16 de enero de 2025

Perú: La banca contra las pymes

Pedro Francke

En el último año se agrandaron las diferencias entre el crédito fácil y barato que los bancos dan a las grandes corporaciones, por un lado, y el crédito escaso y caro que ofrecen a las medianas y pequeñas empresas, por el otro. Esto es clave, porque sin acceso a capital de trabajo, o teniendo que pagar tasas de interés sumamente elevadas, a las pymes se les hace muy difícil diversificar o ampliar su producción, mejorar su tecnología y progresar. La posibilidad de competencia de las empresas pequeñas frente a las grandes se resiente duramente. En esas condiciones las pymes no pueden generar más empleos ni tienen mucho espacio para aumentar salarios y brindar mejores condiciones a sus trabajadores, e incluso muchas de ellas se ven obligadas a detener su funcionamiento.

El año pasado el crédito total a empresas privadas se redujo en 2 por ciento en términos reales. Este factor no ayudó a una mayor reactivación. Recuerden que todavía en los sectores de industria y construcción la producción del 2024 fue un 5 por ciento menor que la del 2022, sin recuperarse tras la recesión del año anterior. Con crédito escaso se frenan las inversiones. Se ha comentado bastante el poco dinamismo de la inversión privada el año pasado, pero pocas veces se menciona que un factor importante al respecto ha sido la falta de crédito. Es cierto que la inseguridad ciudadana y el desgobierno reinante importan, pero sin financiamiento los mejores planes de negocio de los empresarios más audaces se quedan en el tintero. Sin fondos no hay inversión, y para las pymes tener financiamiento es una ayuda fundamental.

La cuestión es que el 2024 la banca sí ha dado más crédito a las corporaciones y grandes empresas: unos nueve mil millones de soles adicionales. Ese sector tiene 140 mil millones de soles de préstamos, que como ustedes saben, amigos lectores, es dinero que proviene de quienes tenemos una cuenta en el sistema bancario. A esa suma hay que añadir el dinero que tienen las AFP, proveniente de los trabajadores, de los cuales canalizan otros 20 mil millones a las grandes empresas. Harta plata y cada banco y AFP tratan de manera privilegiada a las empresas que forman parte de su grupo de poder económico (uno de los extremos mercantilistas del neoliberalismo peruano es la permisividad frente a este comportamiento). Pero mientras los grupos monopólicos han sido beneficiados, a las empresas medianas y pequeñas, que ya tenían menos crédito que las grandes a pesar de ser mucha mayor cantidad, les han quitado 7 mil millones de soles el 2024. Es decir, los bancos les han estado cobrando sus deudas sin renovarles líneas de crédito y han sido muy cerrados para la aprobación de nuevos préstamos. El dinero que tenían las pymes para trabajar ha sido redirigido a las grandes corporaciones.

La diferencia se amplía aún más en relación al costo de los créditos. Una microempresa, en promedio, paga ahora 48 por ciento de tasa de interés anual, según indican los datos del BCR. Es una tasa muy alta. Saque su cuenta: por tener en su poder 100 mil soles durante dos años para una pequeña inversión o mejora, tendrían que pagar al final ¡más de 220 mil soles! Tienen que invertir muy bien su dinero y tener un negocio muy rentable para que les resulte conveniente. A lo largo de los dos años de cogobierno de Dina y el Congreso, esa tasa ha aumentado 10 por ciento. Por si acaso, a los consumidores se les castiga aún más duro: hoy la tasa de interés promedio (hay financieras que cobran tasas largamente superiores) es de 57 por ciento (también subió 10 puntos entre el 2023 y 2024). Mi consejo es que eviten todo lo posible financiarse con tarjetas de crédito y sacar préstamos para la compra de electrodomésticos. Es difícil darse cuenta de que los costos son muy altos y envuelven a la gente en una jaula de explotación financiera.

La diferencia en el trato de los bancos hacia las pymes y el que otorgan a las grandes corporaciones es tremenda: este sector paga menos de 6 por ciento anual de tasa de interés, un octavo de lo que les cobran a las microempresas.  Así, por un préstamo de 100 mil soles, al cabo de dos años, una corporación enorme debe pagar 112 mil soles mientras que una microempresa, por la misma cantidad, debe devolver 220 mil soles. ¿Es posible competir en esas condiciones? Muy, pero muy difícil.

ALTERNATIVAS DE POLÍTICA


La promoción de crédito más barato a las pequeñas y microempresas es algo que se hace en muchos países del mundo. Las mecas del capitalismo –Estados Unidos, Alemania o Japón– tienen grandes programas estatales de ese tipo. En el Perú han existido programas al respecto hace muchos años, pero siempre han sido sumamente limitados. Existe desde hace varias décadas un fondo de garantías orientado a que cuando una pyme no tiene título de propiedad o activos que poner de respaldo eso no desanime a los bancos a prestar ya que este fondo estatal garantiza (en parte) el préstamo. Otros programas consisten en que el Estado pone los fondos para que los bancos los entreguen. Usualmente el Estado otorga ese dinero a bajas tasas de interés, pero los créditos llegan mucho más caros a las pymes y los montos son muy reducidos ante la necesidad existente.

Durante la pandemia, luego de que el primer programa de apoyo crediticio a las empresas llamado Reactiva no cubriera a las pymes, se aprobó un Reactiva 2 que cambió las condiciones por unas más asequibles a las pequeñas y microempresas. Aunque siempre hubo muchísimas microempresas que no tuvieron acceso al crédito, este se amplió de una manera sin parangón en nuestra historia. Esa experiencia debió haberse recogido y replicado en los años subsiguientes, pero se hicieron programas muy tímidos, como FAE-Mype y otros similares. Así hemos llegado al momento actual: se ha desperdiciado una buena experiencia y posibilidad, se ha frenado el crecimiento y desarrollo de las pymes, que son las principales creadoras de empleo en el Perú, y se ha dificultado la competencia y ayudado a que los grandes grupos monopólicos consoliden su poder de mercado.

Nuestra experiencia nacional ha estado vinculada mayormente a lo que se llama “banca de segundo piso”, es decir que no es un banco del Estado o institución pública quien da directamente el crédito, sino de manera indirecta, con Cofide dando fondos al sistema financiero privado. Ese sistema podría multiplicarse y sabemos que se puede porque ya se hizo en pandemia. Los programas de crédito a las pymes debieran ampliarse añadiendo otro elemento: promover la competencia en el sistema financiero, en especial con instituciones como las cajas y las cooperativas bien manejadas que se orientan más al sector de microempresas. Podría complementarse con oficinas del Banco de la Nación con mayores funciones crediticias para los distritos y sectores hoy excluidos. Es cuestión de entender que el crédito es un asunto de interés público y que los dineros de los peruanos deben orientarse a un progreso económico de amplia base y no a una mayor concentración monopólica.

Fuente: Hildebrandt en sus trece, Ed 715 año 15, del 10/012/2025

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