21 de mayo de 2024

Perú: Están destruyendo el país

Rodolfo Sánchez Aizcorbe

La labor destructiva del Congreso y sus satélites no se detiene. Toda institución que mostraba independencia y funcionaba relativamente bien ha sido copada ya o destruida. Si aún no lo han hecho, la tienen ya en la mira. Toda ley que favorezca sus intereses políticos o particulares, o los de sus redes clientelares, ha sido aprobada ya o existe como proyecto de ley.

Convirtieron a la Sunedu, pieza clave para la educación de los jóvenes y el desarrollo del país, en una institución fantasmal para beneficiar a los dueños de las universidades-cascarón en perjuicio de los estudiantes. En el festín subsiguiente se han abierto o están en proceso de abrirse cientos de carreras y escuelas sin ningún control de calidad. Mercantilismo puro.

Recientemente han logrado inutilizar a la Junta Nacional de Justicia (JNJ) dejándola sin quorum. Violando la ley y la Constitución removieron a Inés Tello y Aldo Vásquez con pretextos absurdos. La realidad es que Tello y Vásquez, por su independencia y su conducta sin tachas, eran un estorbo para un Congreso corroído por la corrupción y dominado por mafias.

Contaron para ello con la complicidad del Tribunal Constitucional (TC), al que habían capturado previamente. El TC facilitó además que un oscuro personaje, que antes había sido descalificado, integrara la JNJ. No sorprende que el magistrado en cuestión, una vez nombrado, fuera el único en oponerse a ratificar a Piero Corvetto como jefe de la ONPE.

Dado que la JNJ ha quedado con menos integrantes, ese voto fue decisivo. Todo salió a pedir de boca de los intereses turbios que dominan el Congreso. Ahora irán por el jefe del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), Jorge Luis Salas Arenas. Como en el caso de Tello y Vásquez, la conducta profesional e independiente de Corvetto y Arenas estorba al Congreso.

El corolario es sencillo: si se remueve a profesionales del sistema electoral que cumplen su deber bajo la acusación falsa de haber participado en un fraude, es evidente que lo que realmente se busca es controlar el sistema. Los partidos que dominan el Congreso saben perfectamente que sin elecciones amañadas no tendrán ninguna opción.

Y cómo podrían tener alguna opción si, a pesar del aumento de la pobreza, la recesión, el déficit fiscal y la baja en la calificación crediticia, ellos se suben el sueldo, se otorgan bonos y se aumentan el presupuesto. Es el descaro absoluto. Por eso tienen sólo un dígito de aprobación. Pero ellos no se dan por aludidos.

Lo mismo puede decirse del gobierno, socio de la mayoría congresal dominante. Estando el país en crisis y con 60 muertos encima, la presidenta Dina Boluarte se adornaba con lujosas joyas mal habidas y se hacía arreglos estéticos faciales abandonando temporalmente el cargo. Pero el Congreso no la vacará. Ambos se necesitan y se tapan mutuamente.

Precisamente para ese mismo fin de tapar corruptelas o crímenes requieren que Benavides vuelva a la Fiscalía de la Nación. Sólo personajes turbios y manchados son útiles a sus intereses. Una razón adicional para sacar de la JNJ a Tello y a Vásquez. La JNJ no tiene ahora miembros suficientes para destituir a Benavides.

En suma, el Congreso y el gobierno, al mismo tiempo que destruyen la democracia, sus instituciones y llevan al Perú al despeñadero, concentran más poder político en sus propias manos y se benefician económicamente del presupuesto nacional. Y ninguno llega al 10% de aprobación. Esto puede acabar muy mal.

Fuente: Hildebrandt en sus trece, Ed 686 año 14, del 17/05/2024

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