2 de noviembre de 2024

Perú: Propongo que nos rebelemos

César Hildebrandt

La derecha más ruin es la que controla el país y lo gobierna.

Esa derecha no quiere conservar nada porque carece de valores por los que luchar.

Esa derecha no viene de Bartolomé Herrera sino de Tatán. No viene de José de la Riva Agüero sino del Odría putañero que se rompió la pata en una fiesta loca. No viene de Luis Bedoya Reyes sino de los 10 tipos de dólar que el primer alanismo creó para favorecer a sus clientes. No viene de Manuel D’Ornellas sino del “Clarín” de Marino Ganoza. No viene de Manuel Pardo y el civilismo ilustrado sino del tractor de Fujimori, ese que fue la premonición de los tractores chinos que Víctor Joy Way trajo para robarle al Estado.      

No es la derecha que cree en el libre mercado, el liberalismo, la democracia, la tradición católica. Es la derecha que apuesta por la economía en negro, la universidad podrida, el autoritarismo cachaquiento, el Estado prebendario, la corrupción y el crimen.

No es derecha, en suma, sino banda. No es opción conservadora: es organización criminal.

Keiko Fujimori es una ignorante que parlotea cualquier cosa en las radios de la vecindad o en los foros de la España guerracivilista que puedan tener el estómago de invitarla.

Pepe Luna imprime títulos del mismo modo que podría hacer billetes de cien dólares en una rotativa plana.

César Acuña ha demostrado que en el Perú se puede ser millonario siendo débil mental y angurriento sin pausa.

Vladimir Cerrón es el embajador de la Cuba apagada y del leninismo en modo momia, pero siendo eso no duda en pactar con el fujimorismo para parir leyes que lo auxilien penalmente.

La comparsa que completa el quórum del hampa la integran personajes dispuestos a todo y voceros de la surtida economía ilegal, que es el origen de tantas fortunas contemporáneas.

Mientras tanto, la delincuencia monda y lironda, sin credenciales de congresista o fajín de ministro, se apodera de las ciudades y el pueblo gime en las pantallas.

Mientras tanto, la señora que va a Palacio sigue convencida de que los forajidos que la protegen en el Congreso seguirán haciéndolo porque esperan completar su obra.

Esa obra ha avanzado mucho. El hampa de los rospigliosi y afines tosió su propio Defensor del Pueblo, evacuó un Tribunal Constitucional a su medida y meó una Junta Nacional de Justicia plagada de fujimoristas cama adentro y apristas de buhardilla.

Ahora van por el sistema de justicia y por el poder electoral.

Lo que quieren es que las elecciones del 2026 sean el fraude que denunciaron falsamente el 2021.

Lo que quieren es el país. Tienen melancolía sanchecerrista, sueños de restauración pradista, memoria de benavidismo.

Lo quieren todo y aspiran a que los fiscales tengan su mismo linaje depravado y que los jueces, asustados, condenen por terrorismo a quienes protesten y por sedición a los desafectos y por lo que diga algún inciso fétido de una ley expulsada desde el Congreso a quienes se atrevan a proponer otra agenda.

Quieren el fujimorismo renacido. Quieren que el halloween sea un feriado patrio. Sueñan con ese país de manadas, instituciones secuestradas, militares rampantes. Están seguros de que lograrán el retorno de aquel país en el que la indignidad fue un medio de vida.

Y nosotros, los que somos su pesadilla, lo estamos permitiendo. Nosotros predicamos en el desierto y hablamos bajo el agua.

No importa lo que digamos. Ellos actúan. Ansían el país de mierda donde volverán a medrar.

Pues bien, me niego.

Propongo (otra vez) que nos rebelemos. Que alentemos la calle, el coraje, el grito de la ira, la arremetida santa del hastío.

Propongo que luchemos con mucha mayor furia.

Que luchemos como si nos estuviesen robando el país. Como si hubiésemos perdido una guerra y el odioso enemigo estuviese en Palacio ondeando una bandera de piratas.

Propongo que recordemos. Propongo que la memoria nos salve. Que viajemos en reversa por el tiempo y volvamos a ver a Fujimori, más abyecto que nunca, yendo a misa para rezarle a la virgencita que lloraba. Si no nos alzamos, ese es el país que repetiremos.

La muerte redundante de la democracia en el Perú: eso es lo que nos espera si es que seguimos aceptando que el Congreso del hampa decida por nosotros.

Y a los figurones del APEC hay que decirles que vienen a un país que está siendo demolido institucionalmente por una coalición del bajo mundo. Hay que decirles eso de todos los modos posibles.

Fuente: Hildebrandt en sus trece, Ed 707 año 14, del 01/11/2024

https://www.hildebrandtensustrece.com/

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