14 de junio de 2015

No se trataba de fútbol

Diego García Sayán

Lo que se sospechaba era brutal realidad: la FIFA no era un asunto de fútbol sino un medio para que un grupo de facinerosos se apropiara de millones de dólares a lo largo de los años. Y tanto Blatter, como la mayoría de directivos de la FIFA, eran más una pandilla de ladrones que los conductores del deporte que más seguidores ha tenido a lo largo de la historia. De este embrollo delincuencial ya se desprenden al menos tres conclusiones.

La primera es que el escándalo estalló por la acción de la justicia de un país (EE.UU.), particularmente por el decidido impulso de la Fiscal General Loretta Lynch. País que no es sede de la FIFA ni uno en el que el fútbol sea el deporte más popular. Tampoco el territorio en el que se habrían producido la mayoría de los delitos, que tienen que ver con contratos de difusión televisiva o con las decisiones sobre las sedes de los mundiales.

Es un caso muy poderoso de justicia internacional sobre delitos transnacionales. Ejercida no por un tribunal internacional sino por tribunales nacionales, a partir de que algunos de los eslabones del delito tocaron espacio estadounidense (por ejemplo, una cuenta bancaria).  Como es más que obvio, la repercusión del paso dado por la Fiscalía estadounidense seguro no se habría producido si se hubiera tratado del Fiscal General de un país menos poderoso en el escenario global. Sea como fuere, se avanza en un poderoso precedente en el enfrentamiento de la corrupción transnacional y eso es bueno.

Al no existir un tribunal internacional para este propósito, tiene tanto legalidad como legitimidad jurídica el paso dado. Cierto que además de ello hay una evidente real politik que llevó a que, viniendo de quien venía, la investigación se tradujera en una efectiva y contundente respuesta de las autoridades suizas deteniendo a quienes la fiscalía norteamericana había sindicado.

La segunda conclusión es la utilidad de lo que en el derecho de varios países se conoce como la colaboración eficaz, que se ha probado nuevamente ser fundamental para investigar el crimen organizado y este tipo de crímenes transnacionales. Todo lo que está “cantando” el súper locuaz Chuck Blazer, tesorero de la Concacaf, está permitiendo desenredar una de las más grandes madejas de corrupción de los últimos tiempos. Figura ajena al derecho continental europeo, la colaboración con la justicia de quien ha delinquido, a cambio de impunidad o de la atenuación de la pena, es una herramienta fundamental en la lucha contra el crimen organizado.

En el Perú tuvimos con la colaboración eficaz una muy fructífera experiencia en la investigación y sanción judicial de la corrupción de la década fujimorista a la que caracterizamos como “crimen organizado”. Fue por eso un acierto que en los primeros días del gobierno de transición diseñáramos, bajo la batuta de Valentín Paniagua, el texto de lo que sería la ley 27378 aprobada en diciembre del 2000 y todavía vigente.

La tercera conclusión es que esta investigación va a traer muchísima cola. Un eslabón está en las grandes cadenas de televisión y de comunicaciones detrás de millonarios desembolsos y que tienen que ser investigados en profundidad. Sin esos “socios”, las coimas millonarias no se habrían producido. Se sabe también que en la agenda de la investigación están poderosas entidades del sistema financiero, como JPMorgan Chase, Citigroup, el Bank of America, la británica HSBC y la suiza UBS, para determinar si podrían haber detectado que algunas de las transferencias que se efectuaron provenían de una actividad ilegal.

Asimismo, ya se  investigan las versiones e informaciones sobre la compra de votos en la que habrían incurrido los gobiernos de Rusia y de Qatar para conseguir ser sede de los mundiales de 2018 y 2022. Llueven también, por cuerda separada,  denuncias sobre inaceptables condiciones laborales en la construcción de los estadios y otra infraestructura para el mundial en Qatar que el mundo no puede convalidar con su silencio.

Luego de que la FIFA fuera convertida en una cueva de ladrones, tendrá que venir algo muy distinto para que no se mantenga una estructura, que en su origen y funcionamiento, permitió que algo así fuera posible.

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