6 de noviembre de 2024

Perú: La cumbre de APEC no servirá de nada

Pedro Francke

En un par de semanas se realizará la cumbre de APEC en Lima. El premier Gustavo Adrianzén nos ruega que no protestemos esos días y el congresista (“almirante de tina”) Jorge Montoya dice que si lo hacemos somos traidores a la patria. Están tan fuera de la realidad que ni se dan cuenta de que sus declaraciones dan más fuerza a la movilización ciudadana.

Valga la oportunidad para dar un repaso al significado actual de APEC, siglas de la Cooperación Económica Asia-Pacífico, explicar la situación del comercio mundial y las relaciones económicas entre países, cómo debiéramos actuar frente a ello y lo que está en juego en esta reunión.

El punto de partida es que entre la creación de APEC en 1989 y este 2024, las condiciones comerciales, económicas y geopolíticas del mundo han dado un vuelco. Hace 35 años el mundo estaba dominado por los acuerdos de libre comercio bajo una hegemonía norteamericana político-militar indiscutible.

China se acomodó a esa situación con un perfil bajo en la arena internacional, en una estrategia de “comprarse tiempo” diseñada por Deng Xiaoping que, junto a un empuje industrialista exportador, le permitió un crecimiento económico y tecnológico fenomenal. Rusia estaba en declive y Estados Unidos jugaba a ser LA potencia mundial invadiendo Irak y Afganistán y aplicando su poder por todo el planeta.

En ese periodo APEC operaba como un foro de discusión abierto en el que se encontraban Estados Unidos, China, los demás países del Asia oriental y algunos países latinoamericanos del Pacífico. Ese foro coincidía con la línea de liberalización mundial del comercio, dándole apertura en un nuevo espacio en desarrollo, alrededor del océano Pacífico, que por siglos había sido secundario frente al Atlántico que conecta Estados Unidos y Europa.

Ese foro facilitaba negociaciones como la del TPP, el acuerdo transpacífico para comercio e inversiones.

Pero el mundo ya no es ese. Ahora es otro. Hay una disputa por la hegemonía mundial, aún en sus prolegómenos, entre Estados Unidos y China, entre la potencia antigua aún dominante y la nueva potencia que crece pero sin haber podido alcanzar a la primera. El conflicto se ha dado principalmente en el espacio económico. Se inició hace casi ocho años cuando Trump llegó al poder, sacó a EE.UU. del TPP y empezó a confrontar agresivamente a China, en una línea seguida y profundizada por Joe Biden.

Estados Unidos ha multiplicado las sanciones económicas a decenas de países y restringe el comercio con China buscando detener su avance tecnológico y productivo. Por ejemplo, yo alguna vez llegué a comprar un celular Huawei, una marca que era bastante competitiva y más barata, pero ya no lo hago porque las sanciones de los EE.UU. les impone usar Android, el lenguaje que usan la mayoría de apps que nos llegan.

Los últimos dos años ha habido un salto del conflicto económico a guerras que ponen en cuestión la hegemonía norteamericana, empezando con la invasión de Ucrania. Luego, las masacres en Gaza con muertes horribles de decenas de miles de niños han revelado que hoy, en el plano geopolítico, las Naciones Unidas son totalmente inútiles para mantener la paz.

Israel está trapeando con la ONU mientras, penosamente, los derechos humanos dejaron de ser defendidos por Estados Unidos y Europa que han puesto sus intereses y defensa de su dominio como prioridad.

Lo económico y lo político-militar están estrechamente entrelazados, dado que Estados Unidos está utilizando las sanciones económicas como arma de guerra y se ha apoderado de los fondos en dólares que diversos países tenían como reservas. Acaba de haber una reunión de los BRICS, grupo conformado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, a la que acudieron una treintena de países más, varios de los cuales ya se unieron oficialmente, teniendo particular importancia varios de los principales exportadores de petróleo del mundo.

BRICS no es un polo alternativo prochino, sólo es la búsqueda de esos países de mayores autonomías, lo que confirma el deterioro de la hegemonía político-económica estadounidense.

Es en este contexto, de creciente enfrentamiento entre Estados Unidos, China y otros países que se da APEC. Para hacer más complicado el panorama, estamos en vísperas de las elecciones en Estados Unidos, siendo aún incierto quién ganará. Trump podría regresar, y aunque nadie sabe en realidad qué se le ocurrirá hacer a ese loco (gane o pierda), está claro que aumenta la inestabilidad de la política norteamericana, elevando los conflictos y afectando las alianzas que aún tienen.

Si las dos potencias principales están en fuerte conflicto económico y no se sabe qué política tomará Estados Unidos, ¿qué acuerdos podría tomar APEC en este momento? La respuesta es obvia: Ninguno. Desde luego, habrá una declaración oficial, pero será uno de esos pronunciamientos edulcorados que en varios miles de palabras no dicen absolutamente nada nuevo. En la reunión no estará presente el presidente de los Estados Unidos. Sí estará Xi Jinping, que sin duda aprovechará la ausencia de Biden para promover la imagen y relaciones de China.

¿Y qué del Perú? La decisión de hacer APEC en nuestro país es muy anterior a que Dina Boluarte llegara a la presidencia, solo le tocó la suerte. Como a ella le encandilan las apariencias, siente que este es su momento para brillar en el mundo. Seguro ya hace tiempo se mandó a hacer vestidos especiales y pensará que puede mostrar algún Rolex.

Los grandes empresarios de la Confiep también se aprestan a tomarse fotos en el Consejo Consultivo Empresarial de APEC, con lo que creen poder conectarse mejor cuando alguna transnacional venga a hacer negocios con ellos. No por gusto la Confiep, en vez de apoyar las demandas ciudadanas contra la inseguridad, prefirió sacar un comunicado criticando el paro del pasado 23 de octubre. Su expresión política más clara es la vocera de Keiko, Patricia Juárez, quien ha salido a respaldar a Dina Boluarte y al actual gobierno en aras de la “estabilidad” camino a APEC.

El gobierno, la derecha y la Confiep insisten en que sería importante para el Perú “dar una buena imagen” durante los días del foro. Olvidan que todos ya saben que Dina Boluarte es la presidenta más impopular del mundo, nuestro déficit fiscal ha crecido incontrolado hasta 4 por ciento del PBI, sicarios matan a diario por unas monedas y la calle ha recuperado protagonismo. La política del gobierno para APEC es una y sólo una: defender las fotos de Dina con Xi Jinping y demás líderes.

No tiene idea alguna sobre el tema de fondo, que es cómo el Perú va a jugar sus cartas en este nuevo escenario mundial de deterioro de la hegemonía estadounidense, conflicto económico y geopolítico mundial y consolidación del Asia oriental como nuevo centro de la economía mundial. Es en ese escenario que debemos aprovechar los espacios internacionales que se abren para promover nuestro progreso tecnológico y económico y así generar empleos dignos. Sin propuesta alguna al respecto, es doblemente sinvergüenza que este gobierno pretenda limitar nuestro legítimo derecho a la protesta durante APEC. ¿Sólo para que Dina Asesina se tome fotos con sus Rolex?

Fuente: Hildebrandt en sus trece, Ed 707 año 14, del 01/11/2024

https://www.hildebrandtensustrece.com/

No hay comentarios: