2 de junio de 2024

Perú: Minería extranjera que no industrializa

Pedro Francke

El gobierno y los neoliberales insisten en imponer proyectos mineros repudiados por la población local debido a sus negativos impactos ambientales, como Tía María y Conga. Olvidan que hace falta un nuevo esquema de gobernanza de la minería, en el cual se respete la democracia y el derecho de las regiones y provincias a decidir su camino al desarrollo en armonía con el ambiente y la agricultura. Hay otro tema esencial que tampoco abordan: el enorme crecimiento de la minería este milenio ha dejado mucho que desear en cuanto a su aporte al desarrollo industrial y tecnológico nacional.

Minería e Industrialización

Hasta los años setenta el crecimiento de la minería peruana estuvo asociado a la industria de refinación y fundición de los metales. Pero en los últimos cuarenta años prácticamente no ha habido avances en el procesamiento de los minerales. Lo que ha habido son retrocesos, a pesar de que la producción minera se ha multiplicado. La mayor parte del mineral que sale del Perú es como concentrado, sin mayor procesamiento. Mientras menos industria tenemos, perdemos la oportunidad de generar empleos, progresar tecnológicamente y añadir valor a nuestras exportaciones.

No parece ser por gusto que las transnacionales mineras no quieran refinar en el Perú. Hace unas semanas, Cooperacción, una institución sin fines de lucro que ha estudiado la minería a lo largo de décadas, sacó un informe sobre los nuevos minerales estratégicos que salen del país sin que tengamos registro. Hablamos de elementos conocidos como ‘tierras raras’: cobalto, telurio, vanadio, galio, indio, entre otros. Esos materiales raros han adquirido gran valor con las nuevas tecnologías que se han desarrollado en el mundo, pero en especial aquellas para captar energía solar y almacenarla. En el Perú estas “tierras raras” se encuentran mezcladas junto al cobre y otros metales que se extraen en nuestro país. Pero ni siquiera sabemos cuánto de ellas se obtiene ni cuánto vale. Lo que sucede es que sólo en el proceso de refinación o fundición se puede separar estos elementos raros que hay en un concentrado.

El estudio de Cooperacción revela que hay por lo menos 34 especies químicas, pero el ministerio de minas sólo sabe de 12. Es decir, el ministro Mucho, tan activo cuando se trata de defender los intereses de las grandes mineras, ignora dos terceras partes de los elementos de gran valor presentes en los concentrados que se exportan. La refinación se hace en otras partes, como en China, para las grandes empresas mineras estatales de ese país que operan en el Perú, o en Alemania, donde hay una fundición privada que saca estos materiales raros y ni nos enteramos. Es probable que el valor de los concentrados que exportamos valga mucho más de lo que declaran las empresas, pero a las transnacionales les conviene no declarar esos materiales raros porque así evaden impuestos. Por ejemplo, Cooperaccion revisó algunos registros aduaneros de las ventas de cobre y resultó que las transnacionales declaran que venden el cobre a precios menores que el internacional, a pesar de que muchos concentrados tienen plata, molibdeno y otros materiales de alto valor. Una estimación indica que sólo en telurio habría unos 30 millones de soles ocultados.

En Indonesia han aplicado una política muy distinta. Para que la refinación se haga en su país, Indonesia ha ido añadiendo prohibiciones a la exportación de minerales en bruto, como níquel y bauxita, que ahora exige se procesen en su territorio. El resultado es que hoy ya tienen más de veinticinco plantas de procesamiento de níquel y se están construyendo otras tantas. Chile también ha tomado medidas para promover la industrialización a partir del procesamiento de sus recursos mineros en base al litio, un metal que sirve para hacer baterías de alta carga y sostener así la transición energética. El cobre, nuestro principal producto de exportación, es también clave en la transición energética. ¿No podemos en el Perú aprovecharlo ni un poquito para industrializarnos, siempre teniendo cuidado con el ambiente, como corresponde?

Otros países mineros como Australia y Chile han avanzado en industrialización apelando al sector de proveedores mineros, que son todos aquellos dedicados a venderle a la minería botas y equipos de seguridad personal, explosivos, insumos diversos para las chancadoras y maquinarias. En el Perú hay algunas industrias en este rubro, con ventas internacionales incluso de maquinaria pesada, pero las transnacionales mineras que operan acá prefieren comprar al exterior. Podríamos aprovechar mucho más esta oportunidad generada por los insumos y equipos que requiere la minería. En este tema en el MEF instalamos una Mesa Ejecutiva para promover medidas que favorezcan a la industria minera, iniciativa lamentablemente dejada de lado. Debemos insistir en que las grandes empresas mineras apoyen los esfuerzos para industrializar el país.

¿La batuta a las transnacionales?

Otra decisión llamativa de Indonesia es que el 2017 establecieron límites a la propiedad extranjera de las empresas mineras: a partir de su sexto año de operación la propiedad extranjera en una minera no puede superar el 80 % y este límite disminuye cada año hasta alcanzar el 49 % en el décimo año. Estas medidas, que podríamos llamar “nacionalistas”, no han generado ningún desastre ni calamidad como dirían los neoliberales. Indonesia ha venido creciendo al 5 por ciento anual de manera sostenida, sin el declive productivo que ahora tiene el Perú. Ojo que no estamos hablando de un país pequeño o de poca importancia. Indonesia es el cuarto país más poblado del mundo con 270 millones de personas, su PBI es casi diez veces mayor que el del Perú y es un gran productor de recursos naturales. Tampoco es para nada cercano al socialismo, ya que incluso forma parte del Acuerdo de Libre Comercio del Pacífico, cuyo impulso inicial provino de los Estados Unidos.

Los países asiáticos que han logrado mayor avance en los últimos años han abrazado la inversión extranjera pero también han buscado que sus empresas nacionales florezcan. Empezó Japón y logró tener marcas de automóviles y electrónicos conocidas internacionalmente, luego siguieron Taiwán, Corea del Sur y China y ahora vienen creciendo fuertemente Vietnam, India y Bangladesh. Indonesia sigue esta estrategia pero basándose en sus recursos naturales. Mientras tanto, en nuestro país las principales inversiones para extraer las riquezas de nuestra tierra son totalmente extranjeras. Quellaveco: 100% americana. Las Bambas: 100% del estado chino. Antamina: 100% de transnacionales. Es cierto que hay algunos grupos peruanos en la minería también, pero ¿por qué no promover que la minería contrate más profesionales peruanos de todo nivel, se vincule más a las universidades peruanas y nos transfieran su tecnología para progresar?

Hay mucho más por discutir sobre la minería: los derechos laborales que deben tener sus trabajadores y que hoy resultan negados por la tercerización, su aporte tributario ahora que nuevamente tienen sobreganancias con los precios del cobre a niveles estratosféricos, la necesidad de que no contaminen nuestra agua como amenaza el proyecto Ariana a Lima, su gobernanza con democracia y respeto a los derechos humanos. Los iremos tratando los próximos meses. Vayamos insistiendo en políticas para que el Perú se industrialice y avance tecnológicamente.

Fuente: Hildebrandt en sus trece, Ed 688 año 14, del 31/05/2024

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