31 de marzo de 2025

Trump y la agonía de Occidente

Juan De la Puente

Sucede con los ciclos acelerados en la historia. En medio de la sucesión caótica de escenas que tienen al gobierno de Trump como protagonista, son recurrentes las preguntas de cuándo empezó “esto” y hasta dónde llegará. La primera aguardará el juicio de los historiadores y a la segunda le espera cercanas vicisitudes.

Otra interrogante nos pertenece menos a los ciudadanos de la periferia del mundo. Se refiere a la naturaleza desnuda de los sucesos que detonan día a día, es decir, el qué de este convulsivo momento del mundo.

Sin duda se vive un clima revolucionario. Es la primera revolución global por el volumen de participantes, territorios y tendencias en pugna. Las redes digitales han convertido a gran parte de la humanidad en combatientes de una contienda en que, sin embargo, un pequeño grupo de países y apenas un puñado de personas tiene los medios y autoridad para encarar -y si pueden gobernar- los impulsos desatados.

La revolución conservadora está en auge. Es la más importante desde la derrota del nazismo. Su propósito es acabar con los derechos y las libertades. Occidente, ese extenso sistema de poder y sus valores heredados de la Ilustración, decisivo para derrotar al fascismo en el siglo XX, derribar el muro de Berlín y reconocerle a una buena parte del mundo libertades y derechos sustantivos, se revuelve en agonía.

Los marcos conceptuales de la geopolítica -clásica y crítica- crujen. Existe “un problema” de países, economías, esferas de influencia y relaciones internacionales. No obstante, lo dominante es el problema cultural donde la receta de Kissinger de combinar la moral y el sentido práctico, es insuficiente.

El problema cultural antecede a la batalla cultural. El discurso autoritario pugna menos por fronteras que por ideas. Es cierto que en principio exhiben un nacionalismo desbocado y el retorno a la soberanía de los estados nación. Sin embargo, esta pretensión es maleable cuando se trata de sus dos grandes ideas fuerza: la libertad económica sin regulación y -paradoja- una sociedad sin derechos sociales y políticos so pretexto de defender la vida y la familia. En ese punto se encuentran los radicalismos religiosos, el ultranacionalismo y los tecno conservadores.

Occidente es ahora un espacio de controversia más cultural que espacial y estatal. Allí se escenifica una pugna enmarañada donde lo natural/universal presiona sobre lo legal/nacional según convenga a la internacional conservadora. El discurso anti woke se mueve en esas cuatro dimensiones. Por esa razón sus enemigos íntimos son también la sociedad civil mundial que logró homogeneizar un grupo de nuevas reglas y estándares de derechos y convertirlos en tratados, y la mediación global, multilateral, integradora y pacificadora, es decir NNUU, UE, OCDE, OMC, Foro Económico Mundial, Corte Penal, CIDH, entre otros.

Ese Occidente, complejo e incompleto como lo hemos conocido hasta ahora, pierde oxígeno. Superó victorioso la guerra fría y la derrota que le infligió el fin del sistema colonial. Creó la OTAN, la Unión Europea y fue decisiva en la creación de la ONU y de la reciente Agenda 2030, pero está sucumbiendo frente a la arremetida de las criaturas que ha creado o subestimado.

El giro radical consiste en que Occidente es poseído por un espíritu iliberal que lo devora por dentro, en unos países más que en otros, aunque no creo que la clave de este tiempo se limite a defender a Occidente desde una visión acrítica.

Occidente nunca fue tan Occidente como en su rechazo a todo modelo que plantease reducir las utilidades y el poder del capitalismo y se resistió a volver a experimentar los programas keynesianos de los años 30 del siglo XX. Las crisis económicas de los años 80 para adelante fueron para Occidente el desorden ideal que permitió imponer en todos los continentes -incluida la UE en 2008 con la troika y los fondos buitre en la primera fila- un modelo de globalización neoliberal que interactuó con el aumento de la desigualdad, la pobreza, el paro y la migración. La crisis de la vivienda y la gentrificación de las grandes ciudades es también la seña de Occidente.

También se embarcó en guerras neocoloniales en África y Asia y en los países de mayoría musulmana, y en batallas contra regímenes progresistas en todo el mundo, avalando violaciones de DDHH. En estas batallas, el argumento central de Occidente fue la democracia y la defensa de sus valores humanistas y pluralistas. De hecho, la alianza entre Europa, EEUU y las ex colonias inglesas que libró guerras regionales en Indochina, Corea, los Balcanes, Oriente Medio, y África, y que participó estelarmente en las “primaveras” en Oriente y Eurasia, llevó el sello de la democracia liberal (pluripartidismo, alternancia, elecciones libres, apertura de los mercados y derechos de propiedad), aunque varios de esos valores fueron sacrificados.

En el liderazgo del Occidente, especialmente la UE, existe claridad sobre las amenazas sobre las libertades y el riesgo de la cancelación de lo público y diverso. El Occidente democrático está dispuesto a la batalla geopolítica y la defensa de las instituciones multilaterales. No obstante, salvo algunas políticas de regulación de la Inteligencia Artificial y de los mercados digitales y la defensa de la Ucrania invadida, no parece estar dispuesto a defender todos los valores de la Ilustración, la democracia y el humanismo del siglo XXI con la misma intensidad.

El caso de la migración es un ejemplo. En 2023, el Gobierno de Macron impulsó una ley seriamente xenófoba -la Ley Darmanin- que anuló el principio universal del ius soli y estableció el delito de migración ilegal, es decir, castigaba la pobreza. La ley fue aprobada con los votos del partido de extrema derecha de Le Pen y para entrar en vigencia debió ser “ajustada” por el Consejo Constitucional que anuló 35 de los 86 artículos de la norma.

Trump es una figura central, aunque no debería perderse de vista que es símbolo y síntoma. Sigue siendo tan errático como en su primer mandato y no se descarta que su administración fracase. El proceso, no obstante, es más intrincado, porque sea cual fuese el resultado de su gestión, la revolución conservadora está en auge.

En la guerra de los aranceles, inclusive, la clave cultural es decisiva. La relación entre Trump y Putin es una relación de oligarcas contra Occidente y aunque no evolucione hacia la traición de Rusia a China, es lo suficientemente útil para que el mundo quede a merced de un nuevo estadio cultural dominado por el miedo, la falta de reglas, el auge armamentista y el poder tecnofeudal, ese que, a diferencia del auge fascista de los años 20 y 30 del siglo pasado, ocupa espacios de dirección y comparten roles de Gobierno mundial.

No todo está perdido. También está en curso una vigorosa respuesta democrática universal. Aunque las naciones y los bloques de naciones demoran en reordenarse, el capitalismo se escinde y reordena. La reciente reunión de Xi Jinping con los líderes de 40 empresas transnacionales en la que el presidente chino ofreció proteger “la competencia leal en el mercado”, indican que el desmontaje de la estructura de las relaciones internacionales y sus regulaciones tiene detractores en el campo de la economía y el conocimiento.

El marco y alcance del consenso mundial conservador es visible, pero no previsible. Carece de límites porque, precisamente, Occidente normaliza cada incremento de la apuesta radical. Sucedió en los años 20 del siglo pasado con el fascismo. Entonces, al inicio, se creía con equívoco que el consenso liberal era suficiente para frenarlo. Como aquella vez es preciso un consenso mayor que trascienda la defensa de las instituciones. Se precisa de libertad, igualdad, equidad, un Estado de Derecho garantista y una lucha decidida contra la precariedad, el hambre y la amenaza de la guerra. Más que salvar a Occidente, hay que salvar a la humanidad. Hobbes ha muerto. No hay Leviatán, es el momento de Hela y Thanos.

https://larepublica.pe/opinion/2025/03/30/trump-y-la-agonia-de-occidente-por-juan-de-la-puente-1684080

Perú: El oro en el Perú

José de Echave

La cotización del oro sigue batiendo récords y ya se ubica alrededor de los US$ 3 mil la onza. Nunca estuvo tan alta. Para que los lectores tengan una idea, hace poco más de 20 años el oro se cotizaba apenas a US$ 270 la onza.

En este contexto, a finales del año pasado, se supo que el Perú ha dejado de figurar en el grupo de los diez principales países productores de oro a nivel mundial, algo que no había ocurrido en los últimos 30 años. Ha habido varios análisis al respecto que obligan a complementar información y hacer algunas precisiones para entender lo que realmente está pasando con la producción de oro en el país.

Revisando la evolución de la producción de oro

Si uno revisa la información histórica del Ministerio de Energía y Minas, hasta los primeros años de la década del 90, los principales productores de oro en el Perú eran lo que en las estadísticas se denominaba como lavaderos y luego como minería artesanal; es decir pequeños productores de zonas andinas y amazónicas. Por ejemplo, en 1992 los lavaderos daban cuenta del 64% de la producción de oro.

Esto comenzó a cambiar desde el año 1993 y 1994 ¿Qué pasó? Básicamente fue el inicio de la producción de Yanacocha en Cajamarca. Yanacocha y luego, otras minas como Pierina en Ancash, provocaron un cambio sustantivo: en la segunda mitad de los 90, la gran minería ya era predominante en la producción de oro y, casi de golpe, el Perú se convirtió en el primer productor de oro en América Latina y el cuarto a nivel mundial. El salto productivo de la minería en los 90 fue, básicamente, de oro y Yanacocha fue un actor determinante.

La producción del metal amarrillo siguió aumentando de manera sostenida hasta alcanzar un pico entre el año 2005/2006. Luego de eso, la producción comenzó a declinar, hasta alcanzar el nivel más bajo el 2020, con una producción de un poco más de 85.3 kilogramos de contenido fino, para luego mostrar una moderada recuperación el 2023. A octubre de 2024, la producción de oro alcanzó las 88.5 toneladas de contenido fino (ver gráfico 1).


Gráfico 1: Producción de Oro, 1992-2024* (kg de contenido fino)

Por lo tanto, hoy en día estamos muy lejos de los picos de producción alcanzados a mediados de la primera década del siglo XXI. La producción de Yanacocha está en descenso desde hace un buen tiempo y, como lo reconocen los propios funcionarios de Newmont, luego de 31 años de operaciones, han iniciado un proceso de cierre progresivo: su principal proyecto, el de Yanacocha Sulfuros, ha sido postergado varias veces y, en un futuro, se convertirán en una operación de cobre y oro. Pierina, de propiedad de la canadiense Barrick Gold, la otra mina importante que inició operaciones a finales de la década del 90, hace varios años que entró en cierre. El mapa de la producción de oro ha cambiado: si bien Yanacocha continúa siendo la principal empresa productora de oro en el país (seguida por Poderosa y Boroo Misquichilca), a nivel de regiones, Cajamarca ha sido desplazada a un tercer lugar, mientras que La Libertad figura en el primer lugar y Arequipa en el segundo.

Otro dato relevante es el peso del oro en los diferentes minerales en las exportaciones mineras: hasta los primeros años del siglo XXI, el oro era el principal mineral de exportación; diez años después compartía el liderazgo con el cobre y en los últimos años ha sido desplazado a un segundo lugar. Lo cierto es que desde Yanacocha ya no ha habido nuevas minas productoras de oro de clase mundial y si uno revisa la cartera actual de inversión minera, los proyectos auríferos apenas representan el 12% del total de la inversión comprometida.

El proceso de desconcentración del mercado del oro en el Perú

El Índice de Herfindahl-Hirschman (IHH) se utiliza para medir los niveles de concentración de un mercado o la ausencia de competencia. Cuanto más alto se presente el índice significa que se tiene un mercado fuertemente concentrado o poco competitivo. Las agencias que monitorean este indicador consideran que los mercados que superan los 2,500 puntos son considerados altamente concentrados y un HHI superior a 1,500 e inferior a 2,500 representa un mercado moderadamente concentrado.

En un estudio publicado por CooperAccion se muestra que, en la gran mayoría de años de la década del 90, la producción de oro registró altos niveles de concentración, por encima de los 2,500 puntos. Luego, en los primeros años del siglo XXI, se mantuvo una alta concentración, hasta el año 2005, para luego bajar a moderado (menos de 1,800 puntos) y, desde el 2013 en adelante, situarse por debajo de los mil puntos y en los últimos años por debajo de los 500 puntos.

Por lo tanto, en la actualidad se puede afirmar que la producción de oro del Perú, a diferencia de otros minerales como el cobre y el zinc, registra un bajo nivel de concentración. ¿Cómo se explica el particular proceso de la desconcentración de la producción de oro? En primer lugar, por la ya comentada reducción de la producción de las empresas de la gran minería. Pero un segundo dato es la atomización de los productores de oro en buena parte del territorio nacional: el número de productores de oro pasó de 41 en 2002 para llegar a un primer pico el año 2012, con 277 productores (período del súper ciclo de precios de los minerales). Luego, desde el año 2013, se produce un retroceso hasta llegar a 192 productores el año 2014, en un contexto de caída de las cotizaciones internacionales (fin del súper ciclo de precios de las materias primas). Luego de unos años de relativa estabilidad se percibe una tendencia al aumento, con nuevo pico el año 2020, con 297 productores, que ha ido de la mano con los picos de las cotizaciones del oro a nivel internacional en los últimos años. Todo indica que las cifras del 2024 confirmarán esta tendencia.

Además, se sabe que, así como la producción de oro en el Perú es mayor a lo que dicen las estadísticas oficiales, también hay productores que no están registrados en las estadísticas oficiales: algunas estimaciones señalan que la participación de los productores informales y los abiertamente ilegales, alcanzaría alrededor del 40% del total del oro exportado. La referencia de la producción de oro oficial y la diferencia con lo que se exporta nos da un indicio de la actual participación de la minería informal y la ilegal: según cifras del Ministerio de Energía y Minas, el año pasado hemos exportado 75 toneladas más de oro de las que se han producido.  

Con una cartera de proyectos de oro poco relevante, todo indica que al Perú le costará recuperar una ubicación estelar en la producción mundial del metal amarillo, por lo menos si nos referimos a la producción oficial, ya que la principal característica en la actualidad es el avance galopante del oro informal y el abiertamente ilegal.

https://larepublica.pe/opinion/2025/03/30/el-oro-en-el-peru-por-jose-de-echave-hnews-2624670

29 de marzo de 2025

Perú: La Reina de la Chatarra

Gustavo Espinoza M.

A comienzo de los años 90 del siglo pasado, la Red O’ Globo de la TV brasileña presentó una muy exitosa serie titulada “La Reina de la Chatarra”. Escrita por Silvio de Abreu, y dirigida por Jorge Fernando, tuvo como protagonistas estelares a Regina Duarte y Tony Ramos y mostró las turbiedades de los nuevos ricos y la corrupción galopante de la decadente élite paulista.

Si hoy en el Perú alguien parodiara esta obra, podría mostrarnos una reina que goza de otra chatarra, y que muestra la misma frivolidad y decadencia no propiamente de los ricos en dinero  sino porque ostentan un Poder que les cayó por arte de birlibirloque y lo usan con fines deleznables y objetivos perversos.

La reina a la que aludimos no tiene siquiera la fuerza que ostentaba Regina Duarte en la telenovela del País del Carnaval. Es apenas una caricatura que tiene por chatarra lo más endeble de la sociedad de nuestro tiempo y que busca afanosamente perdurar en la memoria de los peruanos, aunque muestra una inmadurez sencillamente alarmante.

Dina Boluarte, en efecto, revela una edad mental de pocos años- Cuando el país guarda luto por el asesinato de un músico popular,  opta por entonar una canción infantil en lugar de mostrar congoja; para luego -poniendo cara de mala sin ningún esfuerzo- asegurar que está “pensando seriamente” en matar, es decir, restablecer la Pena Capital en el Perú de nuestros días.  
Pareciera que este es otro tipo de reina de chatarra, que se vale de la inmundicia y los desperdicios sociales para administrar una gestión que cae sola porque está podrida por dentro. Ella, y sus colaboradores más inmediatos, ven cómo se derrumba lo poco que han forjado, pero no se dan cuenta que eso ocurre.

Siguen soñando convencidos que este es “el mejor gobierno” que ha tenido en el Perú en el nuevo siglo porque está “presidido” por una mujer, la primera en 14 mil años de historia desde el advenimiento de la primera comunidad humana en el suelo que hoy es el Perú.

Con reflexiones de esa naturaleza no podría sorprender que tuviéramos ministros como los que ostentan el fajín, o “partidos políticos” con notabilísimas figuras que brillan con luz propia en el luminoso firmamento peruano y que son muy conocidos apenas en sus casas.  Gracias a ellos, el Perú está a punto de convertirse en una “primera potencia mundial” (López Aliaga dixi).y recibir vagones de obsequio, que nos costará la friolera de 24 mil dólares.  

Estos magos de la política criolla han dispuesto que se instale en el Perú -otra vez- el “Estado de Emergencia” para combatir el sicariato y la extorsión. Y han procedido entonces marcialmente a disponer que efectivos militares patrullen Larco Mar, el lujoso descanso de la plácida burguesía miraflorina.

Ciertamente más pragmática y expeditiva, la Fiscalía resolvió intervenir el domicilio de los principales sospechosos de estos delitos, y comenzó por la vivienda del ministro del Interior, José Santivañez ¿Cuál de las dos habrá tenido la mejor pista?

Como ocurrió no hace mucho, el titular del portafolio de Córpac será apapachado en medio de aplausos, que le brindarán los otros 17 ministros y la Boluarte. Los 18, serán su paño de lágrimas. Y es que, más allá de las cuestionables decisiones parlamentarias, que pueden variar de un sentido a otro, es muy claro que a ese señor lo censuró el Perú entero.

Lo ocurrido recientemente en Lurín constituyó una prueba palpable de ello. Fue la voluntad ciudadana la que habló en esa circunstancia.    

Para organizar su “trabajo”, esta reina y los suyos han creado un “Cuarto de Guerra”. Allí coordinará acciones y movilizará centenares de efectivos policiales y militares. Pero no será para enfrentar a los delincuentes, custodiar los barrios populares, ni proteger la seguridad ciudadana.

Será para impedir las Marchas que se organicen contra el gobierno, o critiquen a la presidenta. Todo se podrá permitir -dice ella- menos que duden de que “tengo las manos limpias”.

Ese “Cuarto de Guerra” será tan expresivos como el “Estado de Emergencia”, las cirugías “no estéticas”, “la honradez” del régimen o “el Menú” del Congreso.  En otras palabras, una frase sin sentido que servirá para ocultar latrocinios de diverso orden.  

Es claro que para el Congreso lo importante no es tampoco la Seguridad Ciudadana, sino la firma de Fujimori en la Constitución vigente y el cobro de bonos para incrementar los ingresos de los parlamentarios, aunque el tema de la firma del dictador no se sepa dónde colocar, porque la Constitución ha sufrido tantos cambios que -salvo el régimen económico- no se parece en nada a la del 92, que ni Senado tenía.  

Recientemente alguien le preguntó al congresista Bustamante (Fuerza Popular) si no le preocupaba el hecho que fueran asesinadas seis personas cada día, y respondió que no, que esa era una cifra muy baja. Está convencido que debieran morir más. En esa línea, el régimen busca otorgar contenido político a la protesta ciudadana.

Y por eso dice que la movilización popular “es política”. Y más aún, es “Caviar”. Y es que Dina no recuerda el Gabinete “Caviar” de Mirtha Vásquez, que ella integró feliz durante el gobierno de Pedro Castillo.    

En verdad, la convicción de Bustamante, se demostró ya en los tiempos de la Pandemia cuando él y los suyos se empeñaban en rechazar la vacuna contra el COVID.  Gentes de esa calaña forman parte de la troupe que acompaña a esta “reina de la chatarra”.

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