30 de enero de 2025

Perú: Desagravio al doctor Zamora

Pedro Francke

Este congreso repudiado ha sancionado al doctor Víctor Zamora, exministro de salud, con inhabilitación. Es un acto de absurda persecución sin ningún fundamento real. La alianza que hoy controla el congreso ataca a quienes piensan distinto y busca constituir un sistema político excluyente: ya han avanzado el trámite para tomar similar medida contra Salvador del Solar, Francisco Sagasti y un par de sus ministros, igualmente carentes de fundamento. Lo hicieron ya con Martín Vizcarra, antes incluso de que se iniciara el juicio en el cual deberá resolverse si es culpable o no de corrupción. Es que esta democracia ya no es democracia, como también lo dicen los reportes internacionales que nos clasifican como un “régimen híbrido”.

¿Cuáles son los cargos contra Víctor Zamora? Recordemos que él dirigió la respuesta sanitaria al covid-19 durante pocas semanas, luego de que este virus llegara al Perú, reemplazando a una ministra que estaba tan perdida en el tema que pidió apenas 3.5 millones de soles de presupuesto adicional, lo que no es ni la diezmilésima parte de lo que nuestro país dedicó a enfrentar la pandemia. A Zamora se le acusa de haber comprado las pruebas rápidas de detección del coronavirus cuando era ministro. Lo absurdo de la acusación es que la decisión de esas compras se hizo y anunció al país antes de que él fuera ministro y esa gestión se le encargó a Perú Compras, una agencia que depende del Ministerio de Economía y Finanzas y no del sector salud.  Así que Zamora ni decidió hacer esas compras ni era responsable de ejecutarlas. Por cierto, al congreso no se le ha ocurrido acusar ni a la ministra de salud anterior que decidió esas compras ni a la ministra de economía encargada del sector cuando Perú Compras ejecutó esa adquisición ni a ninguno de los siguientes tres ministros de salud durante cuyas gestiones se siguieron usando esas pruebas, demostración nítida de que se trata de una persecución sin ningún sentido de justicia.

Tampoco lo hacen preocupados por la salud pública: este congreso no ha movido un dedo en relación a la pésima gestión actual de salud, con pérdidas en coberturas de vacunación, millones del presupuesto para medicinas sin ejecutar y una epidemia de dengue sin enfrentar. Resulta que el Ministerio de Salud es parte del cupo de APP y César Acuña en el gobierno, y gracias a eso reparte cargos entre sus allegados.

Hay que añadir que en la compra de pruebas rápidas no hay indicios de corrupción. Lo que se ha criticado es que supuestamente se prefirieron esas pruebas rápidas a las pruebas moleculares, siendo estas últimas más caras. Se compró lo más barato. Pero la razón de fondo por la que en los primeros meses de la pandemia no se compraron más pruebas moleculares es porque no había disponibilidad de ellas en el mercado mundial. Además, para poder aplicar pruebas moleculares de manera masiva no sólo se necesitan las pruebas mismas; es decir, los productos que se aplican sino también equipos y personal especializado, cosa que el Perú no tenía en ese momento. De igual manera, no teníamos camas UCI, médicos intensivistas y equipos de ventilación asistida, que eran extremadamente necesarios pero que no se podía obtener con rapidez en un momento en el que todos los países del mundo estaban ávidos de conseguirlos. Había que apoyarse en lo que estuviera al alcance y eso eran las pruebas rápidas. Ya cuando en el mundo se amplió la oferta de pruebas moleculares y pudimos construir una capacidad nacional para procesarlas, es que pudimos tenerlas. Fue durante la gestión de Zamora que se construyeron, equiparon y dotaron de personal a 16 laboratorios capaces de procesar pruebas moleculares. La capacidad se elevó de 500 a 24,000 pruebas moleculares semanales. Es decir, se multiplicó casi por cincuenta.

Tampoco es que una aplicación masiva de pruebas moleculares, cuestión que era en ese momento imposible, hubiera permitido otra estrategia de combate al covid.  Lo sabemos porque después, con la llegada de un poco más de pruebas moleculares, se intentó la estrategia entonces conocida como de “pruebas, aislamiento y seguimiento de contactos” en la llamada operación “Tayta”. La idea era hacer las pruebas masivamente en zonas críticas, aislar a los positivos y chequear a sus contactos. “Tayta” estuvo a cargo de las fuerzas armadas y no funcionó: en el Perú hay demasiada informalidad, irrespeto a las normas y falta de información, así que las personas no respetaban el aislamiento ni se podía encontrar a sus contactos. Nuestra realidad no es la de Japón, Corea del Sur o China, donde sí pudieron aplicar esa política.

Regresando al doctor Zamora: se trata de uno de los profesionales nacionales más destacados en cuanto a diseño de políticas y gestión en salud pública. Moyobambino, llegó a Lima a terminar la secundaria, ingresó a San Fernando (pocos lo logran) y mientras estudiaba al mismo tiempo trabajaba en el Hospital de Policía y era activista universitario. Regresó a su región de origen a hacer su Serums, luego hizo una maestría de salud pública en Londres en uno de los centros de mayor prestigio mundial. Regresó al Perú a dirigir un centro de salud en San Martín llegando a ser director regional de salud. Con una gestión muy exitosa: diseñó uno de los primeros programas contra la desnutrición infantil que se llamó PACFO convirtiéndose luego en director del Proyecto Vigía, que dentro del Ministerio de Salud fortalecía el combate a enfermedades contagiosas y la vigilancia epidemiológica. Su capacidad le abrió paso. Ha dirigido luego el programa inglés de cooperación con salud en Perú y ha sido alto funcionario de la Organización Panamericana de la Salud dirigiendo sus operaciones en varios países. Conocedor de su trayectoria, cuando lo nombraron Ministro de Salud yo no tenía duda de que estaba entre los más calificados para asumir la gran responsabilidad del combate a la pandemia. Zamora actuó con mucho conocimiento, apertura y capacidad de convocatoria: exministros como Fernando Carbone (recientemente fallecido), Óscar Ugarte y Pilar Mazzetti fueron parte de su equipo, algo que se ve pocas veces ya que predominan en nuestro país los celos y ansias de poder antes que el interés público. Trabajó con mucha entrega. Cuando lo fácil hubiera sido parapetarse en una oficina, él visitaba todos los días y muchas noches los distintos hospitales, incluso donde el contagio estaba en su pico (para evitar arriesgar a su familia se aisló físicamente de su esposa y sus hijos todos esos meses).

Nada de eso le ha importado a este congreso, que ya sabemos cómo actúa, qué prioriza y a qué apunta. Estoy seguro de que la justicia prevalecerá, pero para Víctor Zamora el tiempo que demore en llegar tendrá altos costos. Me hace recordar al caso de Javier Diez Canseco, sancionado injustamente por otro congreso lleno de rencores empujado por una “primera dama” borrachita de poder, quien luego sería rehabilitado por la justicia peruana. No es igual, pero en el fondo es lo mismo: tampoco en ese caso había sustento alguno en las acusaciones que se hicieron. Felizmente en estos días hay una respuesta. La sociedad civil está organizando un acto de desagravio al doctor Zamora, también con el objetivo de rechazar las arbitrariedades de quienes hoy manejan el poder contra quienes consideran sus enemigos.

Fuente: Hildebrandt en sus trece, Ed 717 año 15, del 24/012/2025

https://www.hildebrandtensustrece.com/

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