulta que la dueña del puerto de Chancay es precisamente Cosco.
Respuestas: pocas pero existentes
Frente a la difícil situación mundial, el mes pasado hubo una cumbre entre los presidentes de Brasil, Chile, Uruguay, Colombia y España para defender la democracia mundial. Meses antes se realizó una cumbre de los países latinoamericanos agrupados en la CELAC. Otro bloque que ha intentado fortalecer relaciones para contrapesar la actual política imperialista de Estados Unidos han sido los BRICS.
A pesar del espíritu extractivista, el intervencionismo abierto y el total irrespeto a la legalidad internacional mostrados por Trump, hay en el Perú una extrema derecha que lo aplaude y quiere engancharse con él. No le importan los valores democráticos, ni los golpes a nuestra economía ni los riesgos a la soberanía nacional. Solo quieren subirse al carro del poder.
Pese a todo, las elecciones venideras merecen un debate sobre nuestro destino como nación y las políticas requeridas. Hoy una difícil situación internacional obliga a revisar y replantear posiciones al respecto. Cuidar el interés nacional y su proyección a futuro debe ser prioritario, junto a un compromiso con la vida, la democracia y los derechos humanos, que son valores tan golpeados actualmente en el mundo.
Fuente: Hildebrandt en sus trece, Ed 744 año 16, del 08/08/2025
https://www.hildebrandtensustrece.com/
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