13 de diciembre de 2025

Perú: Los derechos humanos bajo ataque

Ronald Gamarra

"La ONU y sus agencias son torpedeadas cada día, como si no fuesen el fruto de la victoria contra el nazifascismo"

Los derechos humanos están bajo ataque. Una ola mundial reaccionaria pretende pisotear lo que en algún momento parecía una conquista irrenunciable de la democracia. Evidentemente esto tenía mucho de espejismo o ilusión. Lo avanzado laboriosamente en las décadas anteriores, sobre todo en el ámbito jurídico internacional y en las legislaciones de muchos países, no era todo lo que esperábamos, ni de lejos, pero era y es valioso en extremo. Los derechos humanos, que surgieron como una expresión esperanzada de un futuro a la medida de la dignidad del ser humano, y luego considerados como el corazón de la democracia, su razón de ser, ahora son estigmatizados, recortados y agredidos con impunidad.

Hemos sido testigos a nivel mundial de una masacre, un genocidio, perpetrado por el gobierno de Israel contra el pueblo palestino, sobre todo en Gaza, pero también en Cisjordania. Las ciudades de la Franja de Gaza fueron arrasadas por completo, hasta sus cimientos. Los hospitales, las escuelas, las mezquitas, los servicios comunales: todo fue devastado. El 90 por ciento de las viviendas fueron destruidas minuciosamente. La población civil fue bombardeada directamente, causando más de 70 mil muertos. Si se trasladase esa proporción al Perú, hablaríamos de un millón de muertos solo por bombardeos. 64,000 niñas y niños han sido asesinados o han sufrido mutilaciones.

No se registraba desde la segunda guerra mundial una masacre de proporciones tan brutales como la cometida contra el pueblo palestino. Y para mayor escarnio, este genocidio lo perpetra el gobierno de un país como Israel, fundado para acoger a los sobrevivientes del genocidio nazi. Para ello cuentan con la colaboración directa del gobierno de Estados Unidos y el silencio cómplice de las principales potencias europeas. Le han tolerado a Israel todas las atrocidades que ha cometido, incluido el asesinato de cientos de médicos, trabajadores sociales y periodistas que prestaban servicio a la población civil en Gaza. Y le han dado a Israel las armas necesarias para llevar adelante estos crímenes.

Estados Unidos vuelve a imponer con Trump la política del avasallamiento, la imposición y la violación de derechos fundamentales. Este ha convertido en política pública de odio la persecución de los inmigrantes para deportarlos sumariamente. Las ciudades norteamericanas son patrulladas intensamente por una policía especial, el ICE, cuya tarea es cazarlos, para lo cual no dudan en incursionar en escuelas e iglesias, ni en separar familias. La ola de odio contra los migrantes es una de las principales banderas de la ultraderecha europea.

En el plano internacional, Trump administra el conflicto de Ucrania como un negocio privado. Le ha impuesto la entrega de sus recursos minerales como pago por el apoyo militar norteamericano, una ayuda que de la noche a la mañana dejó de ser gratuita. A su vez, la guerra de Rusia contra Ucrania cumplirá cuatro años el próximo febrero. Hasta el momento van 1,400 días de matanza y nadie sabe cuántos soldados y civiles han perdido la vida en la peor conflagración europea desde la segunda guerra mundial, pero nadie duda de que suman cientos de miles.

El hambre vuelve una vez más a este escenario de terror contemporáneo. La hay en Gaza. También en África. Trump dispuso el cierre repentino de los programas de ayuda internacional de su país a través de la AID, dejando desprovistas de lo esencial a millones de personas. La aporofobia es todo un discurso contemporáneo. La ultraderecha la promueve culpando a los pobres de su propia situación, como si la gente eligiera tal condición por comodidad, para “vivir del Estado”, dicen los defensores de un sistema que concentra cada vez más la riqueza en proporciones obscenas en las manos de unos cuantos oligarcas en comparsa con los políticos y los Estados.

Los casos citados son apenas algunos de los ejemplos más resaltantes de lo que está ocurriendo con los derechos humanos y quienes los defienden en el mundo. Hoy, el globo está controlado por tres hombres poderosos que no creen en los derechos humanos: Donald Trump, Vladimir Putin y Xi Jinping. Pero de todos ellos, Trump lidera la superpotencia que se reclamaba como el custodio de los derechos humanos. Ya no más. Estados Unidos ahora está dedicado a socavar las instituciones internacionales que promueven la convivencia basada en el derecho internacional. La ONU y sus agencias son torpedeadas cada día, como si no fuesen el fruto de la victoria contra el nazifascismo.

En nuestro país, las cosas tienen la nota grotesca que le agrega la ultrarreacción local. Aquí se libra una campaña constante y persistente contra la misma idea de derechos humanos, que se califican como una mala palabra, que se siguen considerando como una cojudez, que se estigmatizan como pensamiento proterrorista: un lastre inventado por los caviares que puede lanzarse al tacho de la basura. Aquí está en marcha el mecanismo para repudiar los tratados más esenciales sobre derechos humanos, empezando por la Convención Americana de Derechos Humanos, y la jurisdicción de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Aquí se aprueba con argumentos de tinterillo una “amnistía” para cientos de crímenes que repugnan a la humanidad. Aquí no se acepta que los derechos humanos son el parteaguas entre la civilización y la barbarie, el mínimo irrenunciable de la dignidad humana. Aquí se desconoce y se viola, por simple ley, derechos fundamentales previstos en la Constitución.

El panorama es adverso, qué duda cabe. Al mismo tiempo, debemos constatar que nunca como hoy hubo tantas personas vinculadas a la defensa de los derechos humanos en todos los países del mundo. Es posible y necesario resistir la ola reaccionaria. Recordemos que los avances se dieron, en el pasado, por el activismo insistente de grupos pequeños. Lo importante es reorganizarse y responder. Será costoso, no hay que dudarlo, si no veamos lo que ocurre en Gaza. Pero al final la vida tiene que dar la razón a quienes la defienden con convicción. Los defensores de derechos humanos tienen valores y principios éticos. Los reaccionarios solo intereses bastardos que traducen en discursos de odio. Es necesario desenmascararlos.

11-12-2025

Fuente: Hildebrandt en sus trece, Ed 762 año 16, del 12/12/2025

https://www.hildebrandtensustrece.com/

https://www.leerydifundir.com/2025/12/peru-los-derechos-humanos-ataque/

12 de diciembre de 2025

Burdel


César Hildebrandt

"Si la vida eterna existiera, todos los fascistas difuntos podrían despertar en estos días y ser felices"

No es que el Perú parezca un burdel: es que el mundo es hoy un burdel gigante. Pablo Macera se quedó corto.

El truhan que llegó a la Casa Blanca se apodera de un petrolero y dice que se quedará con el barco y con el crudo que transportaba. Dice que Maduro tiene los días contados, que Petro puede ser el próximo y que la Unión Europea está en decadencia porque no imita del todo su política antimigratoria. Pero el truhan no se queda en eso: llama estúpida a una periodista que le hace una pregunta incómoda, cerdita a otra que insiste en un tema y portadora de falsedades a una tercera que se atreve a mencionar una contradicción entre sus palabras y las declaraciones de Peter Hegseth, el secretario de guerra.

Las derechas nacionalistas producen discursos que proponen un orden policiaco y la mesura se ve como un crimen de cobardes. Por eso hay quienes, desde el poder, están felices con lo que Netanyahu y el sionismo en banda han hecho en Gaza. Se masacra en nombre del derecho internacional, se mata a miles de niños como política preventiva, se cosifica a las víctimas para despojarse de toda culpa. Y de todo ello se alegran los Milei de esta América hundida en las tinieblas y los alemanes, siempre propensos a desatar o autorizar holocaustos.

No es la doctrina Monroe, que ahuyentaba a los europeos de cualquier cruzada restauradora, ni el corolario Roosevelt, que fue la versión chusca de la tesis de 1823: es el garrote de la caverna ancestral. No es el imperialismo de la United Fruit: es Corleone viendo qué puede robar. No es la compra de Panamá para hacer un canal: es la gula de la zafiedad. No es la geopolítica de una gran potencia: es el saqueo de Camagüey por el pirata Henry Morgan, que Inglaterra nombró caballero en 1674. No son tiempos recios: es como si los neandertales estuviesen vengándose.

Si la vida eterna existiera, todos los fascistas difuntos podrían despertar en estos días y ser felices. La barbarie digital les sería fascinante: miles de millones hipnotizados por sus celulares mientras la riqueza se concentra, la pobreza se considera voluntaria, los derechos sindicales hibernan, el medio ambiente se degrada. Ya no sería necesaria la mano dura: las multitudes balarían y votarían libremente por los lobos.

En el Perú hemos inventado una democracia proliferante. Tenemos decenas de candidatos a la presidencia. ¿Vienen de partidos? Muy pocos. Los demás proceden del emprendedurismo narcisista, de la aventura financiera, del embrutecimiento cada vez más audaz. En un país donde alguien que limita con la idiotez por el norte y con la indecencia por el sur se ha hecho millonario fundando universidades, no es extraño que de los matorrales a la vera de las trochas carrozables salgan mendigos de fama a ver si algo les liga. Mendigos y forajidos en busca de impunidad. Mendigos y forajidos que fueron surgiendo cuando la inteligencia huyó de la política, cuando el fujimorismo hizo norma el crimen y cuando los partidos históricos, viudos de sí mismos, dejaron las ideas y adoptaron los lemas.

Tenemos muchos candidatos porque no tenemos líderes. Tenemos decenas de partidos nominales porque no tenemos instituciones políticas. Esta abundancia no es prosperidad doctrinaria ni pluralismo. Es cáncer.

Fuente: Hildebrandt en sus trece, Ed 762 año 16, del 12/12/2025

https://www.hildebrandtensustrece.com/

9 de diciembre de 2025

Perú: Por nuestras niñas

Marisa Glave

Aún podemos recuperar los pequeños avances que logramos para las mujeres, para las niñas, niños y adolescentes del país. No nos rindamos. Reaccionemos.

Sólo en el primer semestre del año los Centros de Emergencia Mujer (CEM) atendieron 6,677 casos de violación sexual. Eso quiere decir que en un día cerca de 40 mujeres son violadas. Mientras usted lee esta columna, alguna mujer está siendo violada en el país.

Digo mujeres y no uso el genérico “personas” porque el 94% de casos son mujeres. Hay también dramáticos y lamentables casos de violación sexual contra hombres, sobre todo niños, pero la realidad es que en 9 de cada 10 casos la víctima es una mujer. Y esta columna hace un llamado de defensa a nuestras niñas, porque 6 de cada 10 víctimas son menores de 17 años.

Los datos son escalofriantes. El incremento de casos entre el 2021 y el 2025 es aterrador. El 2021 cerró con 10,251 casos de violación sexual atendidos por los CEM, el 2024 con 12,924 y por la tendencia actual superaremos los 13 mil este año. El incremento en estos años se condice con el aumento del ataque público al enfoque de género.

Estos años hemos sido testigos de la agresión permanente de los principales grupos políticos en el parlamento al enfoque de género. Su desesperación ideológica por combatirlo lleva también un trasfondo de legitimación de la violencia de género en el país. Las mujeres estamos en una situación muy delicada, sobre todo nuestras niñas y es fundamental que reaccionemos.

Contubernio conservador

La malsana convivencia entre supuestos congresistas de izquierda y centro con los de derecha conservadora en el Congreso tiene serias consecuencias para nuestras vidas. Lanzados en una estrafalaria cruzada contra la “ideología de género” o contra “los caviares”, Milagros Jáuregui de Renovación Popular, comulga con Waldemar Cerrón, de Perú Libre, Roberto Chiabra congresista por APP y líder del partido Unidad y Paz, Adriana Tudela de Avanza País, Martha Moyano de Fuerza Popular, Guido Bellido ahora en Podemos Perú y Alfredo Azurín de Somos Perú, conocido por ser el único que votó en contra del debate de vacancia de Dina Boluarte.

Como queda claro, congresistas como Chiabra y bancadas como Somos Perú supuestamente ubicadas en el centro del espectro político, con partidos que se reclaman “liberales” como Avanza País, en alianza con parlamentarios como Bellido y bancadas como Perú Libre que se proclaman de izquierda, suscriben, sostienen y defienden planteamientos retrógrados de la derecha más conservadora hoy en el parlamento, representada por Renovación Popular, partido que ha logrado eclipsar a Fuerza Popular en varios aspectos pero que sigue recibiendo su apoyo en proyectos de ley cuyo objetivo final es borrar cualquier avance en materia de igualdad de género.

De las 12 bancadas existentes 9 votaron íntegramente o por amplísima mayoría a favor de la derogación de la Ley de Igualdad de Oportunidades. Reemplazando la norma por otra que, si bien mantiene el mismo título, tergiversa de manera violenta el contenido original de la norma. Lo que fue un gran avance para las mujeres en el 2007 se vuelve ahora un retroceso preocupante.

#SinGéneroNoHayIgualdad

Quieren borrar a como dé lugar la categoría género del marco jurídico peruano. Pero el problema de fondo es que el género no es el nombre de una ideología, es una categoría de análisis que pone en evidencia la desigualdad de poder que hoy existe entre hombres y mujeres.

No se trata de las diferencias biológicas que puedan existir entre ambos sexos y por tanto las distintas necesidades que podamos tener, sino de la manera en que se organizan roles y funciones en la sociedad que colocan a las mujeres en situación de vulnerabilidad, con menor poder – político, económico, social y cultural – cargando prácticamente solas con las responsabilidades de la reproducción social a la par que siendo objeto de violencia por el hecho de ser mujeres.

Pretender reducir la desigualdad en clave de sexo biológico reduce la magnitud del problema, en términos de poder y violencia como he señalado, pero también en término de agresión a la diversidad sexual. Las mujeres y los hombres no somos sólo heterosexuales y cisgénero. Tenemos orientaciones e identidades diversas. Esto no es un invento de la globalización, ni un efecto pernicioso de alguna ideología. Es una realidad humana registrada en todas las etapas de nuestra historia. No es tampoco una imposición occidental, de hecho, podemos encontrar registro gráfico en huacos pre-incas.

Borrar una categoría no borrará la realidad de la diversidad, sólo generará oscurantismo y propiciará un mayor espacio de violencia, en particular para quienes empiezan a descubrir su sexualidad y son víctimas de bullying.

La vivencia de la sexualidad para que sea responsable a la vez que gratificante requiere de información y de reflexión, en el marco del respeto y cuidado por el desarrollo pleno de la persona. No podemos seguir viviendo en una sociedad en la que nuestras niñas son violadas TODOS LOS DÍAS. En el 65% de los casos por alguien de su entorno familiar. En muchos casos descubrimos los casos de violación de menores cuando quedan embarazadas. Pero podría detectarse antes, incluso evitarse, si las niñas y niños supieran claramente qué supone una agresión sexual y cómo protegerse. Pero se necesita hablar, se necesita conocer, preguntar. Esto sólo puede darse en un ambiente de libertad, no en uno de represión y tabús.

La norma aprobada borra la Educación Sexual Integral (ESI). Se reemplaza por una educación “científica, biológica y ética” vinculada a las convicciones parentales. Estamos retrocediendo años en la lucha por la igualdad real. Costó muchísimo introducir la ESI para luchar contra el embarazo adolescente, contra la violencia sexual, contra la represión violenta que genera traumas.

Aún podemos recuperar los pequeños avances que logramos para las mujeres, para las niñas, niños y adolescentes del país. No nos rindamos. Reaccionemos.

Fuente: https://larepublica.pe/opinion/2025/11/30/por-nuestras-ninas-por-marisa-glave-hnews-1554900