Maritza Espinoza
Con estas experiencias, parece que, a partir de ahora, será mejor que los candidatos que aspiren a la presidencia en nuestros países comiencen a preocuparse cuando aparezcan en las encuestas prematuramente y que no comiencen a vender los huevos antes de que la gallina ponga.
Ya nos imaginamos la fiesta de cilicios que debe haber armado Rafael López Aliaga al enterarse de que había logrado superar, en la última encuesta de Ipsos, a la heredera del fujimorismo. Claro que la ventaja obtenida (10 % contra 8 %) está dentro del margen de error que, según la ficha técnica, supera el 2 %, pero don Porky no es de aquellos que se fijan en detalles. Él ya se siente el ganador absoluto de una carrera que ni siquiera ha comenzado.
Los expertos han señalado que esa pequeña subida del líder de Renovación Popular (partido que, según la misma encuesta, es desconocido para más de un tercio del país y, por si fuera poco, jamás sería votado por otro grueso tercio) puede deberse a dos factores que, la verdad sea dicha, es imposible que se sostengan en el tiempo.
Primero, a que por el escandaloso proceso de compra de los ya célebres trenes chatarra, López Aliaga parece ser el único político que hace algo concreto, aun cuando se trate de una obra fallida y llena de cuestionamientos. Es decir, la nueva versión del tradicional “roba, pero hace obra” es ahora “la embarra, pero hace algo”, la pobrísima exigencia mínima de los peruanos ante el poder.
El otro factor de su levantada (de un punto, pues en julio tenía 9 %) sería que, también a partir del chongo de los trenes y su enfrentamiento con el ministro de Transportes, César Sandoval, el alcalde limeño se habría posicionado como la cabeza de la “oposición” al gobierno, algo que supera los límites de la hilaridad. ¿Oposición él, cuya bancada sigue votando disciplinadamente junto al resto del pacto mafioso que controla el Congreso? Perdonen la risotada.
Bueno, pues, volviendo a la encuesta, no hay mayores novedades en cuanto a candidatos, pues, además del 10 % de López Aliaga y el 8 % de Keiko Fujimori, Carlos Álvarez mantiene su 6 % de meses pasados. Lo llamativo es la aceptación que tienen en los diferentes segmentos sociales. Por ejemplo, López Aliaga llega al 35 % en el segmento A/B (lo que lo convierte más en un fenómeno sanisidrino) y es un auténtico desconocido en los segmentos más bajos. Keiko Fujimori se maneja parejo, aunque se le escabulle el segmento D/E, donde apenas llega al 5 %. Por su parte, el imitador Carlos Álvarez tiene aceptación en los dos extremos, aunque tampoco termina de despegar.
Como es de prever, el grueso de la intención electoral está en el Blanco/Viciado/Ninguno, que llega a un contundente 38 % de promedio, lo que supera la popularidad sumada de todos los candidatos visibles hasta el momento. Sin embargo, el dato más saltante es el voto del rechazo que, como en todas las elecciones recientes, tiene en primer lugar a Fuerza Popular, pues sumando el “Probablemente no votaría por ese partido” y el “Definitivamente no votaría por ese partido” llega a un abrumador 58 %, solo superado por el casi extinto Partido Aprista, por el cual probablemente no votaría jamás el 60 % de peruanos.
Lo que las encuestas jamás medirán, por cierto, es cuánto sirve una encuesta en el Perú a más de medio año del día de las elecciones, cuando la experiencia nos dice que los ganadores suelen asomar cabeza muy poco antes del día D. Ocurrió en 2016, cuando Pedro Pablo Kuczynski recién comenzó a subir en las encuestas en marzo, un mes antes de la primera vuelta, justo después de que, el 20 de febrero, una admiradora le “pesó” los testículos en pleno mitin. Volvió a ocurrir en 2021, cuando un desconocido Pedro Castillo se disparó después del segundo debate presidencial, que tuvo lugar el 30 de marzo, y pasó a segunda vuelta con la primera mayoría. El favorito hasta entonces, y durante largos meses, había sido George Forsyth, quien finalmente no superó la valla.
Y no es un tema local. Acaba de ocurrir en Bolivia, donde, durante meses, las encuestadoras dieron como favoritos a Jorge “Tuto” Quiroga y Samuel Doria Medina, dos representantes de la derecha histórica que tienen años en el juego político. Cuando todos pensaban que la segunda vuelta (tras la atomización del Movimiento al Socialismo, el partido que fundó Evo Morales) sería entre ellos dos, asomó por los palos un candidato de centroderecha al que nadie le prestaba mucha atención, Rodrigo Paz, quien ahora no solo tendrá mayoría en el Congreso, sino que muy probablemente será electo presidente en el balotaje de mediados de octubre.
Con estas experiencias, parece que, a partir de ahora, será mejor que los candidatos que aspiren a la presidencia en nuestros países comiencen a preocuparse cuando aparezcan en las encuestas prematuramente y que no comiencen a vender los huevos antes de que la gallina ponga. ¿Recomendaciones? Bueno, trabajar con bajo perfil, hacer discreto proselitismo fuera de Lima y evitar los medios masivos (o sea, justo lo que no hacen Keiko Fujimori ni López Aliaga). Así, tal vez podrán escabullirse de la artillería enemiga y, quién sabe, hasta dar el “castillazo” el próximo mes de abril.
https://larepublica.pe/opinion/2025/08/20/porky-al-alza-por-maritza-espinoza-1642540
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