Maritza Espinoza
Desde la irrupción de Donald Trump en la escena política, el término “wokismo” pasó a ser usado para definir prácticamente a cualquiera que se opusiera a su ideología salida de las cavernas.
Es curioso que, en el Perú, el término “woke”, de moda en el mundo gracias a la confrontación de la extrema derecha con el resto del planeta, no haya arraigado en absoluto. Mientras Donald Trump y su pandilla (incluyendo a su mini-me Javier Milei) se la pasan descalificando al resto de la humanidad bajo ese mote, acá no lo usan ni siquiera sus seguidores más acérrimos. Tal vez porque han encontrado en los términos “caviar” o “terruco” (dependiendo del color de la piel) la manera de vomitar sus odios ideológicos. O tal vez, simplemente, porque nuestra extrema derecha es más bruta y achorada que sus congéneres globales.
Pero, ¿qué es un woke? En realidad, el término nació alrededor de los años cuarenta entre la comunidad negra de los Estados Unidos, durante el período de las luchas anti-apartheid, y significaba literalmente “estar despiertos” ante los tratos discriminatorios y la violencia racial que entonces eran el pan de cada día en la sociedad norteamericana. “Woke”, en inglés, es el participio pasado del verbo “wake”, despertar.
Tras mucho evolucionar, la palabreja es ahora una forma de definir a una corriente progresista nacida desde la izquierda, que se enfoca básicamente en los derechos identitarios, sobre todo los de raza y género, a los que ahora se ha sumado una preocupación extrema por el cambio climático, al punto que dejan de lado el punto principal de la agenda izquierdista tradicional: la defensa de los derechos económicos de las clases más desfavorecidas. De allí que mucha gente de izquierda deslinde hoy de los wokes, del mismo modo que muchos liberales de derechas deslindan del trumpismo.
Pero ya dejando de lado la aburrida precisión de conceptos, ha ocurrido que, desde la irrupción de Donald Trump en la escena política, el término “wokismo” pasó a ser usado para definir prácticamente a cualquiera que se opusiera a su ideología salida de las cavernas. Lo utilizaba ya durante su primer gobierno, pero ha sido en este nuevo período que ha convertido lo “woke” en su principal enemigo y en la justificación del proceso de demolición de las instituciones que ha emprendido junto con su co-presidente Elon Musk, otro rabioso anti-woke.
Pero un woke desde la definición ultraconservadora difiere mucho de la definición académica, del mismo modo que la palabra “caviar” es usada por fujimoristas, porkystas y ultraderechistas de todo cuño en el Perú. Desde la perspectiva del trumpismo, woke es todo aquel que no comulga con su extremismo, incluso aquellos que, siendo liberales de derecha, no quieren retrocedernos a la era de las cavernas ni dinamitar los derechos de las minorías o de las mujeres.
¿Piensas que la mujer debe tener las mismas oportunidades laborales que los hombres, aunque no comulgues con las leyes de paridad, que obligan al fifty-fifty en empleos, puestos públicos y posiciones políticas? Eres woke. Para el cavernarismo, las mujeres no sólo no deben tener las mismas oportunidades (si no, mire al gabinete Trump), sino que estarían mejor cocinando en casa y, sobre todo, pariendo la mayor cantidad posible de hijos.
¿Crees que los homosexuales deben tener los mismos derechos que el resto de las personas, incluyendo el de formar una familia y vivir su identidad sin ser víctimas de agresiones ni burlas, aunque no comulgues con la transición sexual de los niños o la presencia de personas trans en competencias deportivas femeninas? Eres woke. Para el trumpismo, el homosexualismo es una enfermedad y los trans no existen sino como producto de lo que ellos llaman el “virus woke”.
¿Crees que el estado debe subsanar los vacíos que ha dejado el libre mercado, emparejando el piso a los más desposeídos, para que puedan desarrollarse social y económicamente, aunque no estés de acuerdo con que se reviente el dinero público en subsidios populistas? Eres woke. Para la ultraderecha mundial, nada debe oponerse al liberalismo salvaje, los pobres son pobres porque quieren y sus hijos no pueden aspirar a una educación de calidad que sus padres no puedan pagar.
La lista es larga. Para estos señores, eres woke si te dan pena los inmigrantes, si crees que los delincuentes no deben ser tratados como animales, si piensas que la raza no debe ser un limitante en el desarrollo del individuo, si admites el aborto en casos de violación o cuando la vida de una madre corre peligro, si opinas que los niños deben recibir educación sexual en los colegios, si piensas que es la ciencia y no la fe religiosa la que debe regir la educación pública, si crees que el Covid existe, que hay que preocuparse por el cambio climático y que las vacunas han evitado millones de muertes.
En fin, por ese camino, será woke todo aquel que no piense que la tierra es plana. Y no es broma. Ya el conservadurismo norteamericano ha intentado, formalmente, que las escuelas de ese país enseñen, al mismo nivel, la teoría de la evolución y el creacionismo del Génesis (que ya ni los teólogos más tradicionales toman al pie de la letra).
Y ahora que están empoderados tras el triunfo de su Dios naranja, no pararán hasta exterminar todo aquello y a todo aquel que se oponga a lo que, en el fondo, constituye el centro de su ideología y que todavía no se atreven a confesar claramente: que Estados Unidos debe estar sólo en manos del viejo WASP (hombre blanco, anglosajón y protestante) y que, desde ahí, debe gobernar a todo el resto del planeta sin dudas ni murmuraciones.
https://larepublica.pe/opinion/2025/02/19/eres-woke-por-maritza-espinoza-hnews-1004112
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