3 de marzo de 2024

Perú: RESPUESTA A UN SUPUESTO LIBERAL

Natalia Sobrevilla

Que el comentario de un lector sirva para aclarar conceptos sobre el liberalismo

La semana pasada mi columna se ocupó del libro de Farid Kahhat titulado Contra la Amenaza Fantasma, el cual analiza el fenómeno actual de la derecha radical. En ella reflexioné sobre los términos “derecha” e “izquierda” y su origen durante la Revolución Francesa, y también sobre algunos aspectos del desarrollo del concepto de liberalismo, al que definí como muy variable y con un significado que cambia dependiendo del momento y del lugar desde donde se mira, pero que en su origen, durante los debates en las Cortes de Cádiz en 1810, partía de la idea principal de que la soberanía debía recaer en la nación y no en el monarca. Por lo tanto, yo misma me definía como liberal.

Esta definición llevó a que un atento lector —M. Calderon— se sintiera lo suficientemente ofendido como para responderme que soy “tan socialista y progre, que hasta lo niegas, como todo caviar”. Luego continuó de manera condescendiente: “Te explico fácil: El liberalismo es un concepto esencialmente económico que reside no sobre la igualdad (ese es el errado aporte zurdoso de tu corazoncito), sino sobre la libertad y la propiedad privada… propiedad privada, sí, eso que no por coincidencia sino por tu propia inconciencia (sic) ni mencionas en tu texto”.

Lo primero que debo decir es que no hay nada menos liberal que limitar la definición de tal concepto de tal manera que solo resulte válida una forma de entenderlo. Lo segundo es que, al tratarse de un concepto que se origina en el siglo XVIII y se desarrolla en el siglo XIX y XX, las variaciones históricas sobre lo que es y ha sido el liberalismo son muchas. Debo aclarar aquí que mi especialización recae en el  liberalismo decimonónico, y que en ese momento la variante del liberalismo que se enfocaba en la economía se conocía como “libre cambismo”, y hay quienes sostienen que ese fue el único tipo de liberalismo que existió en el Perú del XIX.

Volvamos ahora a la definición más básica del liberalismo, la de Wikipedia, que me parece que integra todas sus variantes:

“El liberalismo es una doctrina política, social y económica que ha evolucionado a lo largo del tiempo. En la actualidad, en el ámbito de lo social defiende la libertad individual, la igualdad ante la ley y la limitación de los poderes del Estado. En lo económico, propugna la iniciativa privada y el libre mercado. Como actitud vital, propone la tolerancia”.

El señor Calderón no considera que el liberalismo se base en la igualdad, y en eso discrepamos. Para él, lo que importa es la “libertad y la propiedad” y luego prosigue su argumento diciendo que “esa es la clave diferenciadora. A ti no te interesa un comino la propiedad privada, por eso no la mencionas, y por eso mismo apoyaste la destrucción de bienes y propiedad privada y pública, durante las protestas violentas ilegales y violadoras de DDHH de las huestes de Castillo”.

Me gustaría saber por qué quienes piensan como el señor Calderon consideran que a quienes piensan como yo no nos interesa la propiedad privada. De la misma manera, me gustaría saber en qué momento y de qué manera he apoyado la destrucción de la propiedad pública y privada. Lo que hice —y seguiré haciendo— es defender el derecho a la vida de todos los manifestantes, que no tienen por qué recibir balas de las fuerzas del orden. No encuentro en el liberalismo, ni en casi ninguna otra doctrina política, una justificación para esto. Solo el autoritarismo puede avalar algo así.

Este atento lector continúa diciendo que “es la propiedad privada y no la igualdad lo que te pone en la marea roja. ¿No te convences?”. Y prosigue con la acusación sin base de que “Castillo llegó al poder con tu apoyo y el de los caviares, ambos apoyaron a Perú Libre, partido político que se define marxista-leninista, según su propio ideario”. No entiendo qué tiene que ver una cosa con la otra y, sobre todo, no veo qué tiene que ver la elección de Pedro Castillo con la definición del liberalismo. En aquellas elecciones, lo que escribí repetidamente es que yo, personalmente, no podía apoyar a Keiko Fujimori, y es algo que sigo sosteniendo.

El señor Calderón continúa: “Si tuvieses ideales y principios liberales, o si realmente estuvieras en contra del poder «absolutista» (como solo dices), jamás habrías apoyado a un partido o candidato con ese perfil ideológico, sobre todo porque no eres una ignorante, conoces de historia y filosofía, y sabes del totalitarismo «absolutista» que implica ese proyecto”.

Otra vez, una desconexión entre una cosa y la otra. Y continúa: “Claro que no eres socialista bolchevique, eso es para la masa inculta. Tu vives bien, en Reino Unido, gozando de la buena vida caviar”.

Honestamente, no veo quién pueda ser hoy por hoy “socialista bolchevique”, ni siquiera sé que puede significar eso. Tampoco veo qué tiene que ver que viva en Reino Unido, ni lo de “caviar”:  parece que, en estos tiempos, quien defiende los derechos humanos merece el término como un epíteto. Es decir, “caviar” es un significante ya sin significado al servicio de sesgos particulares.

El lector finaliza su respuesta a mi artículo diciendo: “Los liberales no son totalitarios, no padecemos de los falsos buenismos como los rojos, que solo esconden odio, resentimiento y complejos”.

Concuerdo con que los liberales no son totalitarios, tal es la base misma del liberalismo, pero no entiendo a qué se refiere con los “falsos buenismos” y la crítica contra “los rojos” en otro salto conceptual bastante impresionante.

El lector remata, finalmente: “Los liberales solo quieren que los dejen trabajar, ganar dinero y capitalizarlo en la propiedad privada. Menos Estado y mas libertad”.

Aquí, una vez más, discrepo con esa visión parcializada hacia la economía y que omite la libertad de vivir con derechos. Si vamos a ser liberales de verdad, recordemos que el liberalismo es, también, igualdad ante la ley y, sobre todo, igualdad ante la justicia.

https://jugo.pe/respuesta-a-un-supuesto-liberal/

No hay comentarios: