6 de diciembre de 2025

Perú: Somos minoría

César Hildebrandt

"Pero nos duele aún más saber, con la ciencia cierta del repaso histórico, que todo habrá de empeorar"

La democracia es lo que pudimos tener.

¿Pero la merecíamos?

Creo que no.

Una democracia se hace con ciudadanos, con gente que aspire a un contrato social basado en la meritocracia, por un lado, y en la compasión social, por el otro. La primera permitirá el éxito de los mejores. La segunda impedirá que los menos dotados sean castigados con la incertidumbre y la miseria.

Debe haber una voluntad plural para crear un sistema de convivencia regido por el orden que emana de la justicia.

Pero en el Perú esa voluntad no existe. Somos una federación de tribus enemistadas. Y la democracia nunca ha sido nuestra preocupación. Es más: cuando la democracia arroja resultados que no nos agradan, gritamos que hay fraude, como en el caso de Castillo, o bloqueamos el Congreso, como en el caso de Bustamante y Rivero.

Hoy vivimos una etapa especialmente gris de nuestra existencia. Al desamor por los modales democráticos se suma una suerte de aceptación nacional de la barbarie.

¿La Junta Nacional de Justicia es una banda de delincuentes que se zurran en el poder judicial? Claro que sí. ¿Y a quién le importa?

¿El Tribunal Constitucional es una patota de fujimoristas disfrazados de tribunos que acatarán lo que salga de la Yakuza anaranjada? Claro que sí. ¿Y a quién le importa?

¿La Fiscalía en manos de Tomás Aladino Gálvez es hoy una covacha de encubridores y cómplices del crimen? Claro que sí. ¿A alguien le importa?

¿El Congreso es el Tren de Porky y medran en sus filas rateros y canallas de todos los colores? ¡No hay duda! ¿Pero a alguien le importa?

Cosas parecidas podríamos decir de la Defensoría del Pueblo, de la Policía, de los jueces provisionales que reciben órdenes y de los fiscales de pacotilla que reciben dólares. Y cóleras semejantes se merecen los partidos que murieron pero siguen predicando, la prensa que murmura, las redes sociales que añaden idiotez a la confusión.

Me ha costado admitir que pertenecemos a una minoría, pero mi salud mental me exigía dar el paso. Sí: pertenecemos a una minoría quizá en trance de extinción. Somos lo que quedó de aquella clase media que compraba libros, trataba de entender los problemas desde la raíz, se equivocaba con la misma frecuencia con la que se hacía preguntas. Somos las sobras del banquete republicano que pudo ser. Y sí: nos cuesta tolerar el español que se escribe en los periódicos, el que se maltrata en las radios, el que se masacra en el habla popular de los rotafonos. Nos duele ver las consecuencias de la catástrofe cultural de estas últimas décadas.

Pero nos duele aún más saber, con la ciencia cierta del repaso histórico, que todo habrá de empeorar. No hay ninguna posibilidad –ninguna– de que salgamos de este letargo multitudinario y suicida con el elenco político y social que tenemos al frente.

No hay subsuelo que no nos espere. No hay pesadilla que no nos sueñe. No hay fracaso que no nos quiera. Tenemos los políticos que toleramos, los partidos que se volvieron males crónicos, los sinvergüenzas que prohijamos.

Y allí está la mayor creación de nuestro masoquismo –el fujimorismo– gobernando desde las sombras y deseando volver a gobernar –no importa el cómo– en 2026. El fujimorismo interpretó la picaresca peruana, le dio estatuto de himno y emblema, la convirtió en credo. Siempre nos gustó ser taimados, pero con el fujimorismo esa debilidad fue nombrada virtud cardinal. Nunca nos hemos mentido más que ahora. Nunca hemos sido más cínicos y procaces. Nunca hemos amado tanto la impostura, la coartada de la palabra y la terapia del olvido. El Perú es hoy un homenaje al barro. Lo decimos desde esa minoría que no teme morir diciendo lo que cree.

Fuente: Hildebrandt en sus trece, Ed 761 año 16, del 05/12/2025

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3 de diciembre de 2025

Perú: Niñas y mujeres awajún, 524 veces violencia sexual

Irma Del Águila

Las mujeres awajún están organizadas y exigen derechos al Estado peruano.

En la provincia de Condocanchi, las mujeres awajún exigen que los fiscales, jueces, psicólogos, médicos legislas sean todas mujeres, "subrayado que sea mujer", reitera Rosemery Pioc del Consejo de Mujeres Awajún Wampis (Comuawuy). Las razones que esgrimen las dirigentas son concluyentes:

Entre 2010 y 2025, la UGEL Condorcanqui ha registrado 524 denuncias por agresiones y violencia sexual contra niñas y adolescentes. El drama añadido a las niñas y mujeres awajún es que cuando se producen abusos y agresiones sexuales en las escuelas y también en el propio hogar. "No han parado los casos de violencia, se han incrementado más bien. A parte de escuelas, está la comunidad, los tíos, abuelos, el entorno familiar", destaca Rosemary Pioc.

En definitiva, ser mujer y ser indígena son factores de altísima vulnerabilidad en la región Amazonas. La violencia sexual es las escuelas merece un aparte. En el vínculo entre maestros y alumnas se crea una relación de poder asimétrica, por el cargo que ocupa el docente pero también por su condición de varón al que se añade, a veces, el origen étnico mestizo (aunque no siempre es el caso, también existen docentes indígenas). En palabras de la antropóloga Marisol de la Cadena, "Las mujeres son más indias", es decir, que las niñas y adolescentes awajún ocupan el último peldaño de un ordenamiento social regional (y nacional) fuertemente signado por las jerarquías.

Así, señala de la Cadena "el género se convierte en eje fundamental junto con la estratificación económica, para la construcción de jerarquías étnicas dentro de la comunidad e incluso en el marco de unidades domésticas" (1992). La violación y agresión sexual contra mujeres indígenas en las escuelas y en el seno familiar nos confronta ante un problema social de una complejidad que rebasa lo estrictamente legal y normativo. Aquí lo íntimo, el hogar, es también público, que es decir político.

Aferrarse al viejo análisis que distingue entre la "dimensión social" de la realidad que atañe a las cuestiones de la estructura (p.ej. nuestro mercado oligopólico, nuestra estructura productiva primario exportadora, etc.) de la "dimensión individual" que tiene que ver con consideraciones ideológicas (superestructuras), concretamente identitarias (género, etnicidad, etc.) y donde ambas dimensiones operan por cuerdas separadas, es caer en el fetichismo formalista. En los hechos, y abusando de la metáfora, las relaciones de poder en la política, la economía productiva y la sociedad peruana arman un tejido complejo donde los hilos de la trama (superestructura) atraviesan los hilos de la urdimbre (estructura). Un Estado no hace política pública eficiente con hilachas sueltas y remiendos. Si divide la realidad social en categorías (estructura, superestructura) es para efectos del análisis formal pero ese análisis no reemplaza al "hecho social" que se tiene que abordar como un tejido, de forma unitaria y compleja.

De ahí que las intervenciones estratégicas en políticas públicas en países democráticos y modernos sean transeccionales. Las propias mujeres awajún en Condorcanqui demandan intervenciones en diferentes ámbitos sociales, legales e íntimos incluso. Refugios para las niñas, en primer lugar, "nosotras como organización pedimos que alguna entidad o una ONG construya un albergue, es urgente. Recibimos denuncias, pero no tenemos dónde atender a las víctimas. Los refugios son salvaguardarlas", señala la presidenta del Consejo de Mujeres Awajún Wampis. Inútil es reiterar que la eficiencia del trabajo de una red de salud en Condorcanqui requiere del enfoque de género. Rosemery Pioc pide el apoyo psicológico a las víctimas con psicólogas que vivan permanentemente en las comunidades. Y, sobre todo, médicas legistas mujeres porque, "desde la cultura originaria nunca una mujer que tiene una pareja va a desnudarse delante de un varón".

"Desafío Condorcanqui", un espacio de apoyo a las organizaciones de mujeres awajún en Condorcanqui ha brindado talleres de capacitación a mujeres dirigentes awajún y apoyo psicológico temporal. Se han instalado fiscalías que atienden los casos abiertos por violación sexual, lesiones y feminicidios. Pero el reto ahora mismo necesita de un compromiso mayor del Estado peruano. Necesita de una mirada integral, que abarque a todos los sectores. Cuando una niña o una adolescente contrae VIH en Condorcanqui (y las cifras son tres veces superiores el promedio nacional), compromete al sector salud pero no solo, interpela también a la escuela, a la familia, a la seguridad del orden interno, a la comunidad indígena, a la parroquia y a otros espacios que tal vez no la protegieron de la mejor manera y que no formaron a las niñas y niños en educación sexual integral. "Son violentadas a los diez, doce, catorce [años], es de todos los días", concluye Pioc.

En definitiva, las mujeres awajún están organizadas y exigen derechos al Estado peruano.  Y llevan debida cuenta: van 524 veces violencia sexual.

Fuente: https://larepublica.pe/opinion/2025/11/23/ninas-y-mujeres-awajun-524-veces-violencia-sexual-por-irma-del-aguila-hnews-259325

Perú: Cambiar el capítulo económico

Pedro Francke

"Mejor economía requiere más democracia y mejor gestión pública, y esos principios orientadores deben estar en nuestra Constitución"

Aclaremos algo de entrada: el “capítulo económico” de la Constitución NO puede discutirse al margen del resto de la misma, por tres razones. Una, porque las disposiciones económicas tienen que estar en función de las visiones que tenemos del país y nuestros objetivos sociales. Dos, porque el arreglo de poderes impacta directamente en el manejo económico. Tres, porque la economía depende también de lo que suceda con la educación, la salud, el ambiente, la seguridad ciudadana y social, y la equidad y la justicia. Para los expertos constitucionalistas un principio básico es que las constituciones deben analizarse integralmente y no por pedacitos.

Hay otro asunto a aclarar: ¿de qué Constitución estamos hablando? Tuvimos la Constitución de 1993, hecha en dictadura y aprobada con fraude. Pero hubo un cambio SUSTANCIAL entre 2021 y 2023 por parte del Congreso y el Tribunal Constitucional (TC), que rompieron el equilibrio de poderes con la vacancia presidencial express e impidiendo de facto que un presidente llame a nuevas elecciones tras disolver un Congreso obstruccionista. Lo hicieron violando la misma Constitución que tanto dijeron defender. Además, en contra de la voluntad manifiesta del pueblo votada en referéndum, establecieron un Senado oligárquico e hiperpotente. Esta nueva estructura de poder tiene un profundo efecto económico. El que se haya impuesto un Congreso sin control convertido en el centro único del poder, le ha permitido nombrar un TC servil que le ha otorgado iniciativa de gasto en contra de la letra expresa de la Constitución. El déficit fiscal sin control es hijo del parlamentarismo mafioso sin control. Frente a eso, la ley del Congreso y las decisiones del TC que rompieron el equilibrio de poderes deben ser revertidas mediante disposiciones constitucionales más precisas y el Senado debe ser eliminado.

Vayamos ahora a la orientación principal de la Constitución. “La defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado”, dice el artículo primero. Eso está bien, pero ¿se debe dejar totalmente de lado el cuidado de la naturaleza y los demás seres vivos, la justicia y equidad, la cultura, la vida en comunidad y los bienes comunes? Esto atañe al orden fundamental que nos damos con la Constitución y que orienta a su vez la cuestión económica. La persona humana no está aislada de la sociedad ni del ambiente en que vivimos. El objetivo general de la economía debe establecerse como orientado al Buen Vivir con equidad, procurando pleno empleo y que las regiones postergadas y con menor bienestar del país sean priorizadas en su desarrollo.

Veamos ahora temas específicos. Hoy que enfrentamos una crisis de inseguridad, hay en el primer artículo de la Constitución otra cuestión a cambiar: el secreto bancario y la reserva tributaria. Lamentablemente, tras estos preceptos se han escudado los corruptos y las bandas criminales para mantener escondidos el dinero producto de sus robos y extorsiones. Eso frena considerablemente la lucha contra la inseguridad ciudadana. El respeto a la privacidad de los datos personales no puede ser pretexto para refugio de criminales y los fiscales deben poder tener acceso cuando las investigaciones lo requieren. Sigrid Bazán ya ha presentado un proyecto de reforma constitucional al respecto y eso está muy bien. Por otro lado, ¿no tenemos los ciudadanos el derecho a saber cuánto dinero tenían y cuánto han acumulado Dina Boluarte y Rafael López Aliaga mientras estuvieron en el poder? A menudo hemos visto reportajes que indican que candidatos, ministros y congresistas han mentido, ocultando sus riquezas, sin mayores consecuencias. Que la Constitución permita acceder a la información económica de delincuentes para luchar contra el crimen y la corrupción no es un detalle menor.

Sobre los aspectos referidos al manejo económico, pienso en algunos cambios importantes. Debe eliminarse el artículo que dice que un inversionista extranjero tiene los mismos derechos que uno peruano, disposición que no existe en ninguna Constitución de otro país americano y que hoy en el mundo las políticas de Estados Unidos, China, Europa y muchos otros países contravienen directa y explícitamente. Hay, además, varias definiciones que debieran ser parte de la Constitución por su importancia. El crecimiento económico debe ser sostenible ambientalmente. No puede hacerse a costa de deterioros ambientales que los pagarán futuras generaciones. Se debe mitigar y enfrentar el cambio climático. La enorme desigualdad e inequidad persistente y el racismo y el machismo no pueden seguir siendo ignorados. La corrupción y el lobismo mañoso deben ser señalados como males nacionales a ser combatidos con fuerza. Debemos tener una política de diversificación económica, industrialización y desarrollo tecnológico como parte de un plan nacional de desarrollo. Las cooperativas, comunidades y pequeñas empresas deben merecer un reconocimiento especial, así como el rol de la pequeña agricultura familiar en la seguridad alimentaria.

Hay, desde luego, temas importantes a mantener y profundizar en la Constitución, en especial las referidas a la estabilidad macroeconómica y el control de la inflación. Hay que defender la autonomía del Banco Central de Reserva y fortalecer la sostenibilidad fiscal, impidiendo que el Congreso apruebe exoneraciones tributarias contra la opinión del Ministerio de Economía.

Finalmente, hay definiciones claves sobre la democracia. No podremos romper con el dominio de los monopolios y grandes grupos de poder económico si no es dando poder al pueblo, y por eso la Constitución debe facilitar que se hagan referéndums sobre decisiones fundamentales tras un proceso amplio de deliberación. Junto a una meritocracia consolidada, eso fortalecerá la democracia y promoverá políticas económicas orientadas al bienestar de las mayorías y no reproductoras de desigualdad y exclusión. Mejor economía requiere más democracia y mejor gestión pública, y esos principios orientadores deben estar en nuestra Constitución.

27-11-2025

Fuente: Hildebrandt en sus trece, Ed 760 año 16, del 28/11/2025

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