Pedro Francke
"Nos están endeudando al ritmo de lo que cada lobby logre pactar con las mafias congresales"
El gobierno mantiene un déficit fiscal que excede reiteradamente el tope máximo establecido por ley y que este año superaría los 28 mil millones de soles, que deberán ser cubiertos por nuevos préstamos que se sumarán a la deuda pública. A pesar de eso, junto al Congreso, insiste en regalarle 20 mil millones de soles a las grandes agroexportadoras. Sería desastroso. Repasemos la situación.
Este Congreso aprobó el 2022 una ley para que el tope del déficit fiscal fuera del 2,4 por ciento del PBI el 2023 y 2,0 por ciento el 2024. El gobierno de Dina Boluarte incumplió la meta del 2023, cuando su déficit estuvo 3 mil millones de soles por encima del tope legal. La razón: los ingresos tributarios se desplomaron gracias a exoneraciones tributarias y a que este Tribunal Constitucional, amigazo del Congreso, fue recontrarregalón con quienes tienen miles de millones de deudas con la Sunat. El año pasado 2024 fue peor. El Congreso, sabiendo que iban a volver a incumplir el tope del déficit, delegó en Dina Boluarte la facultad de que ella misma se diera una ley permitiéndose uno mayor. En julio el gobierno se puso el nuevo tope en 2,8% del PBI para 2024 y 2,2% del PBI para 2025. Es decir, se aumentó el déficit fiscal en unos 9 mil millones de soles, en un año en el cual los precios del oro y el cobre ya eran récord y con eso el fisco lograría mayores ingresos. Pero a pesar de que el nuevo tope se lo puso cuando ya había pasado más de la mitad del año, lo incumplió por 8 mil millones de soles por encima de los 9 mil millones que se habían otorgado como déficit adicional permitido. Ella y su ministro Arista lo hicieron rompiendo la ley que lleva su propia firma, pero el Congreso no movió una ceja. Siendo cogobierno, no es de extrañar. En este caso, además de Acuña y Keiko, López Aliaga también está en el negocio porque parte de ese déficit es de la Municipalidad de Lima, a la que se le dio el permiso especialísimo, del que solo goza esta provincia y nadie más, de endeudarse sin límite.
Para este año el déficit fiscal, según la meta reajustada por el gobierno de Boluarte el año pasado, no debía sobrepasar los 25 mil millones de soles. Como dijimos, cada sol de déficit es más deuda pública que deberemos pagar los peruanos a futuro. Ya en marzo pasado una misión del FMI les dijo que así como iban se iban a pasar la meta por unos 4 mil 500 millones de soles y fue muy nítido señalando que “Iniciativas legislativas han introducido costos fiscales importantes que dificultan el cumplimiento de las metas fiscales y que reducen la transparencia fiscal. Propuestas de exoneraciones de zonas económicas con cero de impuestos y para las agroexportaciones erosionarían aún más la base tributaria”. A pesar de eso, ahora, junto al fujimorismo, las grandes agroexportadoras presionan para que se les entregue 20 mil millones mediante nuevas exoneraciones tributarias. Ya lograron aprobarlo en primera votación en el Congreso. De ese monto, sólo una decena de grandes empresas se llevarían 4 mil millones. Esto es más del doble de lo que invierte anualmente el gobierno central en centros de salud y hospitales y el triple de lo que gasta en obras de saneamiento.
Ante lo evidente, el ministro de Economía dijo que el déficit será mayor de lo que dice la ley que este mismo gobierno dictó. Ha pedido subir el tope del déficit hasta 28 mil millones, pero nada indica que cumplirían ese nuevo límite. Ya el Congreso aprobó una ley entregándole 10 mil millones de soles a los municipios para favorecer a los acuñistas, y Pérez-Reyes les dio su respaldo con argumentos absurdos, terminando de destruir la credibilidad fiscal de este gobierno. Nos están endeudando al ritmo de lo que cada lobby logre pactar con las mafias congresales.
Mientras tanto, debido a un elevadísimo endeudamiento la Municipalidad de Lima ha visto rebajada su clasificación crediticia a “bonos basura”. La indicación es clara de adónde nos llevan esas políticas. ¿Esto es inevitable? Que se puede hacer distinto lo demostramos en nuestra gestión en el MEF el 2021. A junio de ese año se proyectaba que el déficit fuera 5,4 por ciento del PBI y logramos reducirlo en casi 3 puntos cobrando deudas tributarias. Es cuestión de poner al Perú por delante.
Los defensores de estas mayores exoneraciones tributarias para los grandes agroexportadores dicen que son indispensables para que el sector siga creciendo. Pero lo sucedido estos años demuestra que eso es falso. El 2024 no tuvieron esas altísimas exoneraciones y las agroexportaciones aumentaron 2 mil 200 millones de dólares, un 24 por ciento, ritmo muy acelerado de crecimiento. En lo que va de este año 2025 se han incrementado en otro 25 por ciento adicional, siempre sin esa ley por la que están haciendo un lobby feroz, y eso que nuestros productos que van a Estados Unidos han debido enfrentar los aranceles que nos clavó Trump del 10 por ciento (a pesar de que tenemos un tratado de libre comercio firmado). ¿Cómo entonces puede ser cierto que los agroexportadores necesiten esas exoneraciones especiales para seguir creciendo, cuando sin tenerlas han hecho grandes negocios e invertido incluso en condiciones internacionales desfavorables? No tiene lógica.
La realidad no respalda los argumentos de sus lobistas. Las grandes agroexportadoras están haciendo muy buen negocio, tienen ingresos de cientos de millones de dólares y abundantes fondos para invertir. Lo que el país necesita es que traten con justicia a sus trabajadores, resguardando su salud y sus derechos, y una buena política de irrigaciones y apoyo a la agricultura familiar con crédito, asistencia técnica y promoción de su asociatividad.
Fuente: Hildebrandt en sus trece, Ed 738 año 16, del 20/06/2025
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