Humberto Campodónico
El reciente comunicado del Colegio de Ingenieros del Perú ha vuelto a poner en el primer plano la inexistencia de una política energética nacional. Dice el CIP que “hemos pasado a descubrir que no tenemos las suficientes reservas de gas natural anunciadas reiteradamente por autoridades y concesionarios, como ocurrió en la reciente APEC, donde dijimos al mundo que el Perú tenía enormes reservas de gas natural”.
El problema se origina porque Pluspetrol, operador del consorcio Camisea que explota el Lote 88 y el Lote 56, ya no está otorgando más licencias para uso del gas. Aquí salta un enorme problema: si no hay gas para los peruanos, ¿cómo es posible que esté en marcha el proyecto de Perú LNG de exportar gas a México? El gobierno ha contestado diciendo que en los últimos tiempos las reservas han aumentado y que no hay peligro de desabastecimiento. Veamos.
Al 31 de diciembre del 2007, las reservas del Lote 88 (destinado al mercado interno) eran de 8.12 billones de pies cúbicos (bpc) y las del Lote 56 (para exportar a México) eran de 2.93 bpc (ver cuadro). En total, 11.05 bpc.
Como el consumo interno en los próximos 20 años va a ser 6.1 bpc (según la Dirección General de Hidrocarburos) y la exportación por 18 años a México es de 4.2 bpc, en 20 años habremos consumido 10.3 bpc de gas. O sea, al final de los 20 años, apenas si nos sobra un (1) bpc de gas natural.
Aquí la pregunta del millón: ¿cómo es posible que, bajo el gobierno de Toledo, se pusiera en marcha una política que nos movía a una nueva matriz energética (más eficiente y más barata) pero que solo duraría 20 años? ¿Cómo es posible que se cambiaran todas las leyes en el Congreso para que también se autorizara que parte del Lote 88 sirva para exportar a México, porque no “alcanzaban” las reservas del Lote 56? Aunque Ud. no lo crea, eso lo autorizó la Ley 28552 de junio del 2005 y el contrato del Lote 88 se modificó en ese sentido, autorizado por el DS-050-2005 EM.
Lo que viene después es conocido: son los anuncios de que “hay más reservas”. En enero del 2008, Repsol anuncia el descubrimiento de 2 bpc en el Lote 57, pero que aún no están confirmados como reservas probadas, como lo consigna su página web y lo acaba de certificar el Ing. Gustavo Navarro, director de Hidrocarburos (“estas reservas aún no han sido clasificadas como reservas probadas”, Noticiero del MEM, 16/2/08). Además, ojo, este gas es más caro que el del Lote 88 y el Lote 56, que revirtieron gratis al Estado.
El otro anuncio se hizo el año pasado en esta época y hace pocos días se ha vuelto a anunciar lo mismo: que en los lotes 88 y 56 se han encontrado 3.06 bpc adicionales, con lo cual el “problema” estaría solucionado. La cuestión aquí es: ¿por qué esas reservas no se incorporaron al Libro Anual de Reservas del MEM, previa certificación de un organismo internacional calificado? Falta esa verificación clave para poder incorporar esas reservas como probadas.
Los 6.1 bpc de consumo en 20 años no incluyen los nuevos proyectos petroquímicos, tampoco el gasoducto al sur ni, menos, el gasoducto a Chimbote. Tampoco los nuevos pedidos que están haciendo las nuevas centrales eléctricas y que Pluspetrol “ya no atiende”. No habría gas para las centrales de energía eléctrica, por lo que habría que usar el caro diesel. Dice el CIP que el componente costo del combustible en los precios de la energía eléctrica aumentará 6 veces.
El fondo del asunto es que la cifra de 6.1 bpc es el “piso” del consumo en los próximos 20 años. Siempre ha sido así en los mercados nacientes de gas natural, como lo demuestran Argentina y Colombia. Por eso el gobierno debe, de un lado, revisar la actual política de exportación a México y, de otro, revisar todo lo actuado bajo el gobierno de Toledo, pues fue en ese periodo que se cambiaron las leyes para propiciar la actual exportación.
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