Juan J. Paz-y-Miño CepedaLos cronistas de Indias entre los siglos XVI y XVIII describieron múltiples hechos, procesos y manifestaciones de las sociedades coloniales de la región que hoy llamamos América Latina y el Caribe (ALC), conquistadas y sometidas ante todo por las monarquías de España y Portugal. Son fundamentales los cronistas del siglo XVI que dan cuenta directa de los horrores cometidos por los conquistadores, que utilizaron a numerosos pueblos aborígenes para lograr la derrota de los imperios Azteca e Inca (el imperio Maya ya no existía como tal en esos momentos históricos) y enseguida proseguir a someter a todos, es decir, incluyendo a quienes habían sido sus inmediatos “aliados”. España organizó la administración de estas tierras como “provincias” de una sola entidad política con el Rey a la cabeza, pero en los hechos fueron colonias enclavadas en la época del mercantilismo europeo que significó para ALC la consolidación de las primeras bases estructurales del subdesarrollo y la explotación humana, que tuvieron como contraparte la acumulación originaria que benefició al nacimiento del capitalismo en Europa.
Los principales cronistas siempre han servido para que los historiadores comprendan el impacto que tuvo la conquista y el coloniaje en ALC y varios son ampliamente conocidos (https://t.ly/yYuSs) como el diario de Cristóbal Colón o los textos de Hernán Cortés, Bernal Díaz del Castillo, Cieza de León, Agustín de Zárate e incluso del Inca Garcilaso de la Vega o de fray Bartolomé de las Casas. Pero hoy conocemos textos antes inéditos, pues habría que sumar los que dejaron cronistas indígenas como Felipe Guamán Poma de Ayala (1534–1615) y su excepcional Primer nueva corónica y buen gobierno, desconocido hasta 1907, cuando lo descubrió en la Biblioteca Real de Dinamarca el investigador Richard Pietschmann y que renovó los conocimientos sobre el imperio Inca y las condiciones creadas por la conquista y el coloniaje. Habría que sumar las obras relativas a la “visión de los vencidos”, que han realizado historiadores como el prestigioso Miguel León Portilla (1926-2019) en México.
Además, con motivo del V Centenario del “Encuentro de Dos Mundos”, como se bautizó a los actos en recuerdo del “descubrimiento” de América por Colón el 12 de octubre de 1492, en España se publicó una colección de 50 volúmenes sobre los cronistas de indias, que luego reprodujo, en parte, una editorial de Monterrey en México (https://t.ly/GgYtA). Los libros de los cronistas conocidos o de los nuevos no pertenecen a “agentes” ingleses o franceses, sino, casi en su totalidad, a “súbditos” de la corona española de la época. En lo relativo a la conquista y la colonia todos coinciden en describir los crímenes que se cometieron y la destrucción definitiva de las grandes civilizaciones americanas como fueron las de Incas y Aztecas, así como el brutal sometimiento de los pueblos aborígenes en todo el continente. No hay “leyenda negra” sino realidades históricas.
Sobre la época colonial latinoamericana existen centenares de estudios y miles de artículos. En cada país de la región hay historiadores que han puesto al descubierto lo que ocurrió. De modo que las independencias, encabezadas por numerosos criollos que también tuvieron el apoyo de las otras capas sociales, incluyendo indígenas, fueron procesos vitales para ALC, pues condujeron a la ruptura con el coloniaje y al nacimiento de los Estados nacionales. En medio de los procesos independentistas se infiltraron los intereses de las nuevas potencias capitalistas, como Francia e Inglaterra, sin duda interesadas en romper con el monopolio español y en abrir los mercados y recursos latinoamericanos a sus intereses comerciales y a sus empresas privadas en ascenso capitalista. Desde entonces, hasta nuestros días, ALC enfrenta nuevos intervencionismos, injerencias, expansionismos e imperialismos. Nuestros Estados nacionales tienen una larga historia en la búsqueda del desarrollo económico con bienestar social, al que se oponen no solo fuerzas externas, sino, sobre todo, las élites propietarias internas, incapaces de generar ese progreso.
Desde luego que España impuso en ALC una nueva economía, sociedad, cultura, lengua, que vincularon la historia de la región al mundo occidental, con enormes progresos. Pero ese lado de la medalla tiene el otro, que afectó especialmente a los indios americanos, que pasaron a un total sometimiento con exclusión legalizada (por ejemplo, en educación), incluso porque las Leyes de Indias y otras disposiciones eran “acatadas, pero no cumplidas” por las autoridades, los terratenientes y los beneficiarios de mitas, encomiendas, reducciones, tributos. Solo en el imperio incásico, una población calculada en unos 10 millones de habitantes se redujo a menos de 1 millón a fines del siglo XVI, por la conquista, la explotación laboral y sobre todo las enfermedades. No hubo conquistadores “libertadores”.
Pero con desconocimiento y desprecio de la historia latinoamericana se ha extendido la visión de los “hispanistas”, que toma actualidad a propósito del impase entre México y España. Con una arrogancia neocolonial, Alejandro Nolasco, portavoz del grupo parlamentario de VOX en las Cortes de Aragón, tildó a la presidenta Claudia Sheinbaum de “absoluta analfabeta” y “absoluta ignorante«, asegurando que los españoles «jamás vamos a pedir perdón» y «mucho menos por hacer las cosas bien» frente a «tribus» como incas, aztecas o mayas que «venían de una cultura horripilante«. Añade: «Estamos aquí para defender la mayor gesta de la historia de la humanidad«, de la que España «puede sentirse orgullosa» por haber contribuido «de una manera decisiva y determinante a la evangelización del mundo y al avance del humanismo cristiano occidental”; además de que «todo el progreso que tiene ahora mismo Hispanoamérica se lo debe en gran parte a España y a esa gran gesta que hizo«; añadiendo que “España estaba en el lado bueno de la historia y los que estaban de la parte mala son aquellas tribus crueles, inhumanas, que se dedicaban al salvajismo más absoluto«. Anticipó que el 12 de octubre, Día de la Hispanidad, leerán un manifiesto en contra del «indigenismo«, en referencia a «todas aquellas corrientes que defienden una especie de naciones étnicas o de tribus deformadas, que no se corresponden a lo que eran» (https://t.ly/IECad).
Las insultantes palabras desde VOX y los hispanistas pretenden convencer a los latinoamericanos de su versión “rosa” de la historia, la cual nosotros deberíamos estar obligados a aceptar. Hasta Josep Borrell Fontelles, Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, parece contagiarse de ese “espíritu”, pues al referirse al nivel de integración que tienen los Estados Unidos ha sostenido que, entre otros factores, “Tienen muy poca historia detrás: nacieron a la independencia prácticamente sin historia. Lo único que habían hecho era matar a cuatro indios…” (https://t.ly/0sQVz).
Este tipo de visiones meramente ideológicas, racistas, esencialmente políticas y finalmente contrarias a la historia que cuentan desde los cronistas hasta los historiadores latinoamericanos contemporáneos, solo acentúan las confrontaciones entre dos continentes, en lugar de contribuir a una relación que guarde alguna armonía y, sobre todo, respeto. Resulta grave que el hispanismo contemporáneo ataque a las poblaciones indígenas latinoamericanas. ALC forma parte del Sur Global que cuestiona la era colonial del pasado y reclama la deuda histórica de los imperios de aquella época (https://t.ly/biEPd).
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